Hans Saettele
Leído el 31 de mayo 01 en el
ciclo de conferencias "Un siglo con Lacan", UAM-Xochimilco
1.
En esta ocasión se trata de
hablar de Lacan, acerca de la importancia de su obra. Eso no es fácil, ya que
Lacan se fue hace 20 años apenas y en dos décadas, la historia no lleva a cabo
un consenso acerca de una obra que se suele decir "difícil".
Como se sabe, la historia de la
incidencia de esta obra está relacionada con el Seminario, cuyo comienzo hay
que datar de 1951 o 1953 y que duró hasta un año antes de su muerte. ¿Que hemos
aprendido de el? Tratemos de formularlo:
- Hemos aprendido a aplicar los tres registros del ser (simbólico, imaginario, real), para comprender a las maneras del pensar y del actuar como un complejo entretejido de estos registros.
- Hemos aprendido a ubicar la cuestión de la pulsión de muerte de manera distinta: ya no la pensamos, como Freud todavía lo hacia, como teniendo una base biológica, sino que la basamos en una teoría del lenguaje y del símbolo.
- Hemos aprendido a preguntarnos que quiere decir esto de que el inconsciente esta estructurado como un lenguaje (eso podría llamarse la implicación lingüística en el psicoanálisis).
- Hemos tenido que confrontarnos con una ética del psicoanálisis que pone al analista en un lugar que lo obliga a definir su relación subjetiva a la figura de Antígona.
Lacan llego a tener una
incidencia publica importante a partir de los anos sesenta, en particular por
la publicación de los Escritos en 1966 que lo hizo ingresar al conjunto de los
grandes autores del estructuralismo y que lo ubica en la continuación de la
tradición filosófica de la fenomenología.
Tal vez la contribución mas
importante de Lacan sea su revisión de la teoría freudiana de la transferencia.
Puso en marcha un retorno a los diálogos socráticos de Platón y a la cuestión
de la erótica en la Grecia Antigua, abriendo el campo del psicoanálisis a otros
saberes, como p.ej. la historia de la sexualidad y la filosofía antigua.
Actualmente los lacanianos
tenemos que batallar con una densa transferencia cuyo destinatario es el propio
Lacan, cosa que desde fuera de los grupos lacanianos es percibido mas bien como
algo desagradable por los efectos que ha tenido en los espacios de discusión
teórica (¡Los "lacas", con su jerga incomprensible!). Además, y por
supuesto, es decir como era de esperarse, los psicoanalistas lacanianos no dan
muestras de haber podido someter a la palabra la "escena de
dominación" que, lo sabemos desde Nietzsche y Foucault, subtiende la
socialidad. Solo la ruptura con esta transferencia hacia Lacan nos podría
liberar. Pero estamos todavía muy lejos de este momento.
Si uno considera a la historia
del movimiento lacaniano (y no se crea que con leer a Elisabeth Roudinesco, uno
la conoce), dan ganas de hacer el intento de leer esta historia como un
síntoma. Hans-Dieter Gondek, un filósofo lacaniano alemán, en ocasión del mismo
aniversario que nos junta 2, escribe: "Esto (la historia del lacanismo
como síntoma) no lo digo en sentido peyorativo, ya que el síntoma en Lacan
representa una verdad subjetiva, ... lo subjetivo en el psicoanálisis, aquello
que no cesa de impedir el que el psicoanálisis devenga una ciencia objetiva.
Tal vez sea el mérito mas grande de Lacan el haber constantemente insistido en
este punto y el haber hecho un gran esfuerzo de articulación teórica
consistente, sin jamás entregarse a un subjetivismo caprichoso."
El psicoanálisis desde Lacan es
el pensar de la verdad subjetiva del deseo, a la cual solo se accede por el
proceso que Freud bautizo Ubertragung, transferencia, lo cual no es
transmisión, porque esta implicado el verbo tragen, "llevar
sosteniendo". El punto importante no es que el uno sostenga al otro
(algunos quisieran que fuera así, y si es "reciproco" les parece lo
máximo) sino que el proceso de la transferencia es nuestro pobre y tambaleante
sostén ¿Y que es la transferencia? Un efecto del inconsciente.
