Ramón Clériga
Arguello
I.
INTRODUCCION
Siempre ha
sucedido que individuos o grupos de personas, se han trasladado de un lugar a
otro en una búsqueda de alternativas para su vida y pocas son las personas que
por lo menos en algún período de su vida, no han tenido en algún grado la
experiencia de migración y encuentro con nuevos modelos culturales.
En la
psicopatología de las migraciones (1) se ha descrito la enorme frecuencia y el
incremento cuantitativo de éstos sucesos, los que han sido clasificados sin
profundizar en la existencia de las motivaciones previas a los hechos. Se ha
definido a la migración como la movilidad geográfica de los individuos y se les
ha reunido en cuatro grupos: en el primero ubica a los emigrantes como aquellos
que parten de su país para radicar en otro; el segundo, constituido por los
trabajadores o estudiantes extranjeros que temporalmente van a un país
diferente; en tercer lugar, se encuentran los desplazados quienes viven fuera
de su lugar de origen por razones de índole social o política y por último están
los migrantes internos, que son aquellos que se desplazan en su propio país e
incluso dentro de diversos lugares y estratos sociales en una misma ciudad. En
cuanto a los componentes fundamentales del fenómeno se han descrito dos: el
horizontal, caracterizado por el desplazamiento geográfico y el vertical,
observado a través de los cambios del individuo en cuanto a jerarquías y
status.
En una línea
de investigación creo fundamental abordar el aspecto psicológico de un caso
típico que representa el último tipo de migración al que he hecho referencia,
la migración interna, en su componente vertical.
También es
común que este fenómeno incluya la movilidad social, la cual ha sido definida
(2) como los movimientos ascendentes o descendentes, entre clases sociales de
distinto nivel, o con más exactitud, al movimiento desde un papel social
relativamente general y con significación funcional a otro valorado en más o en
menos. Este movimiento ha de entenderse como un proceso que tiene lugar en el
tiempo y durante el cual el individuo y su familia, pasan de un papel y clase
social a otro, como consecuencia de lo que les ha ocurrido en diversos tipos de
interacción interpersonal.
Actualmente la
movilidad ascendente es altamente valorada; no obstante diversos estudios (3)
muestran que "tiene muchas consecuencias sociales y psíquicas, algunas
evidentes, puesto que no pocos individuos se hunden bajo la tensión de una
continua lucha por el éxito (...). Los que se elevan tienen que dejar atrás
muchas otras personas y lugares; la familia y los amigos de su infancia y
juventud, las formas de pensar y el comportamiento que caracterizó gran parte
de sus primeras asociaciones, para aprender, si pueden, las formas de pensar y
conducirse en su nuevo status".
Los efectos
que la movilidad ascendente pueden acarrear son diversos; así se pone de
manifiesto en un estudio (4), según el cual los miembros de grupos minoritarios
que habían alcanzado el éxito material acusaban un "mal ajuste y padecían
complejos de culpabilidad, autodesconfianza e incluso odio hacia sí mismos,
porque no habían conseguido que se les aceptase en todos los terrenos. Otro
estudio (5), respalda empíricamente la hipótesis esencial de tensión en los
individuos sujetos a incoherencia de status, especialmente cuando la posición
económica lograda no corresponde con otros aspectos de la personalidad.
Estudios
epidemiológicos (6) más profundos muestran que la lucha intensa "por la
movilidad ascendente, podía ser consecuencia de impulsos neuróticos en esencia
producidos por relaciones insatisfactorias iniciales en el grupo primario
familiar y la movilidad conduce a una continuación de relaciones superficiales,
no permanentes junto con otras manifestaciones de mal ajuste emocional".
Otro estudio
corrobora (7) la correlación positiva entre las aspiraciones más ambiciosas y
las relaciones menos satisfactorias con los padres. La conclusión de estos
autores es que el niño que experimenta la sensación de ser rechazado puede
desarrollar dentro de sí un sentimiento de ansiedad que lo impulse a buscar el
éxito mediante la movilidad ascendente y lograr así la satisfacción emocional
que se le negó en la infancia, a través del éxito y la posibilidad de manejar a
otras personas.
No obstante
Bohlke (8) investigó otras manifestaciones de perturbación en familias que
habían logrado una movilidad ascendente, encontrando que la incoherencia de
estratificación influía mucho, y provenía de que "la gente asciende o
desciende en un aspecto de la estratificación, sin que se de un cambio concomitante
en los demás aspectos o dimensiones". En este caso, concluye, el problema
no es tanto de mal ajuste, nacido directamente de la movilidad social, como de
la incapacidad para modificar "los valores" previos durante el
proceso.
Este proceso
de cambio de actitudes es el que está directamente relacionado con la
trasculturación, diferenciándose de la migración, que se refiere al aspecto
geográfico y de la movilidad social que se concreta a la posición de status
socioeconómico.
La palabra
trasculturación expresa mejor los diferentes elementos del proceso de
transición de una cultura a otra, a causa de que ésta no consiste meramente en
la adquisición de otra cultura. Para Fernando Ortiz (9), "lo transcultural
está formado por el doble proceso de desculturación y neoculturación, en el
tránsito de una cultura a otra, como resultado del choque o interacción en un
mismo medio de dos o más grupos culturales".
En el mundo
actual y en nuestro país los fenómenos de migración, movilidad social y
transculturación son cada vez más frecuentes (10, 11).
Estos
constituyen una fuente de múltiples problemas que son de gran interés para ser
estudiados también desde la situación psicoanalítica. Creo que es frecuente
encontrar entre los pacientes, personas en cuya historia existen movilizaciones
geográficas y sociales con componentes horizontales y verticales. Considero que
la posibilidad de la búsqueda de metas y la ubicación, progreso e integración
del individuo en diversas áreas de su vida, es susceptible de comprenderse a la
luz de su historia infantil y de la conceptualización clásica, aclarando que
esta investigación ha tenido un campo reducido y muy definido: el de las
fantasías, sin por ello menospreciar la existencia de influencias sociales
actuales. Este trabajo muestra en un paciente típico su trasculturación,
entendiendo ésta como el proceso psíquico de asimilación e internalización de
nuevos patrones culturales a través del contacto interpersonal del individuo
con un grupo social diferente.
En la presente
investigación hago una revisión de algunos conceptos freudianos y su posible
aplicación al entendimiento de Enrique, mostrando la interrelación entre lo
inconsciente y las vicisitudes de su proceso.
II. MARCO
TEORICO.
S. Freud nunca
escribió de la trasculturación como tema central, sin embargo, es posible
encontrar en su obra una serie de conceptos aplicables a la comprensión de este
fenómeno.
El complejo de
Edipo es el nódulo de la conflictiva estructural humana; la enorme complejidad
de la progresiva elaboración de este descubrimiento es coextensiva a la
historia del mismo psicoanálisis. En este trabajo me limitaré a enfatizar el
lugar que ocupa el Complejo de Edipo en la evolución de Enrique y el alcance
que junto con otros conceptos psicoanalíticos -escena primaria, castración,
seducción, novela familiar, carácter, culpa y superyó- posee para iluminar la
comprensión de un aspecto de la transculturación.
Freud
descubrió que el complejo de Edipo desempeña un papel fundamental en la
estructuración de la personalidad y en la orientación del deseo humano. En el
Psicoanálisis este complejo es un eje de referencia fundamental de la
psicodinamia, mediante el cual se intenta esclarecer para cada individuo, las
modalidades de su planteamiento, resolución y como ello repercute en la
ubicación personal y en la internalización de nuevos símbolos culturales (12).
Freud
descubrió el complejo de Edipo durante su autoanálisis, en el que reconoció en
sí mismo el amor a su madre y los celos hacia su padre, conflictuados con el
afecto que le tenía; así en 1897 (13), escribió a W. Fliess: "la poderosa
influencia de Edipo rey se vuelve inteligible (...) el mito griego explota una
compulsión de cuya existencia todo mundo reconoce haber sentido en sí mismo los
indicios". En esta primera formulación, Freud aludió al mito que se
encuentra en la historia y a las variaciones de lo vivido individualmente.
Desde un principio afirmó su universalidad, tesis que posteriormente reforzó y
de la que nunca se apartó.
En una de las
múltiples facetas de Edipo (14), es posible apreciar su significación
transcultural en las movilizaciones familiares, geográficas y sociales a las
que se vio impulsado: antes de su nacimiento en Tebas el oráculo de Apolo
comunica a Layo que su hijo le robaría su lugar, le advierte sobre la relación
incestuosa con Yocasta y para eludir al terrible destino, le atravesaron los
pies con unos hierros y abandonaron en el monte Citerón; Edipo, después de ser
menospreciado y condenado, fue salvado, llevado a Corinto y adoptado por los
reyes. Siendo ya un joven, cuestionó al oráculo sobre su procedencia y quedó
aterrado al oir que habría de obtener el lugar privilegiado al matar a su padre
y casarse con su madre, por lo que huyó de Corinto abandonando su situación de
favorito. De esta manera es posible ver como Edipo, a través de imponer una
distancia física de los que consideraba sus padres, intentó inútilmente huir de
su destino mediante una pseudoresolución de su conflictiva: horrorizado se alejó.
También es
posible ver que el oráculo coincide con el contenido de sus fantasías
inconscientes, y como es la culpa, lo que le impidió enfrentar la situación y
condujo irremediablemente a cumplir su destino.
Durante su
solitario viaje en la búsqueda de una nueva vida, encontró en una encrucijada
del camino a Layo, luchó con él y venció; resolvió los enigmas de la esfinge y
conquistó a su regreso a Tebas un nuevo sitio; obtuvo la posición de rey junto
a Yocasta. Posteriormente al encontrarse Tebas diezmada e infestada por la
peste, le descubrieron su real historia: mató a su padre y cohabitó con su
madre. Edipo por la culpa se desmorona, se autocastiga, nuevamente se desplaza
y termina trágicamente sus días en Colono, ciego y miserable.
La
universalidad del complejo de Edipo explica la formación de lo que Freud
denominó "Fantasías originarias" que son reconocidas en el
psicoanálisis (15), como organizadoras de la vida psíquica, "cualesquiera
que sean las experiencias personales de los individuos" en sus vicisitudes
edípicas, ya que "el hecho de que generalmente formemos las mismas
fantasías relativas a nuestra propia infancia, a pesar de la variabilidad de
las aportaciones de la vida real se explica por la uniformidad" (16) de
este complejo nuclear. Estas fantasías son parte fundamental del mundo interno,
desde donde se establece la multideterminación y eficacia inconsciente de éstas
sobre la conducta humana.
Freud se
dedicó a sacar a la luz secuencias típicas y escenas imaginarias por medio de
las cuales el neurótico y todo ser humano intenta responder a los grandes
enigmas de su existencia. Al conceptualizarlas, teóricamente señaló que las
fantasías originarias poseen un interés central para la experiencia y la teoría
psicoanalítica. Este trabajo, pretende integrar el papel que posee el complejo
de Edipo, junto con estas fantasías, para determinar en este caso la búsqueda,
la modalidad y la posibilidad de transculturación. Es decir que al margen de
los factores sociales, la fantasía juega un papel preponderante para impulsar o
limitar a Enrique en sus posibilidades de transculturarse.
