lunes, 19 de septiembre de 2011

El constructivismo y la psicoterapia




El constructivismo es una forma determinada de entender al ser humano y la realidad, que a pesar de que tiene sus orígenes en la remota historia de la filosofía, no ha alcanzado su mayor relevancia en las teorías psicológicas hasta la década de los 80.  Toda teoría científica es un producto del lugar y de la época en que se desarrolla, el constructivismo es un fruto de la postmodernidad actual, que en el campo de la psicología, supone la superación de los sistemas teóricos racionalistas y dejar de lado  la metáfora del hombre como un ordenador que mantienen las teorías cognitivas clásicas.
El estudio no mecanicista de los procesos mentales permite proponer una alternativa constructivista de los conceptos de realidad, objetividad y verdad. A grandes rasgos el constructivismo propone que el ser humano construye su conocimiento acerca del mundo que le rodea, es decir, la realidad cambia según el punto de vista de quien la mira, no podemos acceder directamente a la realidad sino que es interpretada según la persona que la percibe, en función de sus esquemas personales, sociales y culturales, se habla entonces de la realidad inventada.
Según define Paul Watzlawick, al hablar de realidad se debe diferenciar entre aquello que percibimos a través de  nuestros sentidos, y el significado que atribuimos a esas percepciones. Así denomina realidad de primer orden a todo lo que nuestros sentidos nos alcanzan, mientras que el sentido, significado o valor que otorgamos a esas percepciones constituyen la realidad de segundo orden.
Esta posición filosófica se mueve en el campo de las posibilidades humanas más que en el de las certezas establecidas y se opone a la postura tradicional, el objetivismo, que mantiene que la realidad se presenta directamente en la mente del individuo, el cual recibe de forma pasiva los estímulos del entorno y que el conocimiento es una aproximación sucesiva de datos sobre una verdad única y absoluta.
Existe una variedad de teorías psicológicas y enfoques de psicoterapia que se basan en las ideas constructivistas,  pero todas tienen en común una visión del ser humano como un agente activo que construye y da sentido a su experiencia según su propio patrón que constituye y da forma a su identidad como persona.
Desde esta perspectiva los pensamientos, las emociones, las acciones y los síntomas psicopatológicos son fenómenos psicológicos que ocurren en el proceso de dar un significado a la realidad que os rodea.
Mientras que los objetivistas se centran en la exactitud de sus teorías, los constructivistas se centran en la utilidad de sus modelos, en la intervención psicoterapéutica racionalista, los problemas son vistos como déficits y disfunciones que deben ser controlados y eliminados, las emociones intensas y negativas son un problema causado por el pensamiento irracional y la relación terapéutica implica una instrucción técnica.
Por contra  la perspectiva constructivista se basa en la visión de los problemas como discrepancias entre la tensión ambiental y las capacidades de la persona en ese momento, las emociones son una forma de conocimiento que se debe  explorar y la relación terapéutica proporciona un contexto seguro en el que se pueden desarrollar formar alternativas de relación con el mundo y con uno mismo.
Una fundamental diferencia entre estas dos concepciones es el uso y la importancia otorgada al diagnóstico. Desde una postura objetivista la psiquiatría dedica sus mayores esfuerzos a diagnosticar de acuerdo a unos parámetros previamente establecidos y supuestamente universales como el DSM, el manual de diagnósticos de los trastornos mentales creado por la Asociación Americana de Psiquiatría. Para las posiciones más ortodoxas de esta concepción, el diagnóstico es un objetivo, algo imprescindible para llevar a cabo el trabajo terapéutico.  
Por contra  desde una óptica constructivista, el encasillar a una persona dentro de una categoría diagnóstica, es algo que estigmatiza y puede hacer enquistar la sintomatología haciendo que la persona se construya a sí misma en función de esa descripción y actúe como determina dicha etiqueta.  El diagnóstico pauta y restringe la mirada del clínico estrechando su perspectiva, además de que parece no tenerse en cuenta el demostrado hecho de que, si se interacciona con alguien pensando que tiene una determinada patología se encontrarán los indicios que confirmen la idea de partida.
El diagnóstico clínico ha de ser una orientación para el profesional con el fin de planificar la intervención, es además una forma de facilitar la comunicación entre profesionales y ha de ser utilizado como una guía para el proceso y no para el encasillamiento del cliente, como algo que abre caminos en lugar de cerrarlos.

