miércoles, 3 de octubre de 2012

TRATAMIENTOS DESDE LA PSICOLOGIA PARA EL ALCOHOLISMO



Existen distintos tipos de tratamientos de acuerdo a las necesidades de cada persona ya que cada uno es un ser diferente. 
El Método de Fundación Manantiales® es un tratamiento de avanzada y superador del modelo Minessota basado en los doce pasos de Alcohólicos Anónimos (AA) y Narcóticos Anónimos (NA).  
Basicamente es una síntesis de estos aportes, mas los desarrollos de Comunidades Terapéuticas profesionales, las terapias cognitivas- conductuales,  las terapias grupales, el psicodrama, la terapia familiar sistémica, la PNL, el análisis transaccional, la terapia gestáltica y los aportes de las neurociencias y psiquiatría, fusionándolos y mejorándolos, lo que nos permite obtener uno de los porcentaje de recuperación más alto de Latinoamérica.
Por eso, cada tratamiento es planeado tomando en cuenta estas necesidades y los recursos disponibles para cada caso.
Es fundamental lograr un equilibrio entre el ambiente y los tipos de tratamientos, y los problemas y necesidades particulares de cada individuo. De este modo, será posible para cada persona que viene en busca de ayuda tener éxito y regresar a funcionar productivamente en la familia, el trabajo y la sociedad.
Las dificultades que se pueden presentar  en la recuperación son: 

·         Abandono prematuro del tratamiento. 
·         Recaídas
·         Pensamientos desde un esquema de la soberbia alcohólica, de pensar que uno ya está curado 

Los tratamientos además de la terapia de grupos con pares y dirigidas por alcohólicos recuperados, incluyen interconsultas medicas, psiquiátricas y diversas técnicas de probada eficacia como:
Las dificultades que se pueden presentar en la asignación adecuada de las diferentes técnicas son: 
- Abandono prematuro del tratamiento.
Heterogeneidad de la población alcohólica en función de cuatro tipos de variables: sociodemográficas, dependencia del alcohol, de personalidad y psicopatológicas.

TERAPIAS COGNITIVAS
Fundamentos teóricos: Mantiene una concepción psicológica basada en los procesos mentales (el razonamiento, la memoria y la atención) y desde un punto de vista intrapsíquico. Se utiliza para tratar distintas alteraciones psiquiátricas como la ansiedad, la depresión y las fobias.
Objetivos: Modificar las creencias y pensamientos erróneos que los pacientes alcohólicos poseen acerca del consumo de alcohol.
Dependencia Psíquica: La persona siente una urgente necesidad de consumir drogas y, de no conseguirla, experimenta un malestar y una caída emocional. Las sensaciones que obtiene al consumir lo llevan a buscar nuevamente las drogas.
Desarrollo:Generalmente se realizan entre 15-20 sesiones estructuradas, es decir, que tienen un método definido para lograr los objetivos. El proceso psicoterapéutico experimentado por el paciente depende de las necesidades reconocidas por el psicoterapeuta y la metodología. Los tipos de psicoterapias cognitivas más reconocidos son:
·         La terapia de Beck, centrada en los pensamientos negativos automáticos.
·          La terapia de Ellis, centrada en los pensamientos irracionales.
·         La terapia de Beck, centrada en los pensamientos negativos automáticos.
·         La terapia de Illis, centrada en los pensamientos irracionales.
Resultados: Diversos estudios comprobaron que en determinados grupos de pacientes sometidos a esta técnica se puede observar una mejoría, y es especialmente útil para aquellos pacientes que presentan depresiones, fobias o ansiedad.
TERAPIAS COGNITIVO-CONDUCTUALES
También se las denomina “terapias de amplio espectro”. Están destinadas a mejorar las habilidades cognitivas y de conducta para cambiar el consumo de alcohol y mantener la abstinencia. En otras palabras, ayuda a los pacientes a reconocer las situaciones de consumo, evitarlas y enfrentarse a ellas. Es una estrategia terapéutica estructurada, orientada hacia objetivos concretos, y centrada en los problemas inmediatos. Sin embargo, es flexible y adaptable a las necesidades individuales de cada paciente y es compatible con cualquier otro tipo de intervención terapéutica.