La escena
primaria es definida como la fantasía de relación sexual entre los padres. En
la "Interpretación de los sueños", Freud (17) subrayó la importancia
de la observación del coito parental como generador de angustia: "Ya he
explicado que esta angustia proviene de una excitación sexual, que el niño, no
es capaz de controlar mediante la comprensión y que sin duda es apartada porque
los padres están implicados en ella."
La experiencia
psicoanalítica condujo a Freud a conceder una importancia creciente a la escena
en que el niño asistió a las relaciones sexuales de sus padres "es un
elemento que raras veces falta en el conjunto de las fantasías inconscientes
que se pueden descubrir en todas las neurosis y probablemente en todos los
niños".
Existen casos
de mi experiencia profesional, en que el sujeto fantasea o ha observado en la
realidad la escena primaria; posteriormente en su transculturación se reeditan
estas fantasías en el momento en que el individuo observa a "otros"
-representantes parentales idealizados- que supone de una posición más elevada,
como poseedores privilegiados de algo que él carece. Esto activa la excitación
y la angustia de castración, que se intensifican proporcionalmente en la medida
en el que el individuo durante su infancia, haya sido objeto de seducción; de
allí que en el momento en que situaciones actuales reactivan esta fantasía, el
sujeto, de acuerdo a sus vicisitudes edípicas (18) puede verse estimulado y
conflictuado en sus posibilidades de inclusión en nuevos ambientes, en la
medida en que al posibilitarse ser parte del "grupo privilegiado"
ello es vivido como la intrusión en la escena primaria.
El niño teme a
la castración como realización de una amenaza paterna en respuesta a sus
actividades y fantasías sexuales, sobre todo teme a la retaliación de sus
deseos e intenciones, lo que provoca una intensa angustia. El complejo de
castración guarda íntima relación con el complejo de Edipo y especialmente con
su función prohibitiva y normativa. Este complejo fue descrito en relación con
las "Teorías sexuales infantiles" (19), en las que el niño atribuye,
en la fantasía, un pene a todos los seres humanos, y por lo tanto, solo puede
explicar las diferencias por la castración.
A partir del
momento en que emerge la fantasía de castración, ésta puede manifestarse a
través de diversos símbolos y el objeto amenazado puede desplazarse a otras
pérdidas como la ceguera de Edipo; también puede deformarse o substituirse por
otros atentados a la integridad física, por ejemplo en el temor a una
intervención quirúrgica o a alteraciones psíquicas, como en el miedo a la
locura postmasturbatoria. Así, el agente paterno puede hallar las más diversas
modalidades de expresión y en el caso de la situación analítica en el drama
transferencial y contratransferencial.
El complejo de
castración se encuentra invariablemente en todo análisis y puede simbolizarse
también en las normas culturales, ya que la fantasía de tener derecho a un
determinado uso, puede llevar aparejada una prohibición y el subyacente temor a
una pérdida. En la amenaza de castración, que sella la prohibición del incesto,
se encarna la función de la "Ley" como instauradora del orden humano,
según se ilustre míticamente en "Totem y Tabú" (20) con la teoría del
padre primitivo, que bajo la amenaza de castrar a sus hijos, se reservaba el
uso sexual exclusivo de las mujeres de la horda.
La castración
juega un importante papel en el caso de transculturación, ya que en la medida
en que las metas intensamente fantaseadas llegan a significar simbólicamente
rebasar al padre y poseer a la madre, el sujeto vive cada logro con gran
ansiedad y la expectativa inconsciente es la amenaza, ante la intensidad del
deseo, se exprese simbólicamente en diversos síntomas, como por ejemplo en
enfermedades psicosomáticas o en la dificultad para la obtención de logros, ya
que el éxito implicaría un vencido -el padre-. La superación del Edipo conlleva
la identificación con el padre que disminuye este temor.
La escena de
seducción ha sido definida como la escena real o fantaseada, en la cual un
individuo, generalmente un niño, sufre por parte de otra persona, casi siempre
un adulto, insinuaciones o maniobras sexuales.
Freud (21,
22), le atribuyó un papel determinante en la etiología de las neurosis, al
mismo tiempo que históricamente se vio inducido a retroceder cada vez más lejos
de su originaria concepción sobre las escenas de seducción traumatizantes,
llegando hasta la enorme complejidad e intensidad de la vida sexual infantil.
El propio
Freud afirmó: "Si bien es cierto que los histéricos refieren sus síntomas
a traumas ficticios, el hecho nuevo es que fantasean tales escenas; es pues
necesario tener en cuenta, junto a la realidad práctica, una realidad
psíquica" (23) y descubrió que estas fantasías servían para disimular la
actividad autoerótica de los primeros años.
Dentro de una
visión de conjunto (24, 25) es necesario enfatizar que hasta el fin de su vida,
Freud no dejó de sostener la existencia, la frecuencia y el valor patógeno de
las escenas de seducción efectivamente vividas por los niños; respecto a la
situación cronológica de dichas escenas (26), hizo dos precisiones que sólo
aparentemente son contradictorias.
En la primera
sostiene que la seducción tiene lugar a menudo en un período relativamente
tardío, siendo el seductor generalmente otro niño de la misma edad o algo
mayor; a continuación la seducción es referida, a una fantasía de un período
más precoz atribuida entonces a un personaje parental. En la segunda, hizo la
descripción del lazo preedípico con la madre, que permite hablar de una
verdadera seducción sexual por parte de ella, en forma de los cuidados
corporales prestados cuando se es lactante, seducción real, que sería el prototipo
de la fantasías ulteriores: "Aquí la fantasía tiene su base en la
realidad, puesto que es realmente la madre la que necesariamente ha provocado y
quizá incluso despertado, en los órganos genitales, las primeras sensaciones de
placer, al proporcionar al niño pequeño cuidados corporales.
Con este
planteamiento, es posible afirmar que algunos elementos esenciales de este
esquema han sido trasladados a elaboraciones posteriores, más adelante Freud
(27) reconoció que con las fantasías de seducción había "encontrado por
vez primera el complejo de Edipo", por lo que es posible considerar a la
fantasía de seducción como una formación defensiva y proyectiva del componente
positivo en el varón del complejo de Edipo, y ver ahí, en él, la traducción de
un dato fundamental: el hecho de que la sexualidad del niño está también
estructurada por la relación entre los padres, de tal manera que, tanto la
seducción realmente vivida, como la fantasía de seducción simbolizan la
actualización del mismo dato.
Desde la
perspectiva de esta modalidad de transculturación, considero de utilidad
articular la teoría de la seducción y la sexualidad infantil, con el
sentimiento de culpabilidad que se genera al realizarse la transformación
propia de la sexualidad adulta. En este caso es posible observar que una
intensa estimulación sexual temprana genera una constante búsqueda de
satisfactores y un gran sentimiento de culpabilidad, mismo que en la vida
adulta de Enrique llega a ser paralizante y dificultar el logro de metas.
En la
"Novela familiar" (28), Freud mostró que entre otros factores, los
impulsos más intensos de rivalidad sexual surgen y se incrementan ante el
sentimiento de ser o sentirse menospreciado a medida que el niño crece y trata
de librarse de la autoridad parental. Progresivamente conoce a otros padres y
debido al resentimiento los considera preferibles a los suyos; estas
experiencias, despiertan en él un sentimiento de inconformidad e inicia una
crítica de sus padres, dudando sobre su propio origen: "tiene la sensación
de que su afecto no es plenamente retribuido y se desahoga en la idea de ser un
hijo adoptivo, fantasía que tiene dos objetivos; el erótico y el ambicioso, y
así el niño se dedica en su imaginación a reemplazar a sus padres, por otros
generalmente de categoría social más elevada".
Cuando la
fantasía originaria de "la novela familiar" no ha sido elaborada,
posteriormente en la vida adulta se presentan diversas situaciones que
reactivan esas angustias infantiles; ello puede ocurrir cuando las personas se
ven sometidas a presiones externas o límites que les despiertan la sensación de
sentirse marginados o excluidos -como en la situación edípica- por lo que
algunos individuos presentan una tendencia a actuar la búsqueda de un sitio que
se supone mejor y diferente; así en algunas situaciones abandonan hogares,
parejas, estudios o trabajos y aún incluso el país o la ciudad de origen,
huyendo, como Edipo, para finalmente debido a la culpa denigrar la nueva
situación y en ocasiones idealizar la anterior.
Freud discutió
algunos tipos de carácter (29); escribió sobre "los que fracasan ante el
éxito", personas que no enferman como resultado de la frustración, sino al
alcanzar el lugar que han ilusionado y por el que han luchado, ejemplificó con
la lucha de una emigrante transculturada: Rebeca quien deseaba deshacerse de
Beata, esposo de Juan Rosmer debido a su intenso anhelo de ocupar en
Rosmerholm, "solar de antigua estirpe", el lugar privilegiado, lo que
la condujo a actuar con gran decisión y lucha, "no inhibida por consideración
alguna".
Al convertir
en realidad su ilusión, el sentimiento de culpa le prohibió aprovechar el éxito
de sus planes; en el mismo artículo se explica que dicha ilusión, consciente o
inconscientemente se deriva del complejo de Edipo y nos muestra como, la
enfermedad se produce en parte como consecuencia del éxito y no de la
frustración, lo que también es posible ver en el historial clínico del caso
Schreber (30), quien enfermó al ser nombrado para un puesto que le significaba
progreso profesional.
Al final de
este mismo trabajo Freud describió a "los delincuentes por sentimiento de
culpa", como individuos que cometieron robos, así como el hecho de que su
ejecución se acompaña de alivio mental en el paciente.
Planteó que
esto se debía a la existencia de un opresivo sentimiento de culpa, de origen
desconocido para las personas; en el curso de sus investigaciones lo encontró
derivado del complejo Edípico, con una reacción a las dos intenciones: matar al
padre y poseer a la madre. El acto delictivo tiene como finalidad el ligar
dicho sentimiento de culpabilidad a un contenido menos amenazante.
El término
sentimiento de culpabilidad (31) es utilizado en psicoanálisis con una acepción
muy amplia, "ha designado un estado afectivo, consecutivo a una fantasía que
el sujeto considera reprensible o a un sentimiento difuso de indignidad, sin
relación con un acto de que el sujeto pueda acusarse". En un sentido más
amplio se ha postulado como un conjunto de motivaciones inconscientes que nos
posibilita para explicar comportamientos.
En la
"servidumbres del yo" (32), se describen las diversas tonalidades del
sentimiento de culpabilidad, desde su forma normal, hasta sus expresiones en el
conjunto de las estructuras psicopatológicas.
Precisando más
sobre los consciente o inconsciente del sentimiento de culpa Freud sostuvo
(33), que se reduce siempre a una misma relación tópica: la del Yo con el
Superyo el cual, a su vez es el heredero del complejo de Edipo: "podemos
adelantar la hipótesis de que gran parte del sentimiento de culpabilidad debe
ser normalmente inconsciente porque la aparición de la conciencia moral está
íntimamente ligada al complejo de Edipo que forma parte del inconsciente.
Resulta así
explicable que el sentimiento inconsciente de culpabilidad es también central
para entender el proceso de migración del logro de metas y en ocasiones la
dificultad para lograr transculturarse.
EL CASO
CLINICO
LA
HISTORIA.
Enrique
solicitó tratamiento a sugerencia de un maestro suyo, tiene 26 años, nació y
pasó sus primeros años en una "ciudad perdida" de la periferia de la
ciudad de México; es pasante de la carrera de comunicación, vive en unión libre
desde hace 4 años con María y actualmente habitan un departamento ubicado en la
colonia Nápoles.