Psicología de los Constructos Personales

Una breve introducción
En 1955 George A. Kelly presentó en su voluminosa obra The Psychology of Personal Constructs (1.214 págs) un proyecto de psicología alternativa de corte fenomenológico asentada sobre bases epistemológicas constructivistas. Su teoría de los procesos humanos integra en un mismo lenguaje áreas tradicionalmente separadas como percepción, memoria, aprendizaje, pensamiento, lenguaje, motivación, emoción y personalidad. Además propuso una metodología de evaluación y un enfoque terapéutico muy innovadores. Sin embargo, esta teoría no ha tenido una recepción apreciable hasta finales de los años setenta. Desde entonces se va consolidando un movimiento internacional de científicos y profesionales de diversas áreas que van desarrollando este enfoque en sus múltiples aplicaciones. Existen diversos factores que han favorecido esta consolidación. Entre ellos cabe destacar la coincidencia de la postura kelliana con un movimiento, el constructivista, de carácter netamente interdisciplinar configurado por la Física cuántica, la Cibernética y la Biología, entre otras disciplinas, que ha tenido un cierto impacto en la Psicología de la Personalidad, Social y Cognitiva; y que tiene un paralelismo importante en la obra constructivista de Piaget (ver Feixas y Villegas, 2000).
Kelly denominó su posición epistemológica básica Alternativismo Constructivo. Considera la realidad como algo que no se nos manifiesta directamente sino a través de nuestros Constructos Personales, lo cual prevé el hecho de que una misma situación pueda ser vivida de formas bien distintas, idiosincráticas, por distintas personas. Implica también, y esto tiene importantes repercusiones terapéuticas, que una persona no es una víctima de la realidad, sino de su construcción de esa realidad. El sufrimiento humano sobreviene a menudo a causa de que los constructos del individuo no son adecuados para anticipar la realidad y es necesario sustituirlos por otros más útiles (nótese que no decimos "más verdaderos" o "más reales"). La Teoría de los Constructos Personales se estructura en once corolarios que desarrollan un postulado fundamental según el cual los procesos de una persona se canalizan psicológicamente por la forma en que anticipa los acontecimientos. Mediante el Constructo Personal, es decir, la captación simultánea de similitud y diferencia entre acontecimientos, la persona comprende la realidad y anticipa el futuro. Esta doble dimensión del Constructo Personal, la integrativa y la predictiva, lo constituyen en predecesor de los esquemas o "scripts" de la Psicología Cognitiva. Desde esta perspectiva el ser humano es como un científico que pone a prueba sus hipótesis (constructos), que se ven validados o invalidados en aquello que Kelly considera un experimento personal continuado: la conducta. Este proceso de cognición no es meramente cognitivo (ni consciente), sino que gobierna y afecta de forma holística todas las facetas de la actividad humana orientada, según Kelly, a la anticipación de acontecimientos y a la mejora de la capacidad predictiva del sistema de construcción del individuo.
El Constructo Personal
Como se puede ver la noción de constructo personal es clave. Consiste en la captación de una diferencia (dato primario de la experiencia y unidad mínima de conocimientos), lo que implica a su vez la captación simultánea de una similitud. Juan conoce a Ana y la construye como "amable", como opuesto a "desagradable". Ello implica captar la similitud de Ana con otras personas conocidas anteriormente por Juan que habían sido construidas como desagradables. Esta captación no es necesariamente consciente o verbalizable, sino que es personal e implica a todos los sistemas del organismo, y no necesariamente se ubica en lo cognitivo. Los constructos son dimensiones bipolares de significado que constituyen el conjunto estructurado del conocimiento que tiene el individuo para entender y anticipar su mundo de experiencia. Así el constructo tiene la doble función de procesar la información que llega a los sentidos y de anticipar los acontecimientos futuros. Los constructos se organizan en un sistema jerárquico en el cual hay constructos supraordenados que juegan un papel central en la construcción del self y en la organización de todo sistema. Estos constructos nucleares definen la identidad del individuo, y dan sentido a sus acciones y sentimientos. La prospectiva de cambio en estos constructos genera sentimientos de amenaza y posibles resistencias. Todo cambio tiene que ser mínimamente coherente con este sentido de identidad, a no ser que se modifique la estructura nuclear.
La evaluación de los Constructos Personales puede realizarse mediante entrevista (p.ej., rejilla, técnica de escalamiento) o mediante textos (p.ej., autocaracterización, diarios). G. Neimeyer (1995) ofrece una visión muy practica y exhaustiva, a la vez, de los métodos constructivistas de evaluación, que por fomentar el autoconocimiento pueden considerarse también, en su mayor parte, de intervención.
Terapia de Constructos Personales
Tremendamente coherente con la teoría y la evaluación es la concepción kelliana de la terapia. La relación terapéutica está gobernada por la "actitud crédula", la cual supone tomar el sistema de constructos personales del cliente tal como se manifiesta. Se toma lo que se dice como punto de partida y reconocimiento de que sus palabras y conducta (manifiesta y simbólica) poseen un valor y dignidad a respetar. La "resistencia" y otras defensas son concebidas aquí como un gesto auténtico de preservación del propio sistema ante el señalamiento de un punto vulnerable a elaborar; el sistema no soporta el tipo de reflexión que le sugiere el terapeuta y conviene por tanto preservar sus estructuras nucleares. El clima que pretende crear el terapeuta es el empiricismo colaborativo según el cual cliente y terapeuta diseñan conjuntamente "experimentos" para poner a prueba las hipótesis (constructos) del cliente. El psicoterapeuta ayuda al cliente a evitar que sus iniciativas se vean truncadas. Kelly, en su artículo titulado "Behavior is an experiment" (1966b/1970; Feixas, 2001), considera la conducta (acción, actividad) como un experimento en el cual se están poniendo a prueba algunas hipótesis (constructos). Esto tiene algunas implicaciones para el proceso terapéutico. Kelly diseñó algunos "experimentos" con sus clientes para poner a prueba algunos de sus constructos como forma de promover el cambio, como en la técnica del rol fijo. La conducta es, así, la variable independiente y el proceso de construcción es el objetivo del cambio. Pensamos que este mismo mecanismo está implicado en algunas de las prescripciones de los terapeutas sistémicos y conductuales, aunque teóricamente no lo justifiquen de esta manera.
El cliente ve al terapeuta con sus constructos que inevitablemente son fruto de su experiencia pasada. El terapeuta actúa como agente validador, proporcionando un delicado equilibrio entre validación (más preponderante en los momentos inidicales) e invalidación (para aquellos constructos que resultan problemáticos). El terapeuta acompaña al cliente tras la invalidación y el consiguiente proceso de reconstrucción que conlleva.
Las técnicas de intervención se interconectan con la conceptualización del problema. Si el cliente requiere rigidificar su pensamiento se le anima a registrar sus pensamientos y reacciones emocionales, a revisar su lógica, a poner a prueba determinadas hipótesis, etc... En cambio si el cliente precisa de una laxación de su pensamiento se le puede hablar en un lenguaje metafórico, animarle a asociar ideas libremente, otorgar importancia a sus sueños, etc... Como puede verse, el terapeuta actúa de forma similar a un modificador de conducta en un caso, y a un psicoanalista en el otro. Y es que las técnicas no es lo que más preocupa al psicólogo de los Constructos Personales, quien es técnicamente ecléctico pero teóricamente consistente. En efecto, la coherencia teórica es el ingrediente terapéutico fundamental, el que permite decidir qué técnica emplear en cada momento sin caer en un eclecticismo silvestre, y poder así adaptarse a la necesidades cambiantes de los clientes.

La técnica de la Rejilla
La Técnica de Rejilla es un instrumento de evaluación de las dimensiones y estructura del significado personal que se deriva de la Teoría de los Constructos Personales. Tanto en la versión original de George A. Kelly (1955) como en sus continuas actualizaciones, esta técnica pretende captar la forma en la que una persona da sentido a su experiencia en sus propios términos. No se trata, por tanto, de un test convencional sino de una forma de entrevista estructurada orientada a explicitar y analizar los constructos con los que la persona organiza su mundo. Se trata de un instrumento muy flexible que puede adaptarse a diversas áreas de aplicación: evaluación individual, grupal, familiar y de pareja, intervención psicoeducativa, asesoramiento vocacional, investigación de mercados, asesoramiento empresarial, investigación psicoterapéutica, estudio de la estructura cognitiva de la personalidad, etc. Una de sus principales ventajas es poder adaptar su diseño a fines específicos de evaluación de acuerdo con las características concretas de un sujeto o grupo en particular.
La Técnica de Rejilla consiste en un formato de entrevista que genera una matriz de datos; éstos se someten a varios análisis para revelar su estrctura aparente e implícita. Gracias al programa RECORD el usuario no precisa dominar los grandes paquetes estadísticos para poder realizar los cálculos precisos, puesto que RECORD ofrece todos los datos de una forma clara y proporciona además una serie de gráficos de fácil interpretación. Todo ello permite dibujar la estructura del mapa cognitivo del sujeto desde su propia semántica, culminando así, con rigor metodológico, una vieja aspiración fenomenológica.
RECORD: Análisis de Correspondencias de Constructos Personales
  • Se trata del primer programa informático en español para el análisis de la técnica de rejilla. Este instrumento de evaluación psicológica esta diseñado para captar las dimensiones y estructura del significado personal en los propios términos del sujeto, sus constructos personales.
  • El programa se presenta en versiones DOS y Windows y tiene un manejo muy sencillo basado en pantallas con menús.
  • Los datos y las etiquetas se graban en ficheros de texto que pueden ser creados y editados desde cualquier procesador de textos.
  • Produce de forma inmediata un resumen de los resultados en tres páginas para aquellos que sólo precisen lo esecial. Tanto este resumen como el listado completo de resultados puede imprimirse desde el programa o bien guardarse en ficheros de texto.
  • Permite imprimir tanto en impresoras matriciales como laser o de inyección.
  • Realiza los siguientes análisis con los datos de la rejilla: Análisis de Correspondencias (una variante del análisis factorial más apropiada para los datos de rejilla), análisis de conglomerados ("Two-way cluster analysis"), matrices de distáncias y de correlaciones tanto para elementos como para constructos, y análisis de conflictos.
  • Calcula los siguientes índices cognitivos globales: Diferenciación (PVEPF: Porcentaje de Varianza Explicado por el Primer Factor), Intensidad, Complejidad Cognitiva, Poder Discriminativo, Extremidad de Puntuaciones, Indefinición, Sesgo de extremidad, Amplitud de respuesta, índice de conflictos, Dilemas Implicativos y Puntaje FIC (Construcciones Funcionalmente Independientes).
  • Calcula los siguientes índices por cada elemento y cada constructo: Coordenadas y contribuciones, Intensidad, Poder Discriminativo y Extremidad.
  • Proporciona los siguientes gráficos (tanto en pantalla como por impresora): Diagramas con etiquetas para cada eje, dendrogramas de constructos y de elementos, y una presentación de la rejilla con los datos reconstruidos
Enlaces relacionados

En Castellano:

ANTECEDENTES Y FUNDAMENTOS DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

Históricamente la teoría de crisis data del comienzo de la teoría psicoanalítica, cuando Freud señaló la relación existente entre situaciones vitales presentes y una enfermedad de origen emocional. En sus estudios de casos clínicos Freud mostró cómo el origen de síntomas físicos podía ligarse a una situación conflictiva familiar o de otra índole en la vida del individuo. De este modo se abrió la posibilidad de comprender el sentido biográfico de la enfermedad.