Como esto es así, el Wo
es war soll ich werden freudiano jamás podrá ser traducido por total
Aufklaerung(esclarecimiento total). Si Lacan se considera a si mismo
situado en la tradición de la Aufklaerung, en el sentido del
racionalismo 3, esto es especialmente interesante pues quiere decir que para
él, Aufklaerungimplica otra cosa que la producción de un espacio
público interno.
2.
Para entrar un poco mas en
detalle y encontrar puntos de convergencia discursiva en esta ubicación general
de Lacan, he pensado en un tema especialmente sensible del trabajo conceptual
que se lleva a cabo actualmente en el discurso teórico acerca de la
subjetividad: el tema de la angustia.
Sé que no necesito justificarme
acerca de esta elección, su importancia es evidente. El interés especifico en
esta ocasión, será el de ubicar el punto de incidencia del pensamiento de Lacan
en el pensar acerca de la angustia, ya que la angustia es, según Lacan en su
seminario del ano 62, el point de rendez-vous, el punto de encuentro.
De quienes? Imaginémoslo un poco como los meeting-points en
una estación de trenes de una ciudad moderna. Podríamos dedicarnos a explotar
las potencialidades de esta metáfora, por el momento, quede sólo enunciado de
esta manera que el campo de la angustia constituido en pregunta es el punto de
encuentro de muy distintas proveniencias y destinos discursivos.
La reflexión sobre la angustia
surge en el momento del seminario diez en los anos 62/634, y remite a la
relativamente compleja historia de los encuentros con Heidegger desde tiempos
de posguerra. Se podría decir que el seminario sobre la angustia es el après-coup del
encuentro con "Sein und Zeit" (terminado en1926 y publicado en 1927,
ano de la publicación de"Inhibición, síntoma y angustia"). La historia
de los encuentros con Heidegger esta descrita en el documentado libro de
Elisabeth Roudinesco 5. Queda como un enigma el hecho de que el libro de
Ruediger Safranski sobre Heidegger no toma en cuenta el encuentro de Heidegger
con Lacan 6
Pero preguntémonos: ¿En que
podría ser heideggeriano Lacan? ¿Qué interés podría tener de por este guru ya
decaído de la filosofía alemana? Además, malfamado por su enigmática posición
en cuanto al nazismo, con su lenguaje acerca del ser tan a menudo objeto de
burla. Sin duda, Lacan encontró en Heidegger a alguien que no dejaba fuera de
su pensamiento algo que es fundamental para el psicoanálisis, y que tiene que
ver con la insistencia de lo subjetivo bajo la forma del afecto de la angustia.
Todos podemos acceder a la manera
de pensar de Heidegger si reparamos en el sentimiento de incomodidad que
experimentamos cuando se habla de angustia de determinada manera, en un
discurso directamente descriptivo. Este tipo de discurso parte de la falsa
premisa de que si bien no podemos responder claramente a la pregunta "¿Qué
es la angustia?", seremos al menos capaces de tomarles la medida a
nuestros estados de ánimo. Claro que tenemos que prestar atención al fenómeno,
pero justamente no en tanto geómetras, sino en tanto fenomenólogos, es decir
como filósofos.
Existe por lo tanto un problema
con la "tematización", en tanto procedimiento discursivo, para la
cuestión de la angustia.
Es cierto que, en la vida
cotidiana, la angustia se presenta como discursivamente ligada, aunque siempre
en una modalidad disruptiva en cuanto al discurso, es decir que aparece (pero
siempre de repente, aunque desde antes temida o anunciada) ligada a nuestros
juegos de lenguaje, en una forma que hace acto, ahí donde la forma hace acto.
El hecho es que irrumpe en los juegos de lenguaje tanto como consecuencia de
los actos precedentes como en tanto causa de los actos en curso.
Este era el problema de
Heidegger: el discurso filosófico se detiene ante la zona de la angustia,
porque al enfocar la vivencia de la angustia, y al tomar la distancia requerida
para dar origen a la actitud proposicional, pierde de vista al objeto en tanto
es una vivencia. Esto es lo que ha sucedido efectivamente en el discurso
filosófico no hay gran cosa antes de Heidegger, sobre la angustia, excepto en
Kierkegaard.