Enrique es una
persona de estatura alta, complexión delgada, da la impresión de no estar bien
alimentado es un tanto descuidado en su arreglo personal ya que parece estar
sucio; usa anteojos, vista ropa sencilla y de regular calidad, la entonación de
sus frases, su acento y léxico distan de ser sofisticados y el volumen de su
voz es bajo; elude el contacto visual conmigo y mira fijamente a su alrededor,
observando con expresión de miedo y asombro mi consultorio.
Dice solicitar
tratamiento por sentir una gran angustia y temor a volverse loco; esto le
sucede desde hace aproximadamente 15 días y lo relaciona con el hecho de que
Tomás su hermano menor fue internado hace algunas semanas en una clínica
psiquiátrica; añade que su padre no puede hacerse cargo de esta situación por
lo que le ha pedido que intervenga, pretendiendo que Enrique ejerza con su
hermano la función de orientador y consejero, como en otras ocasiones en las
que le pedía que orientara a Tomás en sus problemas escolares. Me dice también
que al encontrarse solo en su departamento y recostado en su cama siente una
enorme angustia y miedo ya que siente que las cosas se mueven, lo que
ejemplifica con la sensación de que "la cama y unos libros se mueven"
de manera casi imperceptible lo que le asusta ocasionándole palpitaciones.
Enrique es
hijo de un mecánico especializado quien a estudiado mucho por su cuenta y
obtenido progresos que lo han llevado a ser considerado como maestro en su
campo; lo describe como una persona muy severa, exigente, poco comunicativa y
con quien ha tenido muchos problemas, "me ordenaba que lavara las piezas
de las máquinas y luego él se iba a otro lado"; al nacer Enrique, el padre
dejó de vivir con la familia y fue a trabajar al interior de la República y al
extranjero.
A su madre la
describe como una mujer dedicada "solo a sus hijos", quien estudió
hasta el segundo año de primaria; se refiere a ella como "desorganizada en
los horarios", ya que por ejemplo "cada quien comía lo que había y a
la hora que podía". Desde el nacimiento de su hermana Rocío, 4 años menor
que él, la madre a invertido una enorme cantidad de su tiempo en la atención de
ella, debido a que por una infección cerebral "se quedó un poco
visca" y con algunas secuelas musculoesqueléticas.
Enrique es el
tercero de cinco hermanos; el mayor Francisco, es casado, economista y próximo
a obtener su título profesional; es descrito como muy codo, en algunas
ocasiones ha tenido fricciones con él debido a motivos económicos y pone como
ejemplo que cuando niño, Enrique tomó la bicicleta de su hermano y mientras
compraba algo que su madre le había encargado "se la robaron" lo que
motivó gran enojo en Francisco y en su madre, por lo cual fue castigado y
golpeado; Enrique lo vivió como una gran injusticia desconociendo su
responsabilidad.
Ignacio es el
hermano que le precede, dos años mayor que él, es estudiante de sociología,
militante hipercrítico de izquierda y actualmente tiene problemas escolares
pues debe algunas materias. Con ambos hermanos relata haber sentido una gran
rivalidad, pues desde que eran niños han tenido pleitos y ellos lo han obligado
a "conformarse con menos cosas" aprovechando el hecho de que eran
mayores.
Rocío, su
hermana menor está finalizando sus estudios de profesora normalista; Enrique
expresa sentirse celoso de ella porque su madre le ha dedicado mucho tiempo y
la hecho "la consentida, pus hasta un cochecito le compraron", aunque
también se expresa con cierto orgullo por los progresos académicos de ella.
Tomás es seis
años menor y siempre ha sido para Enrique el más cercano de sus hermanos, no ha
podido progresar más allá de la escuela Secundaria, Enrique se siente culpable
con él y piensa que está enfermo porque "no le ha platicado lo
suficiente" aunque no puede evitar actualmente el ponerle distancia.
Me describe el
clima familiar en que creció como desorganizado, se refiere despectivamente al
lugar físico que vivió hasta su adolescencia, dice que "eran dos cuartos
pelones", sin que hubiera una puerta entre ellos; recuerda que su madre
preparaba una cierta cantidad de comida por la cual todos, incluyendo el padre
peleaban; había alguien que siempre quedaba sin alimento, ya que cada quien
llegaba a diferentes horas, se servían "peleando por la carne" y sin
preocuparse por los demás.
Durante los
primeros cuatro años de su vida en que su padre no vivió en el hogar, ya que
trabajaba fuera de la ciudad, solo tenía noticias de él por el dinero que
quincenalmente enviaba; durante una temporada se dejó de recibir la cantidad
que era indispensable para el sustento familiar, ante lo cual su madre acudió a
la compañía donde el padre trabajaba y encontró con sorpresa que una señora
extranjera estaba registrada como la esposa y que tenían una hija pequeña.
Durante los
primeros cuatros años de su vida Enrique compartió el lecho con su madre y al
regresar el padre al hogar, Enrique fue a dormir con el resto de sus hermanos a
la habitación contigua, desde donde dice haber presenciado las relaciones
sexuales de sus padres.
Relata que a
los cinco años se masturbaba mucho, lo que asocia con el haber sido circuncidado
y con el recuerdo de que su madre le explicó con regaños que el motivo de la
operación eran "las cochinadas" que él hacía, viviendo así la
intervención como castigo.
Se describe
durante su infancia como un niño muy solo quien continuamente trataba de
integrarse a los juegos de sus hermanos mayores, los que siempre "le
hacían menos" durante este tiempo, con frecuencia la madre lo dejaba
encargado durante el día con unos tíos, quienes lo cuidaban mientras ella se
ocupaba de los tratamientos médicos y quirúrgicos de Rocío.
En una ocasión
durante una de estas estadías en casa de sus tíos, estaba solo y fue mordido en
la cabeza por un perro, recuerda con gran angustia y desolación el haber visto
"sangre por todos lados".
Durante su
adolescencia ingresó a la secundaria "era muy tímido y miedoso",
sensación que se transformó al hacerse amigo de uno de los líderes de la
escuela, a quien apodaban "el tranzas", el que le protegió y con
quien a partir de entonces compartió una sensación de poder sobre otros alumnos
incluso sobre el portero de la escuela, a quien aterrorizaban y "robaban
las tortas".
Casi al
terminar la secundaria empezó a destacar en una escuela de artes marciales, por
lo que fue seleccionado para una competencia nacional; para asistir a ella
solicitó a su padre ayuda económica quien se la negó, esto provocó una gran
furia en Enrique y lo condujo a la decisión de abandonar el hogar paterno.
Fue a vivir a
un pequeño cuarto donde "solo había una cama y ratas" y se alimentaba
con lo mínimo. empezó a trabajar como ayudante en un taller mecánico, ahí
conoció a la esposa del dueño del negocio y con ella tuvo sus primeras
relaciones sexuales; poco después al ser sorprendido por el dueño del taller en
pequeños hurtos fue despedido lo que agudizó sus penurias económicas.
Posteriormente
consiguió un trabajo como vendedor de boletos en la taquilla de un cine, ahí de
acuerdo con la persona que recibía los boletos en la entrada los revendía y se
repartían las ganancias; después de un tiempo fue despedido de ese empleo al
descubrírsele. Sin embargo llegó a tener una cantidad considerable de dinero,
la que despilfarraba en parrandas, financiando a sus amigos; De ese mismo
dinero dio el enganche de un terreno en el que construyó un pequeño cuarto que
utilizó para vivir con María; posteriormente rentó ese lugar a un mecánico
quien lo utilizó para poner un taller.
Durante este
tiempo Enrique había ingresado a la Universidad donde se integró con un grupo
de compañeros en donde conoció a María; relata que también logró tener una
especial y cercana amistad con una de ellos a quien apodan "el
chueco" a causa de una fractura antigua mal atendida.
Su vida
universitaria cursó con irregularidades académicas ya que constantemente
reprobaba materias, lo que en ocasiones resolvía mediante su participación en
grupos de estudiantes que utilizaban el enfrentamiento para atemorizar a los
maestros. En esa escuela conoció a un profesor que lo incluyó con sus amigos en
un grupo de investigaciones de mercado; desde entonces dice sentirse apadrinado
por él, ya que le ha conseguido empleos y le ha permitido incluirse en grupos
de un nivel académico, económico y social más alto.
Unos meses
antes de iniciar el tratamiento, con ayuda de su maestro consiguió su actual
empleo como investigador en mercadotecnia en una compañía que vende joyas y por
otro lado realiza estudios de mercado. Dicha compañía es propiedad de un matrimonio
que lo ha becado para tomar cursos de actualización en instituciones privadas.
Con los
resultados de las investigaciones en las que él participa, los dueños asesoran
a diversas empresas gubernamentales; Enrique relata que sus asuntos de trabajo
los trata principalmente con Magdalena, su patrona pues Erick su esposo, viaja
con frecuencia y atiende muchos asuntos fuera de su oficina. Ocasionalmente
Enrique realiza encuestas de opinión por cuenta propia cuyos resultados se
publican con cierta frecuencia en un boletín.
A María su
actual pareja la describe como una persona estudiosa y trabajadora; ella se
hace cargo de una parte substancial de los gastos lo que satisface según él
"su necesidad de independencia".
EL PROCESO
TERAPEUTICO
El análisis de
Enrique ha sido difícil e intenso; ha continuación relataré algunos de los
momentos más ilustrativos del proceso.
Durante las
primeras entrevistas tuve el deseo contratransferencial de protegerlo, ayudarlo
y tomarlo como paciente; con el objetivo de realizar un trabajo analítico
decidí verlo tres veces por semana, por lo que hice una concesión de mis
honorarios, advirtiéndole que periódicamente los ajustaría.
Durante los
primeros meses fue disminuyendo su angustia, asistía, pagaba puntualmente, me
pedía que le aconsejara sobre la situación de Tomás y me solicitaba que le
asesorara al respecto, planteándome incluso la posibilidad de que atendiera a
su hermano; yo le interpretaba su necesidad de que le dijera como hacer sus
cosas; poco después, empezó a manifestarme sus deseos de progresar y me decía
que en realidad quería analizarse porque deseaba llegar a ser un gran
profesionista.
Al iniciar el
tratamiento sentía contratrasferencialmente un gran halago, pensaba que había
tomado un buen "hijo analítico". En varias ocasiones me dijo que su
hermano Ignacio, deseaba también entrar a tratamiento, pero que ponía como
obstáculo su deseo de obtenerlo por menos dinero; yo le interpretaba su
molestia por tener que pagarme y su deseo de que lo atendiera gratuitamente asumiendo
su responsabilidad, a la que el respondía con gran excitación "¡no estaría
nada mal!". continuaba asistiendo y pagando puntualmente y poco a poco el
material de las sesiones fue ocupado por los cursos que tomaba en escuelas
privadas y la envidia que le despertaban "las niñas ricas" que
asistían, lo que manifestaba en frases como "llegan en sus pinches coches
último modelo, unas hasta con chofer" anulaba por completo el contenido de
los cursos y sus asociaciones eran también en torno a la admiración del nuevo
ambiente en que se desenvolvía.