Después de Freud, Eric Erickson describió las crisis evolutivas por las que pasa todo individuo a lo largo del ciclo vital. Thomas Holmes al cuantificar los cambios vitales en una escala de reajuste social demostró que aquellos individuos que experimentan más cambios vitales en un periodo dado corren más riesgo de enfermar.

Sin embargo, la formulación de la teoría de las crisis en forma más específica pertenece a Eric Lindemann (1944) (citado en Caplan, 1964). Lindemann estudió la reacción normal del duelo y sus etapas, distinguiéndolas de las respuestas maladaptativas que se ven en los duelos patológicos. Observó que al cabo de seis semanas la pena inicial estaba siendo elaborada normalmente, o bien que aparecían síntomas psicológicos o psicosomáticos.

Caplan definió crisis como el estado que aparece cuando una persona enfrenta un obstáculo a sus objetivos o expectativas vitales que parece ser insuperable con los métodos usuales de resolución de problemas que la persona ha utilizado en el pasado. Sobreviene entonces un periodo de desorganización y de alteración durante el cual se intentan diferentes soluciones.

Concepto de crisis situacional

Estado temporal de trastorno psicológico caracterizado por ansiedad, confusión y desorganización, causado por un suceso inesperado que es vivenciado como amenaza o pérdida y que resulta insuperable con los mecanismos habituales de la persona para enfrentar problemas.

Las personas en crisis suelen presentar como síntomas: ansiedad, sentimientos de desamparo, confusión, cansancio, síntomas físicos y desorganización en el funcionamiento de sus actividades familiares, laborales y sociales.
Las crisis se resuelven generalmente en forma positiva o negativa en un periodo de 4 a 6 semanas.


Factores que inciden sobre el éxito o fracaso de la resolución de una crisis.

·         Comprensión cognitivo emocional de la situación (percepción del problema)
·         Fortaleza del Yo.
·         Mecanismos de enfrentamiento consientes e inconscientes.
·         Red de apoyo familiar y social.

Concepto de intervención en crisis (Slaikeu 1988).

Método de ayuda dirigido a auxiliar a una persona y/o familia o grupo para que puedan enfrentar un suceso traumático de modo que la probabilidad de efectos negativos (daño físico y psicológico, estigmas emocionales) se aminore y se incremente la probabilidad de crecimiento (nuevas habilidades, opciones y perspectiva de vida).
Intervenir en una crisis significa introducirse de manera activa en la situación vital de la persona que la está experimentando y ayudarla a movilizar sus propios recursos para superar el problema y recuperar el equilibrio emocional.

PRINCIPIOS DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS.

Oportunidad: La terapia breve de urgencia con tiempo limitado, es el tratamiento que se elige en situaciones de crisis; el proceso de ayuda para que las personas puedan recuperar el equilibrio después del incidente puede tomar en promedio de 1 a 6 semanas. Puesto que la experiencia de crisis es un periodo de alto riesgo para la persona como para su familia, se requiere que la ayuda esté disponible de modo inmediato y en una ubicación de fácil acceso. El énfasis en la oportunidad se calcula para reducir el peligro y, al mismo tiempo, para capitalizar la motivación del paciente para hallar un nuevo planteamiento para enfrentarse con las circunstancias de la vida.

Metas: Ayudar a la persona a recuperar un nivel de funcionamiento equilibrado como el que tenía antes del incidente que precipitó la crisis, o potencialmente creativo que le permita superar el momento crítico.

Valoración: Es importante que la valoración abarque tanto la fortaleza como la debilidad de cada una de los sistemas implicados en la crisis. La información acerca de qué está vulnerable en la vida de una persona se complementa con la información acerca de qué es aún funcional. Las fuerzas y recursos sociales pueden y deben utilizarse para ayudar a una persona a arreglárselas con la crisis. (En este acápite se hace imprescindible tener en cuenta el Perfil CASIC: Conductual, Afectivo, Somático, Interpersonal y Cognitivo)

LOS CINCO COMPONENTES DE LA INTERVENCIÓN.

A. Realización del contacto psicológico: Se define este primer contacto como empatía o “sintonización” con los sentimientos de una persona durante una crisis. La tarea primaria es escuchar cómo la persona en crisis visualiza la situación y se comunica cualquiera que sea el entendimiento que surja. Así mismo, se debe invitar a la persona a hablar, escuchar lo mismo de lo que pasó y la reacción de la persona ante el acontecimiento, establecer lineamientos reflexivos, y así cuando los sentimientos están presentes de manera obvia. Existen varios objetivos para la realización del primer contacto psicológico. El primero es que la persona sienta que la escuchan, aceptan, entienden y apoyan, lo que a su vez conduce a una disminución en la intensidad de la ansiedad. El contacto psicológico sirve para reducir el dolor de estar solo durante una crisis, pero en realidad se dirige a algo más que esto.


B. Analizar las dimensiones del problema: La indagación se enfoca a tres áreas: pasado inmediato, presente y futuro inmediato. El pasado inmediato remite a los acontecimientos que condujeron al estado de crisis. La indagación acerca de la situación presente implica las preguntas de "quién, qué, dónde, cuándo, cómo"; se requiere saber quién está implicado, qué pasó, cuándo, etc. El futuro inmediato se enfoca hacia cuáles son las eventuales dificultades para la persona y su familia.

C. Sondear las posibles soluciones: Se refiere a la identificación de un rango de soluciones alternativas tanto para las necesidades inmediatas como para las que pueden dejarse para después, identificadas de manera previa. Esto es llevar a la persona en crisis a generar alternativas, seguido de otras posibilidades. Una segunda cuestión es la importancia de analizar los obstáculos para la ejecución de un plan en particular.

D. Asistir en la ejecución de pasos concretos: Involucra ayudar a la persona a ejecutar alguna acción concreta, el objetivo es en realidad muy limitado: no es más que dar el mejor paso próximo, dada la situación. El interventor tomará una actitud facilitadora en la ayuda al paciente para tratar con la crisis.

E. Seguimiento para verificar el progreso. Implica el extraer información y establecer un procedimiento que permite el seguimiento para verificar el progreso. El seguimiento puede suceder mediante un encuentro cara a cara o por teléfono. El objetivo es ante todo completar el circuito de retroalimentación al determinar si se lograron o no las metas propuestas.

INTERVENCIÓN EN CRISIS DE SEGUNDA INSTANCIA

1. Supervivencia física Preservar la vida y • mantener la salud física

INTERVENCION
·         Brindar los Primeros Auxilios Psicológicos al damnificado
·         Conocer las estrategias del damnificado para mantener su salud física. Explorar: nutrición, ejercicio, relajación, rehabilitación y adherencia al tratamiento

·         Se puede utilizar: técnicas de relajación muscular profunda, entrenamiento  Autogénico (control del funcionamiento corporal e imaginativo por medio de la autosugestión), técnicas de respiración y tareas para la casa.

2. Expresión de sentimientos Identificar y expresar los • sentimientos en torno al desastre de formas aceptadas

 INTERVENCIÓN

·         Prestar atención a la expresión de sentimientos del damnificado al comentar la  situación del desastre.
·    Se puede utilizar: reflejo y validación de sentimientos, escucha activa y empatía, técnica del afecto auto inducido, técnica de expresión de la ira, técnica de la silla vacía, psicodrama.
·         Instruir al damnificado acerca de la importancia de los sentimientos, alentando una expresión adecuada de los mismos. Se puede recurrir a: fórmula P-P-A (Pare, Piense, Actúe), técnica de inoculación del estrés con modificaciones para el control de la ira (fases: preparación cognoscitiva, adquisición de habilidades y entrenamiento en la aplicación) y técnicas de relajación y respiración.