3.
Si bien la angustia tiene esta
historia muy reciente en la filosofía, tiene por otro lado una milenaria
historia discursiva que se inaugura con la aparición mítica de la forma
discursiva de la narración. La narración es la forma discursiva propia de una
zona intermedia, no claramente delimitada: entre la discursividad de los juegos
de lenguaje de la vida cotidiana y el discurso teórico (donde rige la actitud
proposicional). De pasada recordemos que esta es también la dificultad que hay
con la ciencia en el caso del psicoanálisis y en el caso de otras disciplinas:
el Positivismusstreit 7 y la discusión acerca de la
hermenéutica son episodios en la discursividad filosófica que giran alrededor
de la dificultad para incluir esta zona intermedia.
Heidegger nos libero de la
ingrata tarea de la delimitación en cuanto a la ciencia, introduciendo, antes
de fundar su filosofía en "Sein und Zeit", el término critico de la Entlebung (desvivencia),
alejamiento respecto a la vivencia, la vida, lo vital. Con este termino
designaba Heidegger el desconocimiento de la zona intermedia donde se sitúa la
angustia. Ese proceso de la Entlebung fue aplicado por
Heidegger como un diagnóstico a la filosofía de su época, incluso al maestro
Husserl 8. Se trataba para Heidegger de revindicar, para el discurso
filosófico, un campo que el abordaje husserliano de la vivencia no pudo no
filtrar: el de la angustia.
Esa inservibilidad del discurso
teórico para efectuar la puesta en perspectiva del discurso que enfoca a la
angustia (puesta en discurso esencialmente dialógica, por la estructura
temporal de la narración) nos permite una primera ubicación topológica de la
angustia: la sitúa como lo que separa o forma una zona intermedia entre un
dominio mental, el del Staunen 9, del asombro; y otro dominio
mental, ese que la tradición occidental llama logos.
Si Lacan nos ha enseñado algo, es
eso: el trabajo conceptual acerca de la angustia no se detiene en este punto;
antes, a partir de él, sólo puede tomar un camino, en la medida en que se
plantea necesariamente, se instituye en este punto, la cuestión de la relación
con el lenguaje. Y la relación de la angustia al lenguaje consiste en que la
angustia es siempre un fenómeno de borde respecto al lenguaje, aunque funcione en
los juegos de lenguaje como un agente.
Este primer enunciado sobre la
angustia debe ser ilustrado y explorado en el material "clínico", es
decir en los reportes narrativos que la clínica produce. Pero si la lectura que
se habrá logrado hacer del material es válida, es con la condición de que esa
lectura habrá prestado atención a un proceso absolutamente fundamental en la
vivencia de la angustia, a saber una inversión de la relación del sujeto al
discurso.
En efecto, en la vivencia extrema
de la angustia, el sujeto deja de ser productor del discurso y se ve reducido a
un punto de observación que ve venir hacia el su propio logos o
mas bien los restos que quedan de este logoscuando se trata del
tránsito que emprende hacia la zona de la vivencia que llamamos "angustia".
Hace algún tiempo propuse considerar como intento princeps de esta ubicación de
la angustia el relato de Freud en su temprano escrito sobre la afasia, relato
autobiográfico, donde Freud dice que en el momento en el que estaba en peligro
de muerte, vio escrito, en un papel que se agitaba, lo siguiente: "Ahora
se acabo contigo" 10.
Restos de lenguaje, eso es lo que
Freud ve venir hacia él, por eso digo que la relación del sujeto al discurso
está invertida. En todo angustiado hay algo de afásico. La experiencia de la
angustia es una experiencia que golpea al sujeto, lo deja sin aliento 11 y le
presenta, como restos de un naufragio, restos de lenguaje: palabras aisladas,
visiones escriturales, voces sin posición enunciativa ubicable.
Desde luego, la respuesta
freudiana y también lacaniana a esta situación es el desciframiento – de estos
restos. Pero lo que no se debe olvidar es que, gracias a Lacan, el
desciframiento deviene para el psicoanálisis aquella devolución a lo real que
llevo a cabo Heidegger al introducir la angustia al discurso filosófico,
devolución a lo real que Heidegger definió como combate a la Entlebung ¿Y
que le oponía? La valentía, Mut zur Angst 12 lo llama
Heidegger, tal vez "disposición hacia la angustia", casi
"disponibilidad", en el sentido de "tener la valentía".