Poco después
el tiempo de las sesiones era ocupado por las invitaciones que le hacía Magda
"la jefa" ya que con frecuencia asistía a reuniones o comidas de
trabajo con los clientes de la compañía y ocasionalmente a cenas en la casa de
Erick y Magda. En el tratamiento, al hablar de las reuniones, empezaron a
presentarse largos silencios y retrasos, se refería al malestar que la
situación le provocaba, con un coraje que iba en aumento, criticaba "los
miles de pesos" que costaban y expresaba su dificultad para integrarse al
nuevo ambiente.
Este es un
fragmento de una sesión de los primeros meses de tratamiento:
Paciente: El
sábado me invitó Magda a su casa, creo que era cumpleaños de Erick, yo no sabía
que hacer, ni como ir vestido, me quede en un rincón como dos horas, me sentía
angustiado, con una presión muy fuerte en la cabeza, como aturdido..., no sabía
quienes eran los que estaban..., ni entendía lo que decían, hasta que Magda y
Giselle, su amiga, me hablaron, solo cuando aparecieron ellas, dije algo... en
la cena me habló un señor y nos pusimos a discutir de cuestiones sociales...,
¡pinche reaccionario!... se creía mucho, estaba bien vestido y hablaba con
facilidad...
Analista: Creo
que en ocasiones no puede hablarme y por eso falta a sus sesiones o llega
tarde, parece que solo cuando le hablo siente que puede manifestar su enojo y
quiere devaluarme.
Este material
es sumamente condensado, Enrique se sintió seducido cuando Magda lo invitó y en
la reunión tenía la sensación de ser un niño, que presencia el mundo de los
adultos, lo que le provocaba angustia y una gran incapacidad para pensar como
en la escena primaria. Enrique empezaba a conocer un nuevo mundo al que siempre
había deseado pertenecer, sin embargo la situación no le proporcionaba el
placer que había imaginado sino una intolerable depresión, convirtiendo en
manía la devaluación de su objeto interno que transferencialmente colocaba en
mí; solo al encontrar a un representante del padre con quien puede pelear, se
tranquiliza.
Pronto empezó
a manifestarse más abiertamente la situación edípica en la transferencia; el
material de las sesiones se refería constantemente con quejas y críticas a las
reuniones escolares y al costo de los eventos sociales de su trabajo. Al mismo
tiempo empezó a actuar esto en el tratamiento y con cierta frecuencia asistía
solamente a dos de las tres sesiones o si asistía a todas, reducía el tiempo
llegando tarde eliminando un tercio de las mismas. Yo lo interpretaba su deseo
de excluir una tercera parte, al tercero, su padre representado por mí,
"el rico" quien tenía el privilegio de tener todo cobrar mucho sin
que ello representara ningún esfuerzo: "usted nomás ahí sentado... ganando
la lana...".
Por este
tiempo empecé a percibir otras expresiones de triangulación edípica; Enrique me
refiere como paciente a Carmen una de sus compañeras de estudio y
simultáneamente empecé a notar que miraba eróticamente a la paciente que
asistía conmigo en la hora previa; contratransferencialmente sentía un temor de
que algo saliera mal.
En una de las
sesiones a la que llegó aproximadamente 15 minutos tarde, me dice:
Paciente: Todo
va bien, sin embargo tengo que salir del problema en que metieron...
(silencio).
Analista:
¿Problema?...
Paciente: Si,
hoy fue a la oficina Giselle, la coordinadora de la Universidad del tercer
mundo, ¿No la conoce?..., es amiga de Erick, me dijo que le dijera a él que
cuando hacía una reunión como la de la otra vez; yo le dije, ¡pus cuando
quieras!, ¡porqué no la armamos nosotros!, me dijo que sí y me propuso que
fuera este sábado a las ocho en mi casa, no se que hacer, me da miedo... mi
casa está medio fregada, nomás se limpia a veces hay periódicos por todos
lados, tendría que gastar miles en comprar cortinas, nomás están los focos
pelones, tendría que arreglarla... (hace un silencio muy largo), no estoy
pensando en usted, sino en como salir de esa bronca, como rajarme, a María no
la conocen, la he presentado como a una amiga, en mi casa faltan muchas cosas,
no es como la de Magda y Erick... nada le falta...
En esta sesión
se trabajó la rivalidad de Enrique con Erick y la fantasía de tener una fiesta
en su casa y como él, a Giselle ahí; al mismo tiempo que se manifiesta el deseo
edípico, se expresa el temor a la castración y por ello ya no sabe "como
rajarse", evade el contacto al establecer la comparación entre los
recursos adultos de Erick y los suyos, "pelones e infantiles".
En una sesión
posterior a la que llega un poco tarde; guarda silencio unos minutos para
después decir:
Paciente:
Perdóneme por no haber venido el viernes, me dieron las anginas, desde hace un
año me han molestado, me acabo de ir a hacer exámenes, pero me dijeron que por
tomar la medicina no me pudieron hacer los análisis... otras veces no me he
atendido, lo que hago es quedarme acostado a que me fluya sin tomar medicina ni
nada.
Analista:
Parece que algo le pasa que no puede atenderse, ni venir analizarse...
Paciente:
Sí... (silencio) desde hace un año un hermano de María me dio unas medicinas,
me dijeron que tenía que hacerme análisis, pero no he hecho nada, ahora si me
voy a atender, estoy bien malo, también del estómago, me arde y me duele a
veces, desayuno... y hasta en la noche vuelvo a comer, a veces tomo una comida
o unos tacos por ahí, a lo mejor a través de sus interpretaciones me curo...
(silencio), tal vez lo mejor es que vaya a comer a mi casa, ya compré unas
lámparas, ¡me está saliendo recaro!, pero Magda me dijo que me van a poner de
subgerente... da chance de contratar algunas gentes para las encuestas en la
calle, metí a mi hermano y cuando pagan... pus me quedo con una lana; arreglar
mi casa me está saliendo recaro, pero ya no me va a dar vergüenza llevar gente
ahí, aunque duele gastar... duele.
Analista:
Aunque le duele gastar aquí, en su análisis, también quiere arreglar sus cosas
de adentro, hace un año que se defiende de ello.
Paciente:
(Silencio) hoy me ofrecieron un aumento de sueldo, yo no se si sea mi
devaluación, pero gano muy poco la gente que acaba de salir de la escuela pide
más, gano muy mal; Erick me preguntó cuanto gano y dijo que era necesario hacer
una revisión.
Aquí yo pienso
en la necesidad de un aumento de mis honorarios y se lo planteo; él habla de lo
que le cobro por sesión, dice que es muy poco pero también añade en tono de
broma:
Paciente:
Debería de cobrarme no como un tratamiento privado, sino como cobran las
consultas en las instituciones.
Al final de
esta sesión me dice que está pensando en el tema de su tesis y que tal vez la
hará sobre lo que quiere comprar o anhela tener la gente que vive en la
frontera, "los que se van como braseros fracasados y se quedan de este
lado". Yo lo interpreto que él quiere que le cobre menos, que trata de
devaluarme, porque piensa que yo no necesito el dinero; me excluye y parece no
estar dispuesto a hacer un esfuerzo pues se considera merecedor de tener lo
mejor, como cuando era él quien dormía con su mamá.
En esta sesión
es posible ver la culpa ante el deseo de ocupar el lugar de Erick en conexión
con la realización de una fiesta y la necesidad de ligarla a un hecho concreto:
el robo del salario del hermano, representante del padre. Nuevamente esto se
expresa en la transferencia por lo que evita el contacto conmigo ante el temor
de la retaliación.
Contratransferencialmente
pienso que le va a ser difícil, tolerar su posible ascenso a subgerente;
también hace alusión a su fantasía de curarse al fluirle la enfermedad acostado
en el diván y su resistencia a tolerar nuevas reglas como el aumento del costo
del tratamiento.
En otra sesión
a la que llega tarde y se encuentra muy deprimido, es posible ver que el
sufrimiento físico cumple la función de evitarle el comprender su conducta y
sus impulsos incestuosos.
Paciente: Hoy
me siento muy mal, tuve mucha calentura tuvieron que llevarme a la doctora del
trabajo de María, casi no he trabajado, pienso acostarme y solo levantarme un
rato por la noche.
Analista:
Hasta que se siente muy mal, es cuando solicita ayuda.
Paciente: Sí,
puede ser que sí, ya no aguanto el dolor de estómago, la doctora dijo que podía
ser de lo mismo y que también el riñón, a lo mejor es el colchón que me
molesta, voy a comprar uno nuevo, ya no voy a hacer la fiesta, ya les hablé
para decirles, les dije que pasen dentro de dos semanas.
Analista: ¿Y
se enfermaba usted en la infancia?
Paciente: Sí,
siempre ha sido mi bronca, a todos mis hermanos los operaron de las anginas
menos a mí, quien sabe que se traía mi mamá... hoy hubo una bronca en la
oficina, se robaron una máquina de escribir, luego hablamos de las edades, que
después de los treinta y tantos ya son ancianos, me dijeron que tenía entre
treinta y treinta y cinco años, me siento mal con tantos achaques a los
veintisiete, como si fuera un anciano...
Analista:
¿Piensa que soy un anciano?
Paciente: Sí,
yo me siento de menos edad de la que tengo, el único achaque que usted tiene es
en los ojos, se le ve los tiene saltones.
Analista:
Parece que lo que piensa de mí se lo guarda y lo deja hasta el final. ¿No será
que el colchón en que se siente mal y quiere cambiar es en el que está acostado
ahorita? y que es como en el que dormía con su mamá...
Paciente: Sí
pero estoy enojado con usted, pues no me cura y quiere cobrarme más.
En esta sesión
también es posible ver la gran excitación sexual que Enrique sintió cuando la
madre seductora lo eligió para "tener calentura" al no operarlo de
las anginas como a sus hermanos. Esto se expresa en un autocastigo a través de
la enfermedad y en su comentario sobre el colchón que le molesta.
Contratransferencialmente yo asocié con el recuerdo de como al inicio del
análisis, él viene a verme porque siente que se está volviendo loco cuando el
padre no era capaz de asumir su lugar y le pide a él que se haga cargo de
Tomás; la cama que se movía simboliza la excitación que sentía cuando dormía
con su madre y era objeto de su seducción.
En otra
sesión, es posible ver como su enorme angustia y culpa paralizantes, ante sus
fantasías de seducción, le impiden alimentarse bien y disfrutar de nuevas
posibilidades al expresar simbólicamente sus deseos incestuosos en el hendir y
tomar la carne:
Paciente: Hoy
me invitó Magda a comer a un restaurante de por aquí se llama creo que "la
Mansión" fue un cliente, Magda me dijo de Erick también iría, pero no se
porque no lo hizo; me sentí muy mal, angustiado... yo no supe que hacer con
todos esos cubiertos que le ponen a uno, casi no podía entender al señor ese,
al cliente; ellos pidieron no se que cosas, yo nomás pedí una carne... era como
bistecs y cuando la tuve frente de mí, me sentí paralizado, yo no podía
cortarla no se porque me invitan.
Analista: Creo
que se siente mal y se paraliza al tener frente a usted los bistecs como cuando
era niño y se comía la carne cuando su papá no estaba.