3. Dominio cognoscitivo Comprensión realista • de lo ocurrido y de las creencias y expectativas del damnificado Modificar las • distorsiones cognitivas entorno al suceso

INTERVENCIÓN

·       Analizar los pensamientos y expectativas previas al desastre y el impacto de este en cada una de las áreas vitales del damnificado. La Terapia Racional Emotiva (TRE), puede resultar sumamente útil.
·      Facilitar la adaptación de creencias. Se pueden utilizar las siguientes técnicas: biblioterapia, reestructuración cognitiva, toma de decisiones, tareas para la casa, fantasías dirigidas, intervenciones paradójicas, detención del pensamiento, implosión (inundación) y orientación anticipatorio.

4. Adaptaciones conductuales y personales Efectuar cambios • o ajustes en los patrones cotidianos de comportamiento a la luz del suceso de desastre

Intervención

·         Señalar los cambios que el damnificado ha realizado en las diferentes áreas.
·         Reforzar el valor y la fortaleza del damnificado, así como su compromiso para la recuperación.
·         Incentivar ajustes importantes en las áreas vitales y en sus relaciones interpersonales.
·   Se pueden utilizar las siguientes técnicas: tareas para la casa, entrenamiento  en habilidades sociales y asertividad, establecimiento de redes, role playing, biblioterapia, desensibilización sistemática, ensayo de la conducta, entrenamiento autogénico, intervenciones paradójicas, implosión, modelamiento y solución de problemas.

CASOS ESPECIALES
PACIENTES DIFÍCILES.
El paciente que es catalogado con frecuencia como “difícil” o “problema” presenta conductas que resultan conflictivas para el personal de salud, generando como respuesta sentimientos y conductas tales como rabia, ansiedad, frustración, depresión , rechazo y evitación.

Los sentimientos y conductas más frecuentes en los pacientes “difíciles” son:

• Rebeldía: no asumir el rol de paciente.
• Visión distorsionada de su situación.
• Sentimientos de abandono.
• Miedo e intensa angustia.
• Ira.
• Inquietud psicomotora.
• Conductas de regresión y dependencia no acordes con la situación.
• Mal humor y reclamos frecuentes.
• Signos y síntomas de depresión o ansiedad extrema.
• Negativismo mantenido

Los pacientes catalogados como “difíciles” representan un desafío para el personal de salud y son generalmente motivo de interconsulta a psiquiatría. Estos pacientes con gran frecuencia presentan trastornos de personalidad limítrofe, narcicista, histriónica o antisocial. Los pacientes difíciles son muy susceptibles y vulnerables frente a las conductas y sentimientos negativos del personal de salud. Una vez realizado el diagnóstico e iniciado el tratamiento, la siguiente prioridad del psiquiatra consultor debe ser la de calibrar el grado de malestar a que está sometido el personal que atiende al paciente. Los integrantes del equipo pueden tener una posición de enojo o de desesperanza en respuesta a la ingratitud, carácter intratable, impulsividad, manipulación, dependencia y cólera del paciente.

Orden de prioridades en la consultoría en pacientes difíciles. (James E. Groves)
1. Evaluación de los problemas psiquiátricos más apremiantes tomando medidas frente a la posibilidad de que el paciente pierda el control de sus impulsos violentos o autodestructivos
2. Diagnóstico diferencial con formulación biopsicosocial explícita de los conflictos y factores de estrés predominantes.
3. Detección de los problemas y disonancias entre el personal y el paciente y formulación de un plan de acción para reducirlos.
4. Recomendaciones terapéuticas psicológicas y farmacológicas a corto y largo plazo orientadas hacia la disonancia personal-paciente y a los conflictos del paciente
5. Educación y orientación al personal para enfrentar adaptativamente la situación actual y el manejo de pacientes difíciles en el futuro, o la siguiente prioridad del psiquiatra.
6. Participación activa en la asistencia psicológica paciente como asesor y consultor.

El paciente en etapa terminal y el enfrentamiento de la muerte.
La tanatología es el estudio de los procesos relacionados con las reacciones ante la muerte, tanto del que está muriendo, como de los que asisten dolorosamente al proceso. Una de las primeras y más útiles clasificaciones de las distintas reacciones ante la muerte es la realizada por la psiquiatra y tanatóloga Elizabeth Kübler-Ross:
Fase 1. Shock y negación: Cuando se le comunica a un paciente que va a morir, la primera reacción suele ser de shock. Se siente aturdido al principio y luego se niega a creer en el diagnóstico.
Fase 2. Ira: Los pacientes se sienten frustrados, irritables y coléricos por estar enfermos. ¿Por qué a mi? es una pregunta frecuente. Pueden estar enojados con Dios, con su destino, con otras personas o culparse a sí mismos.
Fase 3. Negociaciones: Los pacientes pueden intentar negociar con Dios (promesas, mandas) con los médicos o con la familia.
Fase 4. Depresión: Los pacientes presentan signos y síntomas de depresión y pueden tener ideaciones suicidas.
Fase 5.Aceptación: En circunstancias ideales los pacientes logran aceptar la inevitabilidad de la muerte y son capaces de hablar de ello y resolver sus sentimientos en base a sus creencias y filosofía de vida

Bibliografía.

Aguilera, D.C. y Messick, JM. Intervención en Crisis. Teoría y Práctica. Ed. Paidos. Buenos Aires. 1978
Caplan, Gerard. Principios de psiquiatría preventiva. Ed. Paidos. Buenos Aires. 1964. Jara, Sonia. Apuntes docentes. Dpto. Psiquiatría Sur . 2003.
Kubler-Ross, Elizabeth. Preguntas y respuestas a la muerte de un ser querido. Ediciones Martínez Roca. Barcelona. 1998
Kaplan, H; Sadock, B. Sinopsis de Psiquiatría. 8ª ed. Ed. Médica Panamericana. Madrid. 2000.
Slaikeu, Karl. Int

lunes, 12 de septiembre de 2011

Psicoterapia Integrativa Cognitivo-Constructivista.

PSICOTERAPIA INTEGRATIVA COGNITIVO-CONSTRUCTIVISTA. HÉCTOR FERNÁNDEZ
Álvarez parte de los uno de los postulados básicos de la psicología cognitiva: los seres humanos interpretan las experiencias que viven otorgándoles un significado:

 “La moderna psicología cognitiva estudia el modo en que los seres humanos procesamos la información y otorgamos significado a nuestra experiencia, así como el modo en que construimos una determinada realidad en la cual situamos dicha experiencia. La
 realidad» que consideramos no es ya externa y unívoca, como en el pensamiento positivista previo, sino la realidad que cada uno construye en un determinado contexto social” (Fernández Álvarez,
Kirszman y Nieto, 1994: 247).
Los trastornos psicológicos son considerados como una construcción disfuncional de la realidad efectuada por el sujeto; por lo tanto el fin de la psicoterapia consistirá en que el paciente pueda significar de otro modo su experiencia. Los cambios terapéuticos se orientan a que él mismo pueda desarrollar su propio proyecto de vida de manera satisfactoria (Fernández
Álvarez, 1992; Fernández Álvarez, Kirszman y Nieto, 1994).

Modelo Integrativo Supra-paradigmático. Roberto Opazo Castro parte de un constructivismo moderado (base epistemológica) y enfatiza la importancia del acceso a la predicción y al cambio, en el ámbito metodológico. Propone una integración de los paradigmas biológico, cognitivo, afectivo, inconciente, ambiental/conductual y sistémico en torno al sistema self de la persona. El sistema self compromete a la persona como un todo en cada una de sus funciones: identidad, autoorganización, significación, control conductual y búsqueda de sentido (Opazo Castro, 2001; Opazo
Castro, 2004). “En términos descriptivos, en dicho modelo, E son los estímulos ambientales, P es la persona, C es la conducta abierta, K¹ son las consecuencias inmediatas y K² son las consecuencias mediatas. El eje integrador de la persona (P) es el sistema self, hacia el cual convergen los paradigmas biológico, cognitivo, afectivo e inconsciente. El modelo integra también las modalidades causales lineal
(→) y circular (↔), y otorga relevancia a las partes y al sistema como conjunto.
En términos funcionales, el modelo asume que el proceso perceptivo es dialéctico, en cuanto interactúan sujeto/objeto, es decir, la persona cognoscente y el objeto a conocer. En este proceso
interaccional el ambiente aporta la «materia prima», la cual será transformada en estímulo efectivo, que es el que realmente moviliza al sistema psicológico. En este proceso activo de significación, el sistema self organiza, modifica e interpreta la experiencia, y es a su vez modificado por ésta” (Opazo Castro, 2004: 340).