Fundamentos teóricos: El alcoholismo es resultado de un proceso de aprendizaje mal adaptado y el objetivo es corregir dicha conducta y reemplazarla por otras más adaptadas. En los últimos 15 años, han aparecido diversas técnicas que varían en duración, contenido, espacio, etc; pero todas utilizan los mismos componentes:

Análisis funcional: se trata de identificar los pensamientos, sentimientos, circunstancias y estímulos externos relacionados con el consumo de alcohol que facilitan el mantenimiento de la enfermedad o inducen a recaídas en el futuro. 
Dependencia Psíquica: La persona siente una urgente necesidad de consumir drogas y, de no conseguirla, experimenta un malestar y una caída emocional. Las sensaciones que obtiene al consumir lo llevan a buscar nuevamente las drogas.
Entrenamiento en habilidades: se enseña, mediante entrenamiento, hábitos más sanos y estrategias de enfrentamiento a los problemas cotidianos de la vida que pueden haber olvidado o nunca aprendido. Al principio, el aprendizaje está destinado a controlar el consumo de alcohol; posteriormente, el entrenamiento se centra en conseguir habilidades interpersonales e intrapersonales.

Objetivos:
Aprender habilidades para mantener la abstinencia.
Identificar las situaciones de alto riesgo o factores precipitantes, tanto internos como externos.
Fomentar el manejo de situaciones dolorosas.
Mejorar el funcionamiento interpersonal.
Cambiar los refuerzos contingentes.

Desarrollo: Es una terapia breve, pues consta de 12 sesiones (de una hora), en las cuales el terapeuta participa muy activamente. El desarrollo de cada sesión está estructurado claramente. Al inicio de cada sesión, se realiza una revisión de las tareas realizadas en casa y una valoración del estado actual; después se pasa a la explicación y desarrollo de un tema (hay temas cuyo desarrollo es obligatorio y otros son de libre elección del paciente). En última instancia se realiza el aprendizaje de habilidades mediante la escenificación de determinadas situaciones.
Resultados: Diferentes estudios han señalado que las personas sometidas a este tratamiento presentan una evolución positiva. Si se compara esta técnica con otras su efectividad es similar o mayor a ellas. Además, esta efectividad se incrementa cuando se añade a otros tratamientos. Es muy útil en determinados grupos de pacientes como personas con trastorno antisocial de la personalidad o con trastornos psicopatológicos asociados, y en pacientes con pocos síntomas de dependencia, así como también en situaciones de riesgo de recaída.

TERAPIAS MOTIVACIONALES
Son intervenciones sistematizadas destinadas a provocar un cambio en los pacientes con problemas de alcohol. Están basadas en los principios de la psicología motivacional, es decir, en que las personas sólo cambian si tienen suficiente motivación (tanto interna como externa) y, en el modelo transteórico del cambio de Prochaska y Di Clemente, según el cual la persona pasa por diferentes fases hasta alcanzar el cambio. Los elementos comunes que componen las terapias motivacionales son:

Feedback: mostrar los resultados y ponerlos en relación con el consumo de alcohol, o bien reafirmar la favorable evolución.
Responsabilidad: mostrar que es el paciente quien tiene que tomar la decisión de cambiar y elegir las posibilidades de intervención para evitar el abandono.
Advertencia: señalar las razones para el cambio y recomendar cómo hacerlo.
Posibilidades: ofrecer varias alternativas para conseguir la abstinencia.
Empatía: dar apoyo, atención, simpatía; todo lo contrario de confrontación, suspicacia y actitud directiva.
Auto-eficacia: mostrar optimismo sobre las posibilidades del cambio.

INTERVENCIONES BREVES

Un problema muy frecuente entre las personas que presentan problemas derivados del consumo excesivo de alcohol es el bajo porcentaje de estos que acude a un servicio solicitando ayuda. Una solución a estas dificultades es la intervención en atención primaria.
Se realizan entre 1 y 4 sesiones de 30-60 minutos. La intervención breve se inicia con una evaluación global del paciente y del consumo de alcohol mediante una entrevista estructurada, cuestionarios, y pruebas biológicas. Luego, se presentan los hallazgos de la evaluación de una manera neutra, objetiva, clarificando los hallazgos y solicitando opinión o parecer al paciente. Posteriormente, se da consejo respecto del consumo de alcohol o se pacta con el paciente el nivel de consumo. Se suele dar material de apoyo acerca de la enfermedad y sus consecuencias.
PREVENCIÓN DE RECAÍDAS

Fundamentos teóricos: Se sostiene que la recaída es un proceso transitorio en la evolución de la enfermedad, no un fracaso terapéutico, y empieza bastante antes de reiniciar el consumo de alcohol. Un aspecto central de este modelo son los factores de riesgo que pueden precipitar una recaída, y las respuestas que el sujeto da a estos factores. Las personas con respuestas ineficaces a estas situaciones experimentarán falta de confianza que, junto con las expectativas positivas por el consumo de alcohol, pueden provocar el mismo consumo generando sentimientos de culpa, que con el efecto positivo del alcohol le inducirá a seguir bebiendo. 