4.
Freud no quiso "tomar"
nada de la filosofía para construir su discurso. Es conocida su rara relación
con Nietzsche, cosa que se debe a que en su obra ya vio dicho, pero en términos
no-científicos, filosóficos, lo que el mismo tenia que desarrollar bajo la
forma del concepto de Superyó y otros.
Es precisamente en
"Inhibición, síntoma y angustia" donde Freud se deslinda ...no de la
filosofía en si, pero si de los intentos de ponerle "bases
filosóficas" al psicoanálisis, de lo que llama "visiones
psicoanalíticas del mundo" 13. Por eso no puede haber un psicoanálisis
nietzscheano, ni foucaultiano, ni heideggeriano ni nada. No se trata de ponerle
bases filosóficas al psicoanálisis. Y en efecto, Freud refuta esta filosofía
psicoanalítica comparándola con la posición de aquel que niega su angustia:
"Cuando el que camina en la oscuridad canta, niega su angustia, pero no
por ello ve mas claro", cosa que Lacan hará totalmente suya en el
seminario X 14.
Lo que es cierto, es que, el
empirismo de Freud fue su armadura contra la absorción del psicoanálisis por
estas visiones psicoanalíticas del mundo 15. Pero Lacan no hace nada contrario
a Freud cuando inaugura la articulación discursiva entre la filosofía y el
psicoanálisis.
Basta con recordar que este, en
"Mas allá del principio de placer " (1920), al abordar la
cuestión de la muerte como pulsión, defiende el procedimiento filosófico con
estas palabras: "Uno puede abandonarse a un trayecto conceptual, seguirle
la pista para ver hasta dónde nos lleva, solo por curiosidad científica o, si
se quiere, comoadvocatus diaboli...". Y aunque Freud luego expresa
sus dudas acerca de la determinación de estos trayectos conceptuales por, como
dice, "preferencias internas fundadas en la profundidad" 16
que podrían contribuir "sin que se sepa" a alguna especulación
privada; a pesar de ello, me parece, hay que arriesgarse a la construcción de
estos trayectos conceptuales cuando abordamos la cuestión de la angustia. No es
por nada que esta idea de los trayectos conceptuales (Gedankengaenge) su
rja precisamente en la reflexión sobre el mas allá del placer, es decir sobre
la pulsion de muerte. Parece que el psicoanálisis no puede abordar cuestiones
como la muerte y la angustia sin ellos.
La nueva articulación entre la
filosofía y el psicoanálisis a la que ha dado origen el trabajo de Lacan sobre
la angustia le hace decir a Bernard Baas que "la pregunta de la angustia
es la pregunta sobre la cual se juega la relación entre filosofía y
psicoanálisis"17. Esto era desde luego la razón principal para traer el
tema de la angustia a un dispositivo no- clínico como éste. Podemos asistir, en
el movimiento puesto en marcha por Lacan (donde la angustia es instalada en el
lugar del motor del movimiento hacia la verdad) a la puesta en contacto de una
filosofía abierta al tema de la angustia con un psicoanálisis dispuesto a
construir los trayectos conceptuales necesarios para no perder de vista la
vivencia, para no caer en la Entlebung, en la desvivencia. Voy a
dar dos ejemplos de tales trayectos conceptuales.
El primero es el nexo
"angustia y verdad". En la relación entre estos dos términos se
produce la pregunta por la causa de la angustia. Diremos entonces que el campo
de la puesta en discurso de la angustia se genera desde el momento en que la
pregunta por la verdad es idéntica a la pregunta por la causa. Esto tiene como
consecuencia que la angustia ya no sea nunca mas uno de tantos afectos, sino el
prototipo, y con ello indicio certero de que ahí hay una verdad, ubicada en
este "entre" que Kierkegaard señala al descubrir que la angustia está
entre el alma y el cuerpo. "La angustia es lo que no engaña",
dirá Lacan.