En este tiempo
contrata a su hermano para un trabajo, con quien hace por primera vez un
acuerdo económico en el que siente que toma en cuenta la opinión de Tomás;
empieza hablar de lo bien que le va y de los ofrecimientos de la compañía para
incluirlo en juntas con los socios extranjeros e ir becado a Estados Unidos o
Francia. Enrique pone pretextos argumentando falta de tiempo. A pesar de mis
interpretaciones en el sentido de que esto tiene que ver con su asistencia al
análisis, continúa con retardos y ausencias eventuales, por lo que le
interpreto su dificultad para tolerar el éxito e incluirse en situaciones que
le pueden significar progreso.
En otro
sesión:
Paciente: No
he podido venir porque he tenido muchas broncas para obtener datos para las
investigaciones que tenemos que sacar, lo que se saque de esto dicen que va a
ser de mucho valor para el próximo presidente, pero tengo que estar ahí, es un
problema la obtención de datos, los bancos de información son un lío... hoy
vengo en un coche último modelo que me prestó una nueva compañera de trabajo se
llama Yosune, es una chica que acaba de salir de la Anahuac; estuvimos en una
fiesta que hubo en la compañía, ella me regaló una copia de su tesis y yo la
acompañé a su casa, me da miedo... creo que es una chava para algo más serio,
no para un ratito.
Analista:
Parece que así piensa usted de su análisis.
Paciente: No
se... puede ser... estuve hablando con Yosune, me dijo que me notaba raro,
empezamos a hablar de la tesis de ella y de las diferencias sociales yo le
dije, ¡yo no tengo porque seguir convencionalismos sociales! Yosune me dijo que
no me quedaba ponerme un traje, que sería como un disfraz... no tengo porque
ponerme un saco prestado como cuando fui a comer al restaurante... "Dos
puertas"...
Analista:
Parece que usted se siente molesto porque quiere y teme ponerse un saco como el
de Erick.
Paciente:
¡Sí!... ¡porque ha de ser de a fuerza!... hoy me lleve a Yosune a comer a la
fonda estaba un poco enojado pero también con miedo, estabamos platicando muy
bien y llegaron unos monos me preguntaron que si esperaba a alguien, con un
poco de miedo les dije que sí, de todos modos se sentaron ahí, ella casi no
comió, me dijo que se sentía un poco mal, cuando nos despedimos ella me dijo
que me esperaba, se me acercó y me dio un beso en el cachete, un beso así, como
los de Magda o los de Giselle, formal, afectuoso, pero de despedida... sería
una bronca el andar con ella, somos muy diferentes, ella es católica, jovencita
e hija de familia tiene toda una serie de valores que me contrastan... me
invitó a tomar un café a su casa, me da miedo comprometerme con ella, tendría
muchos problemas; la bronca sería terminar con María, me da ternura y tengo
miedo de lastimarla y además María me aguanta todo el otro día, después de una
fiesta en la compañía lleve a Yosune a su casa, yo estaba muy borracho
cantando, ¡no me di cuenta de que la mamá la esperaba! me invitó a tomar un
café, yo me sentí comprometido, pero ella dijo que la invitación estaba hecha,
me hice guaje, tal vez un día de estos... pero mejor no iré, a lo mejor me
comprometo, si voy, voy con los cuates del trabajo.
En esta sesión
se trabajó la rabia que Enrique siente por tener que abandonar sus antiguos
valores y costumbres ante su fantasía de progresar y su dificultad al
contrastar los nuevos valores culturales por la culpa que se deriva, debido a
que ello, le significa en la fantasía ocupar el lugar del padre, simbolizado en
su deseo y temor de "ponerse el saco" de Erick y tener una mujer
extranjera como su padre.
A otra sesión
llega con uno de sus frecuentes retardos:
Paciente: Ayer
tuve un problema en el trabajo, Magda me pidió las tarjetas de todos los
empleados, esto es muy reciente, me dio mucho coraje porque también me pidió la
mía, me dijo además que iban a castigar a aquellos que hubieran llegado más de
tres días tarde, yo le dije ¡pus como quieras!, ella me dijo que me había
salvado por un pelito... o sea que uno de mis retardos no había sido mayor.
Analista:
Parece que también le molesta sentirse tratado aquí como todos los demás y
tener que llegar también aquí a la hora que acordamos.
Paciente:
Puede ser... pero de todas maneras me molesta mucho, independiente de que sea
normal o enfermo, yo busco algo diferente y siento que me cambiaron el mensaje;
al principio en este trabajo me dijeron que era por objetivos y ahora me salen
con algo burocrático.
Analista:
Parece que es igual que cuando era niño, cuando su padre llegó y lo pusieron en
otro lugar, usted sintió que le cambiaron el mensaje.
Paciente: Tal
vez sí, pero de todas maneras me enoja...
Analista: Y se
siente con derecho a faltar o de llegar tarde y no respetar compromisos...
Paciente: No,
yo se que hay un compromiso y sea como sea yo le pago.
Analista:
Usted se siente con derecho de hacer lo que quiere y como aquí conmigo, no
tolera que le pongan reglas, es importante que vea como se molesta ante esto...
Paciente: Sí
estoy muy molesto, creo que en el trabajo no me voy a sentir a gusto, además yo
he dado mucho y siempre he trabajado por objetivos... El próximo lunes voy a
llegar tarde al trabajo y no a la hora, Magda me dijo que si podía llegar entre
9 y 9.30 porque íbamos a tener una junta con el gerente de un banco, pero yo no
voy a llegar a tiempo.
Analista: Me
está usted diciendo que no quiere tampoco respetar el compromiso que hemos
hecho aquí. Fíjese como su rabia lo hace agredir llegando tarde aunque se
perjudique ahora que le va mejor.
Este material
muestra con claridad el deseo y el temor de Enrique quien al progresar, intenta
provocar su fracaso; esto y su ambivalencia se ven también sesiones después.
Llega a la
mitad de la sesión, entra al baño y se disculpa por su retraso...
Paciente: El
camión se descompuso, tuve sueños pero no los recuerdo... tengo un problema en
el trabajo, es sobre un proyecto de investigación que hicimos en la compañía
sobre medios de comunicación y que ganó un concurso, no se exactamente que
hacer, se me ocurrió hablar directamente con grupos de gentes pero no se como
medir esas variables... ¡usted no tiene bibliografía sobre eso? o ¿como medir
esas variables o detectarlas?... tengo mucho trabajo fuera de la oficina y me
están pidiendo que le entre más a ese trabajo, en la compañía he estado
trabajando poco, me la estoy pasando reconchudo, me están saliendo negocios y
me están llegando más (todo esto lo dice en tono de queja y
contratransferencialmente me produce coraje).
Analista: Se
da cuenta de que me dice que le está yendo bien con un tono de queja...
Paciente: Ja,
ja, ja, ja...
Analista:
parece que usted piensa que no puede contarme con otra actitud, con gusto lo
bien que le va, porque le implicaría tal vez rebasarme y teme que yo le envidie
y le cobre más.
Paciente: No
lo siento así... tengo miedo de tronar con Yosune al poco tiempo de andar con
ella, por lo convencional, como llegar temprano, yo creo que no le voy a
entrar... dejar a María me haría sentir culpable.
Analista:
Parece que tiene miedo a comprometerse, como por ejemplo aquí, ser puntual o
retrasarse, parece que eso quiere decir con sus dos variables, que si le va
bien, teme por otra parte que la otra variable, su culpa lo haga sentir mal.
Paciente: Es
cierto, no se puede hacer grupo... se me olvidó el dinero, no creo que lo
traigo, si lo traigo, no, no, no lo traigo...
Analista: Esas
son también sus dos variables.
A otra sesión
llega nuevamente a la mitad sin embargo se vislumbra la recuperación de sus
recuerdos:
Paciente: Le
quedó muy bonito el arreglo de su consultorio... Yosune ni se ha molestado, a
lo mejor trato de encontentarla, habíamos quedado que para otra vez ella
invitaba, siento mucha angustia, aunque de momento me siento bien, no se que
hacer... me acuerdo del viaje de mi papá cuando era niño y de sus dos
variables... Magda me dijo que mejor le parara al asunto de
Yosune en
tanto veo que pasa, ella ya sabia todo, hasta me empujó un poco a que anduviera
con Yosune, pienso que no la voy a hacer, mejor voy a dejar de tirar golpes...
(hace un largo silencio) mi papá no estuvo cuatro años, tal vez en esos
primeros años ni siquiera vino porque mi mamá siempre dice que mandaba dinero,
que fue una gente trabajadora y que se superó... una vez no
llevó el
dinero y mi mamá fue a la compañía donde trabajaba mi papá y le preguntaron que
quien era, ella se identificó como la esposa y ahí se enteró de que había otra
señora y una hija... yo me enteré a los 18 años de mi media hermana, mis papás
siempre se peleaban, casi siempre por todo, mi mamá siempre le saca lo del
viaje y mi papá no la pela, una vez después de un pleito mi mamá sacó del
ropero la fotografía de mi media hermana y me la enseñó y yo le dije ¡huy, huy,
si está rebien!.
Analista: ¿A
quién se parecía?
Paciente: No,
no, a nadie...
La sesión
termina con un clima depresivo y una sensación de cansancio, se levanta muy
lentamente y dice:
Paciente:
Estoy cansado de los viajes en el camión.
Analista: De
los viajes y de las dos variables como su papá...
Se presentó un
periodo resistencial caracterizado por ausencias, retardos, silencios
prolongados, aburrimiento y dificultad para pagar; yo le interpretaba el
rechazo para conocerse y el temor de ligarse afectivamente conmigo. En una de
esas ocasiones me queda a deber el equivalente a una sesión y en la siguiente:
Paciente: No
hubo bronca con María, yo llegué el sábado borracho y le pregunté si aún estaba
enojada, ella se fue con su familia a una misa por su papá me dijo que llegaron
tarde su familia ya sabía que yo no voy a esas cosas, ¡ni conocí al viejo ese!,
bueno el domingo si fui un rato y platiqué con su familia; en la fiesta del
viernes una chava me pidió mi coche, se lo di la regué, iba a llevar a Yosune a
su casa, un cuate me tuvo que llevar a dejarla y luego me llevó a mí total...
Analista: Así
evita las cosas, como el pagarme completo, las deja a medias.
Paciente:
Caray, hoy solo es poco lo que le quedo a deber... me siento muy mal, casi no
trabajo, todo el día con Yosuene ahí en la oficina, es de la fregada... bueno
es a todo dar...
Analista: Creo
que así se sentía en el cuarto con su mamá, cuando no estaba su papá, sin poder
pensar...
Paciente:
Puede ser, la cosa es que no se... la bronca es con María, creo que no la
hacemos, me siento entre dos aguas.
Analista:
Igual que su papá con dos mujeres, entre dos aguas y con ninguna...
Paciente: Creo
que sí... mi mamá no se queja del dinero más bien mi papá, mi mamá es muy
gastadora se endroga...
(Contratransferencialmente
me estoy sintiendo enojado)
Analista: Como
usted conmigo...
Paciente: No,
pero si son solo unos cuantos pesos y hay bronca.
Analista:
Igual que entre sus papás.
Paciente:
Sí... bueno ahora hay menos pleitos, antes se decían hasta la despedida por
cualquier cosa, se aventaban la bronca, mi papá tiene ahorros...
Analista: como
usted.
Paciente:
¡Solo tengo cinco mil pesos! y a mí no me pagan puntual ¿y usted cree que gasto
mucho?... yo creo que usted gana mucho dinero...