LOS FACTORES DE RIESGO SE DIVIDEN EN DOS CLASES:
Determinantes inmediatos: situaciones de alto riesgo (como estados emocionales negativos) que pueden ser causados por percepciones intrapersonales ante ciertas situaciones, o, como respuestas al ambiente; situaciones de conflicto interpersonal; situaciones de presión social y estados afectivos positivos (celebraciones). Después sucede el desliz (consumo ocasional de alcohol), que puede no conducir a una recaída, pero es un riesgo muy grande. Frecuentemente, después del desliz suelen aparecer sentimientos de culpa, que junto a las expectativas positivas del alcohol, conllevan nuevamente al consumo y finaliza en la recaída. Las personas que atribuyen el desliz a un fracaso personal experimentan ansiedad, depresión, sentimientos de culpa que les puede inducir al consumo de alcohol, pero pueden llegar a pensar que de los errores se aprende. En cambio, las personas que atribuyen el desliz a una incapacidad de controlarse recaen con más frecuencia.
Antecedentes ocultos: como el estilo de vida que lleva el paciente o el nivel de estrés al que está sometido, que pueden conducir a que el sujeto se ponga en situación de riesgo. También determinados factores cognitivos como racionalización, negación y deseo de gratificación inmediata, que pueden provocar mayor vulnerabilidad ante el alcohol.
Relación sin límites, abusiva, invasiva
Objetivos:
Prevenir y anticipar las recaídas.
Manejar adecuadamente una recaída de manera que las consecuencias adversas sean mínimas y sacar provecho de la experiencia.
Buscar un estilo de vida equilibrado y reducir los peligros que afectan a la salud.
Desarrollo: Es una técnica breve, muy estructurada, con un desarrollo de cada sesión perfectamente establecido y muy similar a la técnica anterior. Se asignan tareas para realizar en casa y se realiza la escenificación de diferentes situaciones de riesgo. Hay dos fases; primero se analizan las situaciones de riesgo actuales y/o futuras, y luego, se aprenden habilidades para enfrentarse mejor a esas situaciones. Las estrategias que se utilizan son variadas, pero todas persiguen aprender habilidades de enfrentamiento, conseguir una reestructuración cognitiva y buscar un equilibrio en el estilo de vida del paciente.
Resultados: Los estudios realizados hasta la fecha han comprobado su eficacia tanto en la reducción del número de recaídas como en su intensidad. De todos modos, la tasa de pacientes abstinentes es similar a otro tipo de terapias, aunque el número de días de consumo de alcohol está reducido y la evolución mejora si se añaden psicofármacos u otras modalidades terapéuticas.
TERAPIA DE PAREJA/FAMILIA

Fundamentos teóricos: Es común comprobar que la dependencia del alcohol provoca conflictos de pareja y situaciones familiares complicadas como discusiones, aparición de celos, separación, divorcio, violencia y agresividad. Por otra parte la familia juega un papel importante en el inicio y mantenimiento de esta enfermedad. Las relaciones deterioradas de pareja pueden mantener el consumo de alcohol, pues éste puede tener funciones adaptativas (como facilitar la expresión de sentimientos o el contacto interpersonal). En la abstinencia, los conflictos pueden persistir y pueden precipitar una recaída.
Actualmente, el modelo teórico de abordaje de la familia que predomina es el modelo sistémico que pone el énfasis en las interacciones familiares conocido como “Familia Alcohólica”. La conducta alcohólica puede tener dos funciones: la señal de alarma de un mal funcionamiento familiar y puede tener una función organizadora del sistema familiar y favorecer el mantenimiento del mismo como unidad. Ambos factores pueden suponer una dificultad añadida para la extinción de la conducta alcohólica. A corto plazo, el consumo de alcohol puede tener una función adaptadora en la familia que refuerza el mantenimiento de esa conducta. Posteriormente, el consumo de alcohol, probablemente con matices de dependencia alcohólica, se integra en el sistema familiar afectando a los rituales, solución de problemas y otras conductas específicas de la familia. En este momento, la familia busca y pone en marcha mecanismos de afrontamiento que comprometen su propio crecimiento y desarrollo.
Objetivos:
Eliminar o reducir el consumo de alcohol y apoyar los esfuerzos que el paciente hace para cambiar, para lo cual es necesario cambiar los patrones (pasados o futuros) de interacción relacionados con el alcohol.
Mejorar y modificar el sistema familiar, recuperar relaciones sociales y resolver conflictos.
Mantener la abstinencia.
Desarrollo:
Después de unas sesiones de valoración, tanto de la dependencia como de las relaciones matrimoniales, y en las que pueden surgir algunos inconvenientes (como acudir a la sesión bajo los efectos del alcohol, riesgo de violencia o situación de crisis familiar), comienza la terapia que se desarrolla a lo largo de 10-20 sesiones perfectamente estructuradas. Las primeras sesiones se centran en la reducción y abstinencia del alcohol mediante el establecimiento de un compromiso, en el que se especifican las tareas que cada miembro de la pareja/familia debe realizar y la posibilidad de tomar aversivos del alcohol bajo la supervisión de la familia. Una vez conseguida la abstinencia, las sesiones se centran en las relaciones matrimoniales, marcadas por el resentimiento y miedo al futuro del cónyuge, y culpa y deseo de reconocimiento en el paciente, que pueden ocasionar tensión. Para ello, es necesario incrementar los intercambios positivos (realizar actividades pensando en la otra persona, planificar actividades recreativas conjuntamente, introducir objetos y acontecimientos de significado especial para la pareja) y resolver los conflictos mediante el entrenamiento en habilidades de comunicación, resolución de problemas y cambios de conducta.