Análisis crítico de los puntos de encuentro
1. Psicoterapia Integrativa Cognitivo-Constructivista
En primer lugar analizaremos cómo Héctor Fernández Álvarez define la psicoterapia:
“La psicoterapia es un conjunto de procedimientos destinados a aliviar cierto tipo de padecimientos de los seres humanos, específicamente, aquellas formas de sufrimiento consideradas como carentes de sentido o posibles de ser evitadas por la persona que padece, o las que derivan de la necesidad de llevar adelante la vida de otro modo. Por lo tanto, un tratamiento psicológico está destinado a producir cambios que ayuden a las personas a vivir de manera más plena” (Fernández Álvarez, Kirszman y Nieto, 1994: 261).
“La psicoterapia constituye, por lo tanto, un tratamiento psicológico orientado a producir determinados cambios que ayuden a las personas a vivir de manera más plena, ya sea porque superen un trastorno psicológico específico, ya porque logren un desarrollo personal más completo” (Fernández Álvarez, Kirszman y Nieto, 1994: 240).

Un Modelo Integrativo
Fuente: Opazo, R. (1992). Fuerzas de Cambio en Psicoterapia: Un Modelo Integrativo.
En R. Opazo (Ed.), Integración en Psicoterapia (pp. 400-490). Santiago – Chile:
CECIDEP (Centro Científico de Desarrollo Psicológico).
Feedback
Feedback
Feedback
Biológico
Inconciente
Cognitivo SELF Afectivo
E
E=
Pd=
C=
C1=
C2=
Estímulos
Personalidad
Conducta
Consecuencias Inmediatas
Consecuencias Mediatas
Pd C C1 C2

En esta definición de psicoterapia planteada por el autor, observamos cómo complementa el modelo médico o patogénico (tradicional en la psicología) con la orientación salugénica planteada por Antonovsky; puesto que considera tanto el sufrimiento del paciente (sus debilidades) como el objetivo final de vivir de manera más plena alcanzando el desarrollo personal (considera las fortalezas y potencialidades del sujeto que consulta).
Dentro de su modelo teórico, el autor relaciona este desarrollo personal con el proyecto de vida que cada persona debe elaborar: “La psicoterapia se dirige a lograr cambios en el modo en que cada paciente otorga significado a su experiencia, a fin de que logre una vida más armónica y pueda sentir que despliega un proyecto personal que tiene sentido” (Fernández Álvarez, Kirszman y Nieto, 1994: 261).
Fernández Álvarez sostiene que en nuestra infancia asumimos el guión paterno, el cual nos precede y condiciona. Posteriormente cada individuo debe desarrollar su propio guión o proyecto de vida, esta tarea se plantea fundamentalmente en la adolescencia cuando normalmente se realiza la construcción de la autonomía. Este guión personal está estrechamente relacionado con la consolidación de la identidad y determina qué sentido le dará el sujeto a su propia vida. Dentro de este marco, se entiende el sufrimiento como la experiencia vivenciada por el sujeto cuando no puede alcanzar lo que él mismo se ha planteado como su misión u objetivo central en la vida (Fernández Álvarez, 1992).
El autor destaca la importancia de la obra de pensadores existencialistas. Aquí menciona a Víktor Frankl quien subraya la importancia del sentido que cada persona le otorga a su propia vida en un momento determinado y su esfuerzo para poder cumplir con el mismo:
“Elaborar un proyecto vital e ir detrás de su cumplimiento es el objetivo central de la vida” (Fernández Álvarez, 1992: 183). “Uno de los postulados básicos de la logoterapia estriba en que el interés principal del hombre no es encontrar el placer o evitar el dolor, sino encontrar un sentido a la vida, razón por la cual el hombre está dispuesto incluso a sufrir a condición de que ese sufrimiento tenga un sentido” (Frankl, 2001: 158).
Cabe destacar que Fernández Álvarez ha abordado directamente la temática de la psicología positiva; en el 30º Congreso Interamericano de Psicología (2005) presentó el trabajo “Herramientas de Psicología
Positiva en la Clínica”. En éste sostiene que la psicología positiva orienta sus intervenciones apoyándose en las fortalezas personales, procurando desarrollar las competencias del paciente y enfatizando los aspectos emergentes de la organización personal.

2. Modelo Integrativo Supra-paradigmático
Roberto Opazo Castro para definir el desarrollo personal parte de las ideas planteadas por autores humanistas. Analiza el concepto de autorrealización formulado por Abraham Maslow entendido como el esfuerzo que realiza el ser humano para desarrollar plenamente todo su potencial; también considera la tendencia natural al crecimiento planteada por Carl
Rogers (Opazo Castro, 2004). “A través de los años, diversos autores han venido postulando lan existencia -en el paciente- de fuerzas fortalecedoras del cambio positivo. […] Maslow (1943), quien señaló que la necesidad de autorealización es el peldaño más alto en la escala de las necesidades humanas; la auto-realización sería nuestra máxima aspiración como especie. Por su parte, Rogers (1959), asumió la premisa optimista que los seres humanos poseen un impulso innato hacia
los comportamientos socialmente constructivos, una «tendencia al crecimiento personal»” (Opazo Castro, 2001: 159).

Modelo Integrativo Supraparadigmático
Fuente: Opazo Castro, R. (2001). Psicoterapia Integrativa: Delimitación Clínica.
Santiago de Chile: Ediciones ICPSI.
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SELF
E
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K2Estímulos
PERSONA
CONDUCTACONSECUENCIAS INMEDIATAS
CONSECUENCIAS MEDIATAS
Las psicoterapias o terapias por medios psicológicos constituyen un conjunto de técnicas destinadas a promover situaciones de cambio personal en individuos que padecen, cuando dicho padecimiento no se sostiene en alguna forma de valoración que lo justifique. Hay dos razones por las cuales los terapeutas utilizan diversos modelos en sus prácticas diarias: a) clínicas, por la diversificación de ofertas de tratamiento, tanto en cuanto a técnicas como objetivos, y b) teóricas, por la progresiva multiplicidad de los modelos y sus variantes. Desde Freud se viene usando la palabra como vehículo fundamental de la terapia con un fundamento teórico, porque antes, hace mucho, se usaba pero en un contexto mágico para aliviar al paciente. Luego surgieron nuevas formas de psicoterapia como el conductismo, el modelo humanístico-existencial, la gestalt, etc., y surgió entonces la necesidad de buscar puntos comunes entre los diferentes modelos, así como una confrontación de sus resultados. Los modelos integrativos exigen que las aportaciones de distintos enfoques pueden combinarse NO por la yuxtaposición armónica de diferentes procedimientos en un mismo nivel de organización teórico y técnico, sino que pueden 'integrarse' en un nivel superior de elaboración conceptual en el cual pueden basarse. El hombre es una totalidad compleja, y exige un abordaje de muchas variables que operan conjunta y simultáneamente: historia personal, circunstancias presentes, proyectos futuros, etc. En el capítulo 2, el autor describe los enfoques tradicionales en psicoterapia. Según el tipo de proceso considerado dominante en la generación de patologías, los enfoques pueden ser psicodinámicos y conductistas. Según el grado de participación relativa del individuo o del contexto en la generación de patologías, los enfoques pueden ser humanístico-existenciales e interaccionales. A partir del capítulo 3, el autor se centrará en la psicoterapia de orientación cognitiva y constructivista, basado en otro modelo distinto a los clásicos. Esta psicología nace oponiéndose al paradigma conductista al sostener que la conducta humana no puede explicarse solamente a partir del esquema E-R, sino a partir de cierta actividad interna mental, inobservable de procesamiento de la información. Describe dos etapas en la historia de este enfoque: 1) Empleo del paradigma del procesamiento de la información, y 2) Enfoque cognitivo-social y constructivismo: la comparación de la mente humana con las máquinas pronto mostró limitaciones, porque había muchas características propias del hombre que no estaban en las computadoras. Por ejemplo, la máquina no tiene un funcionamiento autorregulador como la mente. Somos una ‘máquina’ que se autofabrica. Además, el hombre funciona dentro de un marco cultural y una legalidad social. En el capítulo 6 desarrolla algunas consideraciones sobre el carácter constructivo de la experiencia psicológica; en el capítulo 7 y 8 describe y clasifica las estructuras de significado; en el capítulo 9 describe la evolución de las construcciones; en el capítulo 10 hace referencia a la jerarquía de las estructuras de significado; en el capítulo 11 describe la evolución de los procesos disfuncionales; en el capítulo 12 se refiere a la experiencia del sufrimiento, en los dos últimos capítulos abordará las cuestiones de los objetivos de la psicoterapia y del diseño de estrategias psicoterapéuticas.