El segundo ejemplo es el nexo
"angustia y objeto". Lacan descubrió que el objeto en la angustia no
es otro que el objeto que hay, que opera digamos, en el deseo, es decir en el
fantasma. Si comparamos esto con Freud, la cuestión de la perdida y de la
separación pierde su lugar paradigmático para la explicación de la angustia. Su
crítica es hoy fácil, ya que el mismo Freud, en "Inhibición, síntoma y
angustia", resiste la teoría rankiana de la pérdida originaria objetándole
"la madre no era entonces (para el niño como feto) un
objeto". Pero la construcción teórica en este punto es un trecho
difícil de teoría lacaniana porque implica la teoría del fantasma y del objeto
a, es decir la teoría del deseo en tanto tensión entre la cosa que hace la
falta y el objeto empírico, tensión frágilmente regulada por el objeto en el
fantasma, punto de síntesis 18.También aquí hay una formula pregnante de Lacan:
"La angustia no es sin objeto", en dónde tuvo el cuidado de
añadir: "a condición de que esto no es para decir ni poder decir (como
para algún otro objeto, que no fuera el objeto-causa), de que objeto se
trata."
5.
Preguntémonos para terminar
acerca del nexo "angustia y sexo". Recordemos lo del meeting-point, y
la cuestión se pondrá especialmente interesante.
Se trata de algo importante: de
la cuestión del conocimiento acerca de la región de la sexualidad 19. Aquí, el
psicoanálisis introduce el concepto de "objeto" y se distingue del
abordaje de Heidegger. Alain Juranville insistió en 1994 en este punto, cuando
dijo: " Asi como el Otro absoluto no es el ser porque el
psicoanálisis es primero relación al otro que esta presente, y no a la
presencia anónima e inspirada del ser (N. de H.S.: De ahí la dimensión
sexual del psicoanálisis) así, para el psicoanálisis el objeto no es el
DASEIN de Heidegger, sino objeto para un sujeto, desde el cual se genera necesariamente
el lugar del sujeto" 20.
El giro que Lacan ha producido en
el nexo "angustia y sexo" es el siguiente: desde el seminario X, la
angustia en el sexo podrá ser tomada como indicio, como señal no ya de un
peligro interno (angustia superyoica) sino de un movimiento en el orden del
objeto. Esta nueva teoría de la angustia parte del fantasma y de los procesos
que se desarrollan en el, donde surgen términos nuevos para el psicoanálisis,
como "pasaje del objeto", "descomposición del fantasma " y
otros conceptos, todos ellos para abrir el camino hacia el conocimiento de los
procesos subjetivos que hacen del acto sexual una vivencia en la cual el sujeto
atraviesa la zona de la angustia.
No es nuestra intención
desarrollar hoy mas este punto, pero queremos señalar que es de esta manera
como podemos continuar el trabajo conceptual acerca de lo nos ha sido dado como
tarea explorar, a saber la "angustia de castración".
No extraña para nada ver
aparecer, en el seminario, desde el principio, el término de la "Erotología".
Lacan dice (14 de noviembre de 1962): "¿Dónde habla mejor Aristóteles de
las pasiones? En su libro segundo, la retórica. Lo que hay de mejor sobre las
pasiones esta tomado en la referencia, en la red (filet), en el tejido (réseau)
de la retórica. No es una casualidad. Es pues bien por esto que yo les he
hablado de la red a propósito de las primeras ubicaciones lingüísticas que he
intentado darles. No he tomado esta vía dogmática de hacer preceder por una
teoría general de los afectos lo que tengo que decirles acerca de la angustia
¿Por qué? Porque no somos en este punto (ici) psicólogos, sino
psicoanalistas. No desarrollo ante Uds. una psicosis directa, teórica (aquí
hay error de trascripción, el contexto obliga a sustituir el sintagma
"psicosis directa" por "psicogénesis"; por lo tanto, leo
otra vez)... No desarrollo ante Uds. una psicogénesis directa, teórica, de
esta realidad irreal que se llama psyché, sino una praxis que
amerita un nombre: erotología."