Analista: Y
por eso está muy molesto y se irrita conmigo, como cuando su papá estaba de
viaje y dejó de darle dinero a su mamá...
Noto que se
deprime, hace silencio y dice:
Paciente: Mi
mamá muchas veces amenazaba a mi papá y le decía ¡hazte tu cargo! un día le
tomó la palabra y le dio el dinero a mi hermana, yo me puse furioso y pensé
¡otra más que friegan!
Analista:
Usted puede entenderlo bien, siente que lo dejaron en el lugar de su papá...
Paciente: ¡A
mi si me fastidiaron mis papás!, no se dieron su lugar, no se... en la compañía
ya no me hago cargo del personal, quieren que tome unos cursos de investigación
y ventas, pero los mandé a la fregada, a la universidad ya no voy, no fui a un
examen que debo, no estudio y así...
Analista: Y
ahora es usted mismo el que se sabotea, no se engancha bien en nada, como
aquí...
Paciente: Sí
así me pasa en todo, entre dos aguas.
Al terminar me
paga. En otra sesión se vislumbra el inicio de un cambio en Enrique y el
reflejo de esto en el tono de voz, sus actitudes y la posibilidad de realizar
comparaciones en lo cultural.
La culpa
conlleva a un intento preparatorio, hay pena ante el objeto que ha sido atacado
representado por el maestro, el padre o el analista lo que permite que surja
material que lo posibilita a apreciar con menos angustia su intenso proceso de
transculturación.
Paciente: Hoy
tengo varias cosas importantes que hablar, estuve hablando con Yosune y venía
lo que era de esperarse me dijo que ella no veía que hiciera nada por separarme
de María y además no directamente, me dijo que había diferencias en nuestra
manera de pensar, maneras de ser... diferencias económicas... pero lo más
importante es que me puso condiciones religiosas, quiere que me vuelva
creyente, que tengamos relaciones sexuales hasta después de casados y por la
iglesia, cosas que a mí... me valen..., tendría que ceder en muchas cosas, por
ejemplo yo no creo en ningún Dios, a las fiestas solo voy a la pura gorra, hay
muchos valores diferentes a los que tendría que ceder... (hace un largo
silencio) hoy al venir pensé que estoy muy enfermo... que con María me siento un
fregón y que la trato a las patadas, son cosas para pensar..., pero también
tengo cosas valiosas que rescatar, entre ¡ya no soy un muerto de hambre!, hoy
al hablar con Yosune sin pleito, tranquilo, veo las cosas de a devis, es algo
diferente al hablar de puro pleito, siento que después de esto me dan ganas de
llorar y dejar a María, yo no se como me ha aguantado, le hago muchos
berrinches, así aprendí...
Analista: Creo
que así se siente aquí con culpa conmigo y con ganas de hablarlo...
(Muy triste
hace un largo silencio)
Paciente: No
se porque, pero quiero separarme... no se si estoy enamorado, siento un gran
vacío, un miedo a la soledad, además temor por la expectativa de la familia de
Yosune... la de su papá y la de sus hermanos, yo pienso que a la familia de
María en dos meses se le pasa... con lo broncos que son... le conté a Yosune
que mi maestro es una persona muy significativa para mí, hace cinco años que lo
conozco, me ha dado muchas cosas, no solo como maestro sino como persona le he
aprendido, hoy fue a la compañía, lo vi demacrado como con veinte kilos menos,
creo que los años no pasan en balde, que es igual que con mi papá, también está
dando el viejazo.
En otras
sesiones Enrique se encuentra en una posición diferente y me generó la
sensación de tener frente a mí a un niño pequeño, que temeroso del castigo por
sus intensiones, curioseaba el cuarto de los padres; también esto permite ir
aclarando la sintomatología del cuadro inicial.
Llega puntual,
un tanto cauteloso y me mira de reojo:
Paciente: El
papá de Magda está muy malo, se está muriendo parece que del corazón, se lo
llevaron de emergencia a Estados Unidos, Magde me dejó a cargo de todo, me dijo
que voy a ser el subgerente, me da miedo..., me metí al despacho de Magda, me
sentí raro, me senté en el sillón me sentía no se... como chiquito me angustié
mucho, sentía miedo.
Analista:
sintió que no era su lugar...
Paciente: Sí,
me regrese a mi cubículo..., ahorita siento palpitaciones.
Analista: Como
cuando era niño y estaba en el cuarto de su mamá.
En la
siguiente sesión:
Paciente:
Estoy preocupado, el contador me dijo que había una bronca, se necesitaban con
urgencia unos papeles.. de no se qué... de un registro de impuestos para hacer
unos pagos antes de mañana, no sabía que hacer, estaban en la caja fuerte que
está en su despacho..., la dejaron cerrada por las joyas, pensé en que si la
abría... no se fueran a enojar, les hablé anoche por teléfono, ¡no se reportaron!...
le estuve dando vueltas al asunto, total, como no se reportaron la abrí, la
forzamos entre varios.
Analista: Creo
que tiene miedo de ser castigado, porque siente que invade un terreno que no es
suyo.
Antes de esta
sesión coincidimos en la celebración de un examen profesional:
Paciente: Me
fui a Ixtapan me estoy yendo los fines de semana y puentes con mi familia
porque mi papá está enfermo y piensan que se va a morir; a mi mamá le salió la
depresión al emborracharse con unas copitas de jerez, dicen que se van a morir,
mi papá tiene dolores en las costillas que se le calman con leche, tal vez no
es tan grave pero piensa en la muerte; (estornuda) me está dando la gripa...
pienso que es necesario que mi papá descanse, mi mamá quiere que deje ya de
trabajar, lo veo muy mal, pienso que cuando joven era de la pandilla de los
cadeneros de la "veinte de noviembre", ¡como es que ahora nos pide
que mis hermanos y yo no nos emborrachemos ni hagamos relajos, si estamos en
las mismas!
Analista: ¿Y
que piensa de la fiesta en la que nos vimos?
Paciente: ¡Ah
caray! ahora si me sacó de onda...
Analista: Me
habla de que estuvimos en las mismas.
Paciente: Me
sentí observado y sacado de onda...
Analista: ¿No
será al revés?...
Paciente: Sí,
como que iba a verlo en vivo, bueno también me gustaron las señoras con las que
usted estaba, son muy bonitas... ¡ni me lo interprete!... sentí mucha
dificultad para hablar...
Analista:
Igual que hoy aquí, no me habla de la fiesta...
Paciente: Me
sentí bien con usted, como amigo y las señoras me cayeron muy bien, se ve que
son unas personas que se relacionan, aunque no las traté, después se fue quien
sabe a donde... (hace un silencio)
Analista: Creo
que pensó que me fui de viaje, como su papá.
Este encuentro
reactiva en la transferencia la situación edípica y el deseo de ocupar mi
lugar. Enrique siente que invadió mi intimidad, pero al ver que existe la
posibilidad de hablar de ello se tranquiliza lo que permite la emergencia de
recuerdos en la siguiente sesión, en relación a sus sexualidad infantil la
escena primaria y sus deseos edípicos; aparecen fantasías de castración que
asocia con el hecho de que fue circuncidado como castigo a sus impulsos
sexuales infantiles:
Paciente: De
la fiesta pensé que usted estaba más relacionado con las personas, yo estaba
ahí solo porque me había invitado mi maestro, estuve con la maestra Steimberg y
la esposa de mi maestro y después con un cuate, con el que "el
chueco" y yo nos pusimos de habladores, yo ya había preguntado por la
esposa de mi maestro y pensamos que tal vez estaba en el examen, pero me
dijeron que no, el chueco y yo pensamos que algo raro pasaba, que algo había,
yo pregunté que si era algo de los sinodales y el dueño de la casa me dijo que
no, el no se enojó, que bueno... sino... hubiéramos seguido igual, mi amigo
dijo que la señora de la casa estaba reguapa y rebuena pa’ la cama y bueno yo
también dije, usted también sabe...
Analista:
¿Cómo las señoras con las que me vio?.
Paciente:
(Hace un silencio)... me siento más aburrido con María a veces también por el
examen de la materia que debo, (hace un silencio)
Analista: Y
con dificultad para hablarme de ello .
Paciente: Creo
que eso sí..., me acuerdo que había dos cuartos en uno mis papás y en otro
nosotros y se oía la cama...
Analista: ¿Y
que pensaba?
Paciente: ¡Ni
era necesario!, ¡ni estaba tan chico!, (hace un silencio)... que rico...
calientito... (hace un largo silencio), en la fiesta me quedé dormido en un
sillón, como hasta las cinco de la mañana, el dueño me despertó y me fui...
Analista: Así
se sintió de niño cuando lo sacaron de la cama de su mamá.
Paciente: Sí,
me calentaba, me masturbaba mucho, mi mamá me dijo cuando me hicieron la
circuncisión y yo pregunté porqué, que era pa’ que dejara de hacer esas
cosas... me calentaba mucho con mi hermana sus amigas y mis primas...
Enrique se
levanta .
Paciente:
Déjeme poner el sweter, me lo regaló Carmen, me queda muy grande pero me está
dando la gripa...
Analista:
Parece que al verme en la fiesta con mis gentes, le revivió cuando de niño veía
a sus padres en la cama y ahora tiene miedo de que yo lo castigue, por eso le
es tan deseado y difícil entrar a un ambiente diferente.
En otra
sesión:
Paciente: Hoy
tuve un sueño estaba en casa del "tranzas" y llegamos a un terreno
muy largo era un cuarto con techo de concreto, ahí se fue a vivir "el
tranzas" con "el chino", iba a ver una boda, yo me metía y me
sentaba, después me acostaba en la cama en el mero centro, después llegaban
varios...había una niña muerta y alguien alto y fuerte con barba, ¡mi papá no
es así!... pero creo que así lo veo... luego había un niño, alguien me decía
hasta que te salió la ternura, no sabía quien esa es una frase muy del
"chavo", mi amigo, luego soñé que estaba en una casa con niños, muy
sucia como una de las casas en las que viví, en la colonia Presidente Ruiz
Cortines... ¡me estoy desviando!... estamos María y yo con mi papá, decía que
allí íbamos a vivir, en otro cuarto igual de sucio y que me iba a poner a
trabajar de ayudante, eran como las diez de la mañana había una persona bien
vestida y comiendo, yo pensaba que era el dueño, mi papá mandaba a alguien a
preguntar al jefe del taller por el trabajo... ¡pensaba que él es el jefe!, me
enojé, pensaba que debería estar trabajando en la compañía, que la estaba regando,
perdiendo el tiempo ahí relegado en un rincón... (silencio).
Analista: Creo
que así se sintió usted cuando llegó su papá, relegado y quiere relegarme a mí,
por su dificultad por expresarme afecto... ternura...
Paciente: Creo
que el que me relego soy yo, en la compañía no hago nada desde hace un mes, no
hay nada de investigaciones, espero que Erick y Magda me digan algo, sino se
hace lo de los nuevos proyectos de investigación voy a renunciar no quiero que
me pongan a contestar el teléfono como recepcionista o a vender joyas, ¡aunque
sea la época!, estoy solo metido en lo de mi tesis, la veo difícil, pero creo
que pronto la voy a hacer, creo que he perdido el tiempo ahí de gato, con
sueldo de gato he descuidado mis negocios personales, ahí en la compañía les he
trabajado de todo como un favor personal, no quiero más de eso, aunque necesito
el sueldo, me es indispensable, pero lo que quiero es ser un profesionista, voy
a ser un buen comunicólogo.