Resultados:
Múltiples estudios señalan que es positiva la participación de la familia en el tratamiento del alcoholismo: hay un mejor cumplimiento terapéutico, la evolución es más favorable y, en el seguimiento, las familias “abstinentes” funcionan mejor que las familias de los pacientes alcohólicos que han recaído.
GRUPOS DE AUTOAYUDA

Fundamentos teóricos: La dependencia del alcohol es una enfermedad con componentes emocionales y físicos que puede ser detenida, pero no curada totalmente.
Objetivos: Conseguir la abstinencia aceptando que es una enfermedad crónica y progresiva, que las personas poseen una incapacidad para controlar el consumo de alcohol y que la abstinencia absoluta es la única alternativa. Para ello es necesario saber que se necesita la ayuda de un poder superior.
Desarrollo: Todos los grupos de autoayuda surgen cuando uno o varios pacientes con dependencia del alcohol encontraron que los recursos existentes eran inadecuados a sus necesidades. Todos organizan reuniones con diferentes modelos o formatos; el desarrollo y dirección de la reunión varía ampliamente entre los diferentes grupos. Una parte muy importante de los grupos es la ayuda del compañero o padrino; veterano que ayuda y comparte su experiencia con las personas más noveles.
Resultados: En un estudio comparativo entre terapia de grupo de alcohólicos anónimos, terapia cognitiva y terapia motivacional, durante tres años de seguimiento, los pacientes de los tres grupos experimentaron mejoría de su enfermedad, pero los que acudían a grupos de autoayuda estaban más comprometidos con el tratamiento de su enfermedad.
TERAPIA DE GRUPO

Para muchos autores, la terapia de grupo es el método de elección en el tratamiento del alcoholismo. Sin embargo, no existe una técnica específicamente diseñada para el tratamiento de esta enfermedad; más bien existen múltiples orientaciones teóricas. Hay terapias de grupo de orientación dinámica, psicodrama, terapia emocional correctiva de Ellis, cognitiva-conductual (muchas de las técnicas explicadas anteriormente pueden realizarse en grupo) y grupos de discusión. 

La terapia de grupo puede ser una experiencia de apoyo, terapéutica y educativa, que puede motivar y mantener a los pacientes en abstinencia. Los factores terapéuticos que intervienen son: identificación, comprensión de la influencia que el consumo de alcohol tiene en su vida, comprensión de sus reacciones y de los demás y aprendizaje en la comunicación de sentimientos.
ESTRATEGIAS DE REDUCCIÓN DEL CONSUMO
El objetivo de las técnicas psicológicas, descritas anteriormente, es la abstinencia del alcohol. Algunos pacientes que no reúnen criterios de dependencia, aunque presentan alguno o varios problemas derivados de su consumo, no se han planteado abandonar el consumo de alcohol por lo que es conveniente emplear otro tipo de estrategias como control y reducción del consumo. En estos casos se han empelado diversas estrategias psicológicas como:
Objetivos:
Monitorización del consumo de alcohol: consiste en el registro del número de unidades de alcohol consumidas en cada ocasión, junto con el cálculo del total semanal. Hay que señalar la duración del período de consumo, así como otras circunstancias como situaciones en las que éste se realizó, compañías, consecuencias y si utilizó alguna estrategia de reducción del consumo.
Establecer objetivos específicos para reducir el consumo: Aunque los objetivos los debe poner el paciente, puede ser útil dar orientaciones como:
  • Número máximo de unidades por semana.
  • Número de días de abstinencia a la semana.
  • No consumir en situaciones de alto riesgo.
  • Frecuencia del consumo en cada unidad de tiempo.
  • Reducir o cambiar el tipo de bebida.
Utilizar técnicas cognitivo-conductuales para aprender a responder de forma diferente en situaciones de riesgo y modificar el consumo.
Fuente: http://www.manantiales.org.uy/alcoholismo_tratamientos.php

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