Eso sólo es posible decirlo,
cuando uno se ha desprendido de la idea de que cuando de sexo se trata, todo lo
que tiene que ver con la angustia es efecto del superyó o de
alguna pérdida. Lacan en su seminario ha demostrado que no se trata de esto. En
la experiencia de la angustia, se trata más bien de una sobrepresencia del
objeto en tanto es por esencia objeto parcial, efecto de un proceso en el cual
el sujeto se separa del Otro al mismo tiempo que se separa de una parte de si
que queda capturada en el campo del Otro.
Pero llamar "erotología "
la praxis del psicoanálisis no es sin consecuencias, porque no deja de producir
ese efecto de la Entlebung (desvivencia) que Heidegger le
señalaba a su maestro Husserl. Estudiar exhaustivamente la historia de la
sexualidad (cosa que me parece es de un interés obvio para el psicoanálisis)
tampoco resolverá el problema. Nosotros creemos que será necesario volver a la
idea de que, en la región de la sexualidad, el sujeto tiene respecto de su
cuerpo, una "relación experimental" 21 y que el acceso del
pensamiento al conocimiento acerca de esta relación experimental no pasa, para
el psicoanálisis, por el estudio de las formas históricas de la sexualidad,
sino por la exploración de la vivencia en el acto sexual y con ello de los
procesos de disyunción e identificación entre el sujeto y el objeto-causa,
experiencia que esta por su constitución relacionada con un atravesamiento de
la zona de la angustia.
Notas
1 Leído el 31 de mayo 01 en el
ciclo de conferencias "Un siglo con Lacan", UAM-Xochimilco
2 Hans-Dieter Gondek, Der Advokat Sigmund
Freuds. NZZ 82, 7./8. April 2001
3 En el seminario II, 1954-55, Le
moi dans la théorie de Freud et dans la technique de la psychanalyse, Paris
1978, p. 89, Lacan dice que el pensamiento de Freud es racionalista y que la
formulación de la pulsión de muerte no es un detenimiento ante un irreductible,
un "inefable ultimo", sino un concepto.
4 Jacques Lacan, Le séminaire X,
1962-63, L’angoisse
5 Elisabeth Roudinesco, Jacques
Lacan. Esquisse d’une vie, histoire d’un système de pensée, Paris 1993
6 Ruediger Safranski, Ein Meister aus
Deutschland, Heidegger und seine Zeit, Muenchen Wien 1994
7 Adorno, Dahrendorf, Pilot, Albert, Habermas,
Popper, Der Positivismusstreit in der deutschen Soziologie, Darmstadt Neuwied
1969
8 Ruediger Safranski, op.cit.
p.125
9 Staunen une
los dos rasgos semicos de "admiración" y de "extranamiento"
y es el exacto opuesto de la "Entlebung"
10 "Angustia y Logos",
en Mariflor Aguilar, ed., Limites de la subjetividad, México 1999, p. 73-80
11 Paul Celan, Cambio de aliento,
en Obras completas, Madrid 1999, p. 205-255
12 Safranski, op.cit. , p. 176
13 Sigmund Freud, Hemmung, Syptom, Angst (1926)
14 Sem.X , sesión del 30-01-1963
15 vease por ejemplo "Zur Geschichte der
psychoanalytischen Bewegung" (1914) y "Selbstdarstellung" (1925,
con "Nachschrift zur Selbstdarstellung" de 1935)
16 Sigmund Freud, Jenseits des
Lustprinzips, GW XIII, p. 64
17 Bernard Baas, "L’angoisse
et la vérité", en: Le désir pur. Parcours philosophiques dans les parages de J.Lacan, Louvain 1992
18 Baas, Op. cit. p. 109, para
quien la angustia es la "correlación actualizada de la nada de
significante y de la nada de sujeto".
19 La sexualidad es una de las
tres regiones" que surgen dentro de la dimensión en la cual la acción se
caracteriza por una cierta abolición del otro, otro que tiene existencia solo
como medio (política, pedagogía, sexualidad ), según Guy Lardreau, La véracité.
Essai d’une philosophie
négative, Paris 1993
20 Alain Juranville, Der psychoanalytische
Diskurs nach Lacan, RISS Extra 1, Zuerich 1994, p. 119
21 Nietzsche
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