Analista: Creo
que está molesto porque es temporada navideña y sabe que me voy de vacaciones y
quisiera estar conmigo, pero usted se queda trabajando como cuando era niño y
su papá lo ponía a lavar los fierros, él se iba y usted quería estar con él.
Termina la sesión me paga por adelantado y al final le digo: a pesar de su
enojo parece que con su pago me muestra que se le está saliendo la ternura.
Este sueño
condensa la vida de Enrique en él están presentes el colecho, el reencuentro de
sus padres, la escena primaria, el nacimiento de los hermanos, la rivalidad, la
ternura infantil, etc. Sin embargo desde el punto de vista de su
transculturación es importante el cambio de la pelea al afecto lo que es vivido
por Enrique con temor homosexual, ya que teme estarse "desviando",
debido a que en el ambiente cultural y familiar en el que ha crecido la ternura
entre hombres es un afecto que se reprime.
En otro sesión
a la que lo acompaño María:
Paciente: ¿ Y
usted también da clases en la universidad del tercer mundo?... me dijo María...
Analista:
¿También?...
Paciente: Sí,
como mi maestro y sus amigos, hace tiempo pensé en estudiar ahí pero conocí a
los de la carrera de sociología y son muy pedantes, mi maestro les dio clases y
nos pidió que los lleváramos a unas encuestas en la calle, dijo que haber que
si como roncaban dormían, luego algunas veces me invitó a la clase, me caían
mal nunca me pude grabar sus nombres, es como en mi casa, se habla de alguien
por el evento, pero nunca se dicen los nombres a veces se dicen que fulano le
partió la cara a perengano, en mi casa era como una guerra... ahí también,
había una güerita medio flaquita, muchos de ellos tronaron al trabajar en la
calle, al poco tiempo ya no iban, en la clase un güera me tiró la bronca, me
dijo ¡esto es para profesionistas inferiores!, me enchiló, hasta le dije que yo
había trabajado e investigado mucho más que ella, mi maestro me dijo que me
calmara, pero otro de los alumnos me dijo algo igual y le dije: he trabajado
más que tú y a los golpes ahí nos vamos...
Analista:
Cuánta rabia siente cuando se vive como inferior..., así debe sentirse conmigo
ahora que sabe que también yo soy maestro; parece que cuando se siente menos le
entra al pleito; lo que le es difícil es relacionarse con afecto y parece que
es igual conmigo, se quiere ir, tiene miedo de que sus sentimientos no cuentes
aquí...
Paciente: Pus
sí... ¡así aprendí!, donde viví así era y me fregaron hasta que aprendí, en el
grupo de clase con mi maestro, al principio estábamos mezclados entre todos.
Analista:
¿Estaban?
Paciente: Sí,
María, mis demás compañeros de la universidad, y yo, después nos sentamos junto
al maestro y él decía ahora sí se nota quienes son los pobres... me da miedo
hablar... esto no lo digo afuera, me da vergüenza, solo aquí con usted.
En esta sesión
es posible observar el deseo de Enrique de incluirse en un nuevo ambiente y la
tendencia a negarlo y transformarlo en lo contrario, denigra y rivaliza con
todo aquello que supone mejor y diferente, conforme al modelo infantil.
El sentimiento
de inferioridad por su condición socioeconómica durante su infancia, encubre
además los celos y envidia al sentirse devaluado y denigrado por el padre, a
quien la madre prefirió por sobre de él. Esto se manifiesta claramente en la
transferencia en esta sesión al descubrir el paciente mi rol de maestro.
A las siguientes
sesiones asiste irregularmente, me comunica que aprobó su examen pendiente y
sus posibilidades de continuar progresando por lo que iba a renunciar a su
trabajo en fecha próxima, mi apreciación era de que sentía haber tenido un gran
triunfo. En el siguiente material es posible observar su conflicto interno
oscilando que para Enrique es vivido como un triunfo edípico, lo que se
manifiesta maníacamente oscilando con la depresión. También es posible ver como
dentro de su contexto le significaba en su fantasía la posibilidad de acercarse
a mí y como la culpa, le dificulta disfrutar de sus éxitos:
Paciente:
Estuve leyendo un artículo sobre la elección de carrera, Yosune (se había ido
un mes al extranjero) ya regresó, me pasé el fin de semana con María, me gasté
una buena lana en una comida con ella.
Con Yosune ya
soy novio oficial me aceptan pero se me olvidó el otro el día hablarle por
teléfono, así me pasa con frecuencia... hay una nueva secretaria en la
compañía, se me lansa...
Analista:
Quiere decirme que ahora siente tener varias posibilidades diferentes, dinero,
y ni siquiera me llama para avisarme de sus ausencias aquí...
Paciente:
Sí... antes en la secundaria me inhibía, me lansaban los perros y ni me daba
cuenta, "el tranzas" me ayudó, lo estimo mucho aunque sea ratero, el
se quedó ahí...
Analista: Así
se siente conmigo también ayudado en sus momentos difíciles, pero piensa que lo
que le cobro es un robo...
Paciente:
Sí... (lo dice muy conmovido)... tenía un compañero al que le decían "el
toro", platicaba mucho de sus niñas, un beso era lo máximo pero después me
desenganché de él...
Analista:
Igual que en la escuela, el trabajo y aquí cuando falta...
Paciente: De
repente me siento improductivo, a las clases que me pagan en la compañía hace
tres semanas que no voy...
Analista:
Igual que aquí, se engancha y se desengancha como su papá lo hizo cuando usted
era niño...
Paciente:
Puede ser..., creo que sí, igual que mi mamá y mi papá, todos así somos.
Analista:
Parece que en ese enganche y desenganche quiere usted cerrarse puertas con
María, en la compañía, y aquí conmigo. Parece que solo quiere generar molestia,
exige y no corresponde, pareciera que para usted el demostrar agradecimiento y
afecto significa ser homosexual...
Paciente:
¿Cómo está eso?, ¿Qué tiene que ver?, no lo veo así, es probable que con el
dinero... tal vez, ¡pero haber fináncieme!,
(contratransferencialmente
siento que Enrique me reta y asocio con el recuerdo del día que se fue de su
casa porque el padre no le financió su viaje).
Analista: Creo
que se siente como si yo tuviera una deuda con usted, como si debiera de
pagarle algo y que debo financiarlo o de lo contrario me va a dejar, como a su
papá.
Paciente: Creo
que sí, me parece lógico lo que usted me dice, lo entiendo, pero no estoy de
acuerdo... creo que usted es pesimista, bueno... me hace sentir desconfiado con
lo que me dice...
Analista:
¿Siente que le impacta lo que le digo?
Paciente:
¡Cómo no!..., tengo la sensación de que con María la regué, la traté mal y le
he dado poco afecto.
Analista:
Igual que aquí conmigo. (hace un silencio muy largo).
En la
siguiente sesión, Enrique muestra su enorme dificultad para integrarse con
actitud diferente a su análisis y como oscila entre el aprendizaje de las
reglas de su medio cultural e infantil, a través del reto y la incipiente
expresión de afecto, como un paso en la resolución del complejo edípico.
También es
posible ver su manejo defensivo a través del miedo expresión de su ansiedad
paranoide conectada con otra fuente del síntoma inicial, -su temor a volverse
un loco- y como ello le conflictúa en la aceptación de un nuevo valor cultural:
el placer por los libros.
Paciente: En
la oficina no me dieron el aumento de sueldo que pedí, voy a renunciar... como
no tengo dinero, estoy a unas cuantas sesiones de retirarme de aquí, no se me
ocurre nada... no se que vaya a pasar, pero tengo que salir adelante, creo que
va a estar duro...
Analista:
Parece que quiere quedarse sin análisis, sin trabajo y sentirse muy solo y muy
fregado, como cuando se salió de su casa, porque su papá no le dio dinero.
(contratransferencialmente siento deseos de protegerlo de sus actuaciones).
Paciente: (Muy
molesto) ¡digo que va a estar duro, pero no que voy a estar fregado!, había
pensado en decirle que me aguantara un mes más, pero no, tengo que salir solo
adelante, Carmen me ofreció dinero pero no lo voy a aceptar, voy a buscar
trabajo, hacer mi tesis y pedirle trabajo a mi maestro, que me firme el
proyecto como director y haber que...
Analista: Creo
que me quiere dejar a mí y piensan que lo van a adoptar dándole empleo,
dirección de su tesis y además parece que el pedirme ayuda es expresarme afecto
y para usted, eso es ser homosexual, conmigo solo tiene ganas de pelear...
Paciente: No
se... creo que tiene usted parte de razón, pero así aprendí, allá en mi colonia
había que darse a valer y creo que ahora es un reto para mí.
Analista:
Usted piensa que el reto es la única forma de relacionarse y así lo hace
conmigo, si me manifiesta cariño o se retracta de su decisión de dejar el
tratamiento, piensa que se sentiría muy mal.
Paciente:
(Hace un silencio) Creo que sí, hace rato en el café con Carmen y Yosune
hablábamos de comprar unos libros y dije... ¡me enloquezco! y me retracté, me
dio miedo...
Analista: De
que le fueran a decir homosexual...
Paciente:
Sí... no dijeron nada, pero así me sentí...
Analista: Y
teme enloquecer si me expresa agradecimiento y afecto.
Paciente:
Afecto, pus bueno, cariño sí, siempre he tenido dificultad para expresarlo,
allá si se hablaba del sexo... allá si le decía algo a un amigo... se pensaba
mal...
Analista: Y
tiene miedo de que piense mal de usted...
Paciente:
Sí... (hace un largo silencio)...
Analista: ¿Qué
se quedó pensando de mí?
Paciente: En
el café, Carmen y yo decíamos que estábamos enojados, pero que aquí se tiene la
posibilidad de expresar tanta rabia, que a veces se defiende uno y otras
cosas... (hace silencio, me transmite ternura y empieza a llorar).
CONCLUSIONES
En este caso
como en muchos más la transculturación es un proceso psicológicamente
determinado y como tal susceptible de estudiarse desde el psicoanálisis.
Este proceso
implica una gran tensión, una lucha constante y la necesidad de elaborar el
duelo en dos sentidos: primero, en el sentido de la lucha y conquista de
lugares o posiciones a los que personas como Enrique aspiran y segundo en lo
referente al desprendimiento y pérdida de objetos anteriores con el necesario
cuestionamiento de valores.
Desde esta
perspectiva los fenómenos de migración, movilidad social y transculturación en
diversos campos de la vida son una modalidad de expresión, en la vida social de
representaciones psíquicas que tienen su origen en la historia infantil.
Hasta aquí he
planteado que la búsqueda de metas, la ubicación, el progreso e integración de
algunas personas en diversas áreas de su vida son la manifestación de la vida
interna y que en ocasiones el mundo externo es utilizado en estos casos como
una pantalla idónea para reflejar la conflictiva intrapsíquica, la cual puede
ser investigada y comprendida en la situación analítica y revivida en el drama
transferencial y contratransferencial.
Freud no legó
la enorme riqueza de su conceptualización teórica para explicar la conducta
humana. El complejo de Edipo, piedra angular de psicoanálisis, nos proporciona
elementos para explicar el desarrollo y ubicación del individuo. Así desde la
óptica de uno de los múltiples ángulos del mito de Edipo es posible extraer
elementos para la explicación de la necesidad de desplazamiento geográfico, el
establecimiento de distancia física de sus objetos significativos, sus
vicisitudes en la búsqueda de alternativas y los intensos sentimientos que
acompañan a estos actos.