Todo modelo integrativo tiene un punto de partida: el nuestro es la Psicología Humanística. En las décadas de los cincuenta y los sesenta apareció en los Estados Unidos este modelo psicológico, se planteó como la "Tercera Fuerza", junto al Psicoanálisis y al Conductismo. Psicólogos y psiquiatras como Kurt Goldstein (considerado el padre de la Psicología Humanística), Erich Fromm, Fritz Perls, Charlotte Buhler, Ruth Cohn y otros, llegan a ese país emigrados luego del acceso de Adolf Hitler al poder en Alemania. Casi todos ellos tenían las ideas incipientes de la Psicología Existencialista. Estados Unidos estaba reponiéndose de su crisis económica, en un periodo de prosperidad con el programa del "New Deal", con el presidente Roosevelt como mentor. El pragmatismo, la democracia, una filosofía de vida liberal, se vincula con las ideas europeas existenciales fenomenológicas. Autores americanos como Carl Rogers, Abraham Maslow, Rollo May, Gordon Allport y otros, construyendo nuevas teorías y modalidades terapéuticas. Karen Horney desde una concepción Psicoanalítica Culturalista, Harry Stack Sullivan desde lo interpersonal, Wilhelm Reich y la Vegetoterapia, Alexander Lowen y su análisis Bioenergético, la Logoterapia de Víktor Frankl, Eric Berne y lo Transaccional, más la importancia decisiva de la obra del rumano Iacov Moreno (emigrado a Estados Unidos en 1925), da cuenta de un caleidoscopio que como tal junta y multiplica dando origen a ese importante movimiento psicológico. Este es entonces, el resultado de la vinculación de variadísimos abordajes, reunidos no tanto por una teoría común cuanto por una imagen del hombre bastante homogénea y concordancias en principios básicos de trabajo terapéutico. Mientras que la Terapia Conductista y el Psicoanálisis, en sus variadas formas, se fundan desde un edificio teórico relativamente homogéneo, y con un solo autor "padre", John Watson el primero y Sigmund Freud el segundo, la Psicología Humanística y sus terapias tienen varios fundadores (ya citados), heterogeneidad teórica, homogeneidad en su paradigma científico, metodologías congruentes entre sí que permite su con-fluencia y facilita la búsqueda de un modelo integrativo.

1. Postulados básicos
En 1962 se forma la AAHP (American Association of Humanistic Psychology); su principal objetivo era nuclear esfuerzos para "abrir la vasta y crucial vida interior del hombre, con vistas a liberar su potencialidad y lograr la máxima autorrealización" (Anthony Sutich). Carl Rogers escribió en 1963: "La Psicología Humanística conducirá a formulaciones teóricas que resultarán sorprendentes para los psicólogos convencionales como lo fueron las teorías del espacio no eucliniano para los físicos convencionales...Conllevará una visión del hombre como arquitecto responsable de sí mísmo, subjetivamente libre y que elige". En 1964 Bugental compara apasionadamente la aparición de esta Psicología con el Descubrimiento de América y con una ruptura similar al final del feudalismo, el descubrimiento de la electricidad o el de los trabajos de laboratorio de la Psicología experimental. Hubo un gran entusiasmo y cierta utopía (¡bienvenida!) en estos fundadores, a los cuales se integraron los que habían llegado de Alemania. Esta Asociación tenía también como motivo el agrupar un conjunto de personas e ideas que permitieran de manera explícita (organizada) deslindarse de la concepción determinista, mecanicista, causalista (en su tendencia) del hombre, ya sea que tuviera bases biológicas (psicoanálisis) o de mecanismos estímulo-respuesta (conductismo). Lecturas reduccionistas y parciales según el Humanismo Psicológico.
En 1964 J.F. Bugental enumera cinco principios básicos de esta postura:
1- El ser humano es más que la suma de sus componentes.
2- La existencia se consuma en el seno de las relaciones humanas (interhumanas).
3- El hombre vive en forma conciente, más menos asequible, esa es la base para la comprensión de la experiencia humana.
4- Desde lo disponible conciente, el ser humano está en situación de elegir y decidir. No es pasivo espectador de su existencia sino que la recrea.
5- La persona vive orientada hacia una meta, objetivos y valores que son la base de su identidad. Tiende a la tranquilidad y la excitación.
En síntesis, la persona como tal supera a la suma de sus partes, existe en un contexto interhumano, posee la capacidad de darse cuenta conciente (awareness), puede elegir y elegirse, es intencional y como tal es pro-yecto siendo.
Ante estas características la Psicología Humanística:
A- Toma como centro a la Persona.
B- Se vuelve contra la exigencia científica clásica de objetividad.
C- Construye su propio modelo de ciencia humana, basado en la experiencia.
D- Confiere más importancia al sentido y la significación que a los procedimientos metodológicos. Se centra en las relaciones de significado.
E- Utiliza métodos estadísticos y de convalidación tradicionales, pero los subordina al criterio de la experiencia subjetiva.
F- Contrapone a la concepción de la vida entendida como funcionamiento, la de la vida entendida como experimento. En la primera se añaden años a la vida, en la segunda vida a los años. En la primera se convalida desde afuera, en la segunda desde adentro de la experiencia vivida.
G- Todo conocimiento es relativo, por lo tanto se invita a experienciar, aprovechando las infinitas posibilidades humanas de representación mental y creatividad para ampliar nuestro conocer.
H- No desecha, sino por el contrario, integra los logros de las otras líneas confiando en la Fenomenología como modo de completar y agregar a la total relación una concepción de la experiencia humana.
I- Confluye con el nuevo paradigma denominado Holístico.
Es entonces que la Psicología y la Terapia Humanísticas desean producir una renovación de la psicología, entendiendo a ésta última menos como término que como "topos". Término, que refiere a conceptos teóricos en alusión a disciplinas científicas el primero, y el segundo implica en cambio guías de acción. En función de esto último sintetizaremos sus raíces filosóficas, las psicológicas y su noción y/o imagen del hombre, que están implícitas o explícitas y que nos indican el camino para comprender el aporte de este movimiento por un lado, y el que debemos proseguir aquellos que estamos en la búsqueda de modos de ayuda que puedan integrarse desde una nueva metateoría. A mediados del siglo se da esa gran transformación, por sobre lo que S. Freud y J. Watson iniciaron a principios del mismo. Quizás cerrando el siglo XX podamos sentar bases para un modelo integrativo, desde el cual comenzar el siglo XXI. Un camino de 100 años...prosiguiendo.

2. Raíces filosóficas
El Humanismo (tal como ahora lo entendemos) se manifestó por oposición al dogmatismo de la Edad Media, en el Renacimiento. Es redescubierto el hombre como individuo en su singularidad, tomando como modelo a los antiguos griegos y romanos se apunta a la autorrealización en libertad. La persona es el eje de sí, dueño de su posibilidad emancipatoria. El hombre es inventor y garante de los valores, es el sujeto de la opción moral. Estos conceptos se redondean y hacen fuertes en la época de la Ilustración, en el siglo XVIII: Lo que se inició en el marco de los siglos XV y XVI como una reacción en favor de la libertad se concreta y define trescientos años después con Herder y otros filósofos idealistas que tomaron a la educación como eje para favorecer un desarrollo libre de los seres humanos. Este pensador es el representante principal de lo que se denomina Humanismo Clásico, a diferencia del Humanismo Socialista ideado por Karl Marx, donde la liberación sólo es posible a través de la lucha revolucionaria llevada a cabo por la clase obrera. Marx, si bien coincide con los objetivos de Herder y los suyos, tilda de utópico y burgués a su planteo. Aparece aquí una clara diferenciación entre aspectos idealistas y otros materialistas, polaridades que se verán repetidas en los diferentes autores del Humanismo, tanto filosófica como psicológicamente.
Tenemos entonces un Humanismo Clásico y uno Socialista. Mientras Karl Marx sitúa la fuerza del cambio hacia la libertad en la unión de los hombres bajo metas comunes, aparece (en la tradición clásica) Soren Kierkegaard diciendo: "cada uno debe trabajar para sí en lo referente a su propia salvación".
Este autor danés es considerado el padre del Existencialismo. Ambos llaman a los hombres de su tiempo (S. XIX) a luchar por su liberación. Los dos apelan a dos conceptos esenciales del Humanismo: responsabilidad y decisión. "Hay que encontrar una verdad (dice Kierkegaard), que puede ser una verdad para mí, encontrar la idea por la cual quiero vivir y morir". Lo característico de lo humano es la "experiencia personal", el conocimiento del abismo, la muerte, el desgarramiento y el miedo. Sometidos al miedo existencial tenemos varias posibles respuestas, tenemos que decidirnos, "lo tremendo que se ha otorgado al hombre es la elección, la libertad". Para Kierkegaard la realización se hace a través del trabajo, mediante éste el hombre demuestra que es algo más que naturaleza. Se rompe con las antiguas tradiciones al centrarse en la experiencia.
Dentro de estas líneas se entroncan Friedrich Nietzsche, Gabriel Marcel y Paul Tillich (en el Existencialismo), pero es sobretodo en la obra de Martin Buber, donde se funda la Psicología Humanística. Este autor destaca en el siendo humano en el mundo con el otro, en la relación yo-tú en tanto "encuentro" es donde se constituye la persona libre. El camino no está en el individualismo ni en el colectivismo sino en la integración del encuentro. El ser humano es dual por ser existente, la actitud orientadora y realizadora, la primera fuente de seguridad, la segunda de crecimiento. La primera basada en un vínculo yo-ello, la segunda en el yo-tú. Polaridades de lo humano. Ante yo-ello aparece el ser propio, que necesita la seguridad para transcurrir, ante yo-tú está el posible encuentro, el crecimiento, la creatividad, el riesgo. Ante el ser propio aparece el "yo soy así" (cerrado y dogmático); ante yo-tú el encuentro, la persona, el "yo soy..." (abierto a la posibilidad). Formas complementarias del Ser.
Toda esta temática es retomada por los diferentes autores psicológicos de este enfoque. A partir de la Fenomenología de Edmund Husserl, se produce un cambio metodológico en las Ciencias que enriquece el panorama, que luego dará sustento a estas líneas. Basándose en Hegel, busca fundar un objetivo nuevo en la experiencia misma. El mundo es lo que se percibe en la experiencia vivida, no es posible la objetividad. En la base de todo conocimiento está la intuición, la visión de las esencias. A esto se lo transforma en un método, el de buscar la reducción eidética, poner entre paréntesis todo lo conocido, centrarse en la descripción. El mundo es signo dado por mí, es significado por mi experiencia; si puedo percibir lo que el mundo significa para mí puedo comprenderme. Husserl se basa en Franz Brentano cuando afirma que en la unidad indivisible que somos nos expresamos intencionalmente. El eje de su trabajo es la descripción. El ser humano (único poseedor de percepción) subvierte, pervierte, transtorna con su presencia al mundo natural. Es por ello que el hombre no es el resultado de una causa, ni la intersección entre varias (policausalidad), al no ser natural, no es simple objeto biológico, ni psicológico, ni sociológico, es experiencia percibida.
Podemos observar en estas conceptualizaciones el germen de los nuevos paradigmas holísticos.
El fenomenólogo francés Merleau-Ponty, se entrama con Husserl y agrega la importancia del cuerpo haciendo una Fenomenología Corporal, o una Filosofía del Cuerpo. Para Ponty la persona es conciencia encarnada, o cuerpo concientizado. En tanto somos cuerpo con otros cuerpos (concientes), nos constituímos como sí mísmos. Internalizamos al otro, al mundo otro, la realidad está dentro de nosotros, en la experiencia, nuestro yo está afuera. Estamos condenados al sentido. Hay en él una crítica al Humanismo Clásico y al Socialista, los considera planteos teóricos cerrados y polares, para él el Humanismo se vive en una praxis que no tiene meta ni posible estado final, no considera posible en el ser humano hablar de determinismos, la existencia se hace haciéndola.
Con los aportes de la escuela Fenomenológico-Existencial francesa, en las voces de Jean Paul Sartre, el mencionado Maurice Merleau-Ponty y Albert Camus -en lo que brinda con su literatura-, culmina un ciclo de influencias que recibieron los fundadores de la Psicología Humanística. Podrían agregarse muchos otros, por ejemplo Henry Bergson, Pico de la Mirándola, Karl Jaspers, Max Scheler, Wilhelm Dilthey, William James, Ernst Cassirer...si no lo hacemos es para no extender demasiado este texto; por otra parte, las concepciones básicas no se verían modificadas aún incluyéndolos.
No podemos obviar la influencia del pensamiento oriental, Budismo, Zen, Taoísmo y del Antiguo Testamento. De todas maneras ha llegado en forma más directa la concepción existencial europea, en donde las preguntas por el Ser y el sentido del mundo no se dan por referencia a respuestas absolutas. Es puesta en duda la esencia del hombre. Según J.P.Sartre "la existencia precede a la esencia". El hombre sólo puede ser comprehendido desde "adentro", y desde allí aprehendido. Se enfatiza la noción de temporalidad, en donde está la cuestión de la angustia ante la muerte, la soledad, el cuidado (la cura), la autoelección, el devenir permanente dado como un experimentar en permanente presente. Condenados al sentido (Ponty) y a la libertad (Sartre). Hemos excluído a Martin Heidegger dado que si bien sus ideas son fundamentales para la comprensión del Existencialismo, algunas de ellas dieron pie para un profundo antihumanismo en nombre del mismo. Por otra parte se discute su complacencia con el régimen de Hitler, lo que pone en duda (por ahora) su actitud ante los hombres. De todos modos J.P. Sartre toma muchas de sus ideas y las redimensiona desde un compromiso personal y literario que lo enaltece.

3. Aspectos centrales
Hagamos una breve recopilación de las nociones que influyeron en el origen de la Psicología Humanística:
1- Libertad y Miedo.
2- Elección y Decisión.
3- Responsabilidad.
4- Estar en el mundo.
5- Condición de presente.
Somos arrojados a un mundo que no elegimos al nacer, pero que debemos hacerlo al existir. Tenemos conciencia del límite temporal, este mismo darse cuenta nos angustia y nos compele a ir hacia...existir. Hay un estado fundamental de miedo al fracaso, de incompletud, de vacío. Estamos condenados a elegirnos, a ser libres y decidir nuestra vida. Somos, en esta instancia, única autoridad sobre nosotros mismos. Puede haber otras (Dios, Naturaleza, Energía), pero si las hay, no nos exime de hacernos responsables del camino que tomamos y de las conductas que realizamos. Tenemos responsabilidad aún sobre nuestro inconciente.
Humanismo es la ética de la autonomía. ¡El hombre no ha muerto, señor! (Michel Foucault). Las modas del atravesamiento, del sujeto no libre, de la castración condicionante, de la sujeción al sistema, del complejo de Edipo como instancia matriz, de complejos y elitistas lenguajes que pretenden decir que no somos lo que creemos ser, que el vínculo no existe y la persona tampoco, y otras del estilo construídas por cierta élite intelectual. Modas humanas, construcciones intelectualoides que se desvanecen ante la lectura de un J.P. Sartre que insiste en decirnos que somos responsables de lo que somos, que quizás no podamos serlo de lo que hicieron de nosotros, pero podemos (y debemos, de lo contrario seríamos cobardes) serlo de lo que hagamos con lo que hicieron de nosotros. "Todo aquel que inventa un determinismo o se refugia en el marco de sus pasiones para justificar algún acto, obra de mala fe" (Sartre).
Como nos dice Fernando Savater "el Humanismo ha consistido principalmente en cuestionar y problematizar los sucesivos modelos de esencia humana tomados tradicionalmente por evidentes". Y allí está, en aquel momento histórico en el que un dogma se instala y pone en peligro la dignidad del hombre, su capacidad de autopoiesis. Aquella que lo hizo decir a Hegel "el hombre no es lo que es y es lo que no es". Dejamos último (en este resumen de raíces filosóficas) a Giovanni Pico de la Mirándola, erudito italiano del Renacimiento, que en su "Oratio prohominis dignitate" define al ser humano en su indefinición, dejado a medias por Dios, hecho inconcluso, sin puesto definido en la jerarquía de las esencias entre el ángel y el vegetal, elector de su destino. Si dignidad no estriba en lo que es, en su esencia (bípedo implume, animal racional, hijo de Dios) sino en su capacidad existencial de ser nada ante todo.
Estas influencias filosóficas han sido decantadas ideológicamente por incidencia de lo político, cultural y económico en tres posturas, dos de ellas opuestas y la otra integradora. Una, de tinte individualista, vinculada a un Humanismo Clásico e influída por la lectura del "self made man", más instalada en ciertos ámbitos de la costa oeste de Estados Unidos. Otra, en ese mismo país, relacionada con la investigación en Psicología Social y los Grupos Culturalistas, ponen todo el acento en circunstancias sociales, vinculada entonces con el Humanismo Socialista (aunque no comulguen en lo ideológico político). Ambas posiciones polares, pueden derivar en una postura terapéutica que descuide uno u otro aspecto y no logre adecuarse a las necesidades de los consultantes y sus grupos de pertenencia. Una tercera (a la cual adscribimos), toma en buena medida la postura de Merleau Ponty, en la cual el centramiento en la experiencia se va haciendo en una praxis cotidiana, en donde el consultor co- vivencia con su consultante hacia un flujo combinado que denominamos "confluencia de conciencia".
En la primera modalidad hay un alguien que facilita la expresión del potencial de una persona -individuo-, fruto de su propio esfuerzo, con cierta despreocupación por el entorno. La segunda entiende que sin una acción sobre el "socius" o circunstancia social no es posible el cambio o la transformación. En nuestro modo de entender (holístico) el compromiso se contrae con el todo, no pensamos que la posibilidad de expresión del potencial está "escondida" en el interior de una personalidad individual ni en la entrama antroposocial, a la espera de la facilitación de su desarrollo desplegado. Un vínculo sólo puede ser "ayudante" en tanto entendido como camino hacia una totalización confluyente. Vamos entonces a las raíces psicológicas.

4. Raíces psicológicas
Vimos cómo comenzó este movimiento y quiénes lo fueron fundando. Consideramos a Kurt Goldstein y a Iacov Moreno como los antecedentes más notables.
El primero demostró que las leyes de la forma, introducidas por los teóricos de la Gestalt no eran válidas sólo para estudiar la percepción en laboratorio ni se restringían a los fenómenos fisiológicos, sino que eran útiles para entender al organismo como un todo. Es así que extrajo esas nociones para aplicarlas a la Psicoterapia. Es así que desarrolló un concepto holístico de la autorrealización organísmica.
Recibe influencias de la Escuela de Berlín de Psicología de la Gestalt (M. Wertheimer, K. Koffka, W. Kohler, K. Lewin), de la Fenomenología a través de Max Scheler, del Existencialismo de M. Heidegger y K. Jaspers. Fue neurofisiólogo y psiquiatra en Francfort, profesor de Fritz Perls. Tuvo que emigrar en 1935 a Estados Unidos (perseguido por los nazis) y llevó su integración gestáltico-existencial. Sus conceptos principales pueden ser resumidos en los siguientes puntos:
1- Elección y decisión.
2- Autorrealización como proceso organísmico unitario.
3- Placer por la tensión.
4- Principios Gestálticos y/u Holísticos.
5- Comprensión fenomenológica de la Ciencia.
Para él, el organismo se mueve como un todo, en un estado de tensión entre "ser en orden" y "ser en desorden". Se vive en un estado de "catástrofe", en donde se choca en lucha productiva con el mundo. Existe una superación activa en las con- mociones. La superación de éstas es la que permite a una persona ir hacia la autorrealización. Del desorden al orden y a un nuevo desorden. Contrapone así un concepto freudiano de pasividad ante el mundo interior y el entorno (principio de constancia de G.T. Fechner, en el cual  basa Freud su principio nirvánico) en donde el organismo busca la reducción de la tensión por el displacer que ésta le provoca. Goldstein opina sobre esto último (y lo demuestra en sus investigaciones neurofisológicas) que lo orgánico se motiva en la tensión, ésta produce placer ("alegría de superación"). Critica a Freud el que sólo conozca y estudie el placer por la relajación. Piensa que de esa manera no es posible comprender nada que tenga que ver con la salud y la creatividad, aspectos humanos sólo entendibles desde la búsqueda permanente y de la tendencia a una permanente desestructuración-reestructuración- desestructuración.
La buena forma, la Gestalt, es una aspiración de funcionamiento que posee todo ser vivo. El objetivo de esta tendencia (que más adelante Carl Rogers conceptualiza como Tendence od Growth, o Tendencia Actualizante) es alcanzar un estado y/o punto de equilibrio inestable, generando una variable de perpetua oscilación, en espera de detonantes para su despliegue. Todo organismo vivo tiene la motivación de búsqueda de estímulos y condiciones que le permitan mantener su estructura en continuo desarrollo. A esta Tendencia Actualizante (Rogers) se la divide en dos subsistemas (cuando estudiamos a las personas): la capacidad de crecimiento y la autoactualización. La primera, genéticamente determinada, es común a todos los seres vivos, mientras que la segunda es propia del ser humano, en tanto éste posee la conciencia de sí. Es a través de esta última condición que la persona regula, dirige, elige (conciente o sin darse cuenta conciente) su despliegue. En este aspecto de autorregulación se entrama lo perceptual (auto y hetero), de allí la posibilidad de procesos "sanos" o "enfermos". En estos conceptos residen las bases para una particular concepción de la Psicopatología y las metodologías de ayuda psicológica propias de la Psicología y la Psicoterapia Humanísticas. En función de ellos, Wolfgang Metzger (psicólogo alemán de la Escuela de Berlín) y su colega Hans Walter nos brindan seis aspectos que la Psicología de la Gestalt aportan para una adecuada acción Psicoterapéutica:
1- La Gestalt no es arbitraria, al organismo no se lo puede forzar contra sí mísmo, sólo es posible desplegar su propia posibilidad.
2- Sólo es duradero lo que es desplegado como fuerza interior, ésta tiene su origen en el