En el caso de
Enrique es posible apreciar la importancia de las fantasías inconscientes como
elementos presentes en su proceso de transculturación. En esta persona el haber
dormido los primeros cuatro años de su vida en el lecho materno, intensificó
sus deseos incestuosos, sus fantasías de seducción y su deseo de salir
victorioso en la lucha edípica; esto explica en parte los síntomas en que llegó
a tratamiento, -una histeria de angustia- que simbolizaba el placer y el pánico
ante la realización de sus deseos edípicos.
En este caso
es posible observar la disposición a repetir su historia, en el hecho de haber
tenido su primera relación sexual durante su adolescencia, con la esposa de su
primer patrón. De la misma manera ya estando en tratamiento vivía las
invitaciones de Martha su jefa como seducción; lo que manifestaba como
ambivalencia, pues Enrique a la vez que lo deseaba, ya estando en las
reuniones, se sentía intensamente angustiado, bloqueado en su capacidad de
comprensión, -como en la escena primaria- y con intensos momentos depresivos de
los que se defendía maníacamente.
Estos hechos
reactivaban su temor a la castración, ante lo intenso de sus impulsos por lo
que la cercanía del objeto deseado le generaba angustia y en ocasiones
parálisis de su capacidad de pensar y el deseo de alejarse como Edipo.
Desde su
infancia, dos acontecimientos más intensificaron su rivalidad edípica: junto
con el regreso del padre, el nacimiento de su hermana, hechos que lo colocaron
en una posición de exclusión intolerable, con la sensación de ser menospreciado
y que posteriormente redundaron en que fuera "adoptado" por sus tíos
como en la Novela Familiar.
Esta situación
se repite con su maestro, sus jefes y al inicio de su análisis. En su constante
búsqueda de lo padre idealizados, se daban encuentros llenos de esperanza que
al verse frustrados lo conducen a devaluar lo presente y a idealizar lo
anterior, para repetir cíclicamente la historia y las fantasías no elaboradas.
En cuanto al
carácter de Enrique, es posible ver en su modo de ser, la búsqueda del éxito
como una necesidad de vencer al padre y de ahí que se manifieste de manera
constante la culpa edípica. Durante su adolescencia tiene logros
significativos, así consigue ser seleccionado como representante para una
competencia nacional, hecho que se sabotea por la pelea con el padre. De la
misma manera logra conseguir trabajos que tiene que abandonar por ser
descubierto en robos.
Estos hechos
son comprensibles a la luz de la descripción de Freud en "Los que fracasan
ante el éxito" y "Los delincuentes por sentimientos de culpa"
así Enrique pudo tolerar durante ese período de su vida la culpa a ligar ésta
no con sus deseos incestuosos sino con sus actos delictivos y la huida.
Igual que en
su vida adulta, la culpa también se manifiesta en sus dificultades para lograr
el éxito y disfrutar de él, ya que cada vez que puede incluirse en situaciones
que le proporcionan la posibilidad de tener progresos en lo profesional, en lo
económico u obtener posiciones diferentes, como el terminar su carrera,
aprovechar y disfrutar de los cursos, etc., provoca inconscientemente
situaciones que le impiden disfrutar del éxito. Así vemos que cuando se le
ofrece la oportunidad de un ascenso y una beca en el extranjero, el sentimiento
y la fantasía de ser el favorito lo llena de culpa y lo conduce a sabotear sus
posibilidades, al resistirse a integrar los límites inherentes al nuevo
ambiente.
En el
tratamiento de Enrique, cada uno de esos aspectos se reviven y explicitan en la
transferencia. Al inicio del tratamiento solicitó ayuda colocándome en la
posición del objeto idealizado y mi sensación contratransferencial fue la de
"adoptar un buen hijo analítico", a quien hice concesiones.
Paulatinamente,
fue expresando su envidia y rivalidad conmigo, posteriormente aparecieron
expresiones de triangulación edípica en lo verbal y en lo paraverbal; el hecho
de excluir terceras partes en sus sesiones, -al tercero, su padre-,
representado por mí como "el rico", su enojo y su deseo de provocar
la misma respuesta de mi parte, fueron también una clara reactivación de sus
sentimientos hacia la figura paterna. Otras expresiones de triangulación
edípica fueron la referencia de una compañera de estudios, las miradas eróticas
con otra paciente mía y su deseo de organizar una fiesta como Erick, su jefe.
Por este tiempo
también me mostró sus deseos de hacer una alianza terapéutica cuando al estar
físicamente enfermo, me expresó su deseo de quedarse acostado a que le
"fluya la enfermedad", lo cual fue obstaculizado, por su intensa
rivalidad, la culpa que de ello se deriva, que para él implicaba el robo del
lugar del padre y por lo que evitaba el contacto conmigo. Esto tiene relación
con su dificultad para tolerar, debido a la culpa los progresos en su
tratamiento.
También
aparecieron los elementos de sufrimiento físico asociados a la excitación
sexual y sus impulsos incestuosos, que transferencialmente evocaba en el diván
y que en su inconsciente relacionaba con los cuatro años que durmió con su
madre.
En el contexto
de la situación analítica y lo estructurante del encuadre pude
contratransferencialmente vivenciar su rebeldía su dificultad para internalizar
los límites y junto con ello las nuevas pautas culturales.
Enrique
provenía de un grupa familiar y social en donde el manejo del tiempo, la
aceptación de acuerdos y los límites como estructura, variaban notablemente;
por ello una parte de Enrique experienciaba este nuevo modelo como exclusión,
en el contexto de la rivalidad y contrastante con la nueva manera de vivir: con
reglas diferentes.
Esta situación
despertaba en mí sentimientos encontrados; transferencialmente me hablaba de
sus dos variables, su deseo de progresar y la culpa, lo que estaba relacionado
con su historia infantil en la que claramente es posible ver el cambio drástico
que implicó el retorno del padre y el nuevo mensaje: el de la exclusión.
Otro fenómeno
importante fue la dificultad para ir explicitando los aspectos resistenciales
manifestados en sus retrasos, ausencias y aburrimiento, que encubrían la
dificultad para comprender y tolerar el significado de sus fantasías y sus
síntomas. Así con una enorme angustia evitaba el contacto conmigo y dificultaba
también el progreso del tratamiento.
Quizá fue el
encuentro fortuito que tuvimos en un evento social lo que permitió que
emergiera con mayor claridad la situación edípica en la transferencia. Así
Enrique fue tomando conciencia de la rivalidad que mi posición le generaba y su
deseo de ocupar mi lugar y poseer "a mis mujeres".
En este tiempo
también manifestó el intenso anhelo de invadir mi territorio y su angustia,
asociando en la transferencia con la escena primaria, sus actividades
masturbatorias y el temor a la castración.
Al disminuir
su angustia, pudo hablar de sus sentimientos y pensamientos con una actitud
diferente que implicó la verbalización y la disminución de las actuaciones.
Pudo empezar a reconocer el que sus relaciones con Yosune y María han
representado sus dos variables infantiles y el sufrimiento que esto le ha
acarreado. Así comenzó a surgir el sentimiento de pena hacia la figura paterna
con la posibilidad de identificación y reparación.
El punto
fundamental, ha estado en la posibilidad de trabajar la transición de la
rivalidad, a la expresión de afecto y agradecimiento lo que ha favorecido lo
identificación con el objeto.
De esta manera
es posible apreciar que para Enrique su intenso anhelo de triunfar conlleva a
la necesidad de un proceso de transculturación. Este anhelo tiene sus bases en
la rivalidad edípica y en demostrarle al padre y a sí mismo sus capacidades.
En la medida
en que el éxito le simboliza rebasar al padre, ello es vivido con gran ansiedad
de castración, con un sentimiento de culpa que ha dificultado la expresión de
sus capacidades para integrar los nuevos símbolos y patrones culturales.
Hasta aquí es
posible ver el largo camino por recorrer en el análisis de Enrique, en el que
la elaboración de sus fantasías y conflictos ha ido permitiéndole a aprender
avances y logros en los que es posible observar como el super yo constituye la
internalización en la desigualdad externa entre el padre y el niño.
Quisiera para
terminar recalcar la difícil labor que debe realizar en la actualidad el
analista para diferenciar lo social en relación al conflicto interno. Es bien
cierto que el signo adquiere significado en función del contexto; Freud (34)
señaló que "en los hechos que constituyen el material del psicoanálisis
nos vemos obligados a prestar tanta atención a las circunstancias puramente
humanas y sociales de nuestros pacientes como a los datos somáticos de la perturbación".
Respecto al
caso clínico he querido resaltar algunos aspectos útiles...
En cuanto al
tema de la transculturación he abordado solo una de sus facetas: la edípica; es
un tema amplio, inquietante y que desborda lo hasta aquí escrito.
Sobre este
tema son muchas aún las preguntas y reflexiones, especialmente ante las
fantasías y los hechos sociales de los cuales formamos parte y que me llevan a
reflexionar sobre la presencia de una venda ideológica que pueda en este
contexto dificultar la práctica del psicoanálisis.
Creo que
existen personas que han crecido en una estructura familiar y un modelo
cultural como el de los marginados ( ) y que enfrentan conflictos agudos al
ingresar a ambientes diferentes en los que el modelo cultural no les es familiar.
En ellos es posible ver que oponen resistencias para mostrar sus problemas
ocultándolos detrás del problema de las diferencias culturales por último creo
que los psicoanalistas para realizar tratamientos exitosos debemos tener la
posibilidad de entender el lenguaje cultural, verbal y paraverbal de las
personas para captar indicios significativos en el tratamiento de pacientes con
características similares a las de Enrique.
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Analisis de un caso de neurosis obsesiva, Obras Completas. Ed. Biblioteca Nueva
Madrid 1973
17 Freud. S.:
La interpretación de los sueños. ob. cit.
18. Freud. S.:
Tres ensayos para una teoría sexual. ob. cit.
19. Freud. S.:
Tres ensayos para una teoría sexual. ob. cit.
20. Freud. S.:
Totem y Tabú, ob. cit.
21. Freud. S..
Comunicación preliminar, ob. cit.
22. Freud. S.:
La sexualidad en la etiología de las Neurosis. ob. cit.
23. Freud. S.:
Historia del moviemiento Psicoanalítico. ob. cit.
24. Freud. S.:
Tres ensayos para una teoría sexual. ob. cit.
25. Freud. S..
Compendio del Psicoanálisis. ob. cit.
26. Freud. S.:
Introducción al Psicoanálisis ob. cit.
27. Freud. S.:
Autobiografía. ob. cit.
28. Freud. S.:
La novela familiar del neurótico. ob. cit.
29. Freud. S.:
Algunos tipos de caracter descubiertos por la labor analítica. ob. cit.
30. Freud. S.:
Observaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia. ob. cit.
31. Laplanche
J. , Pontalis J. B. Diccionario de Psicoanális. Ed. Labor Barcelona 1971.
32. Freud. S.:
El yo y el ello. ob. cit.
33. Freud. S.:
Duelo y Melancolía, ob. cit.
34. Freud. S..
El método psicoanalítico. ob. cit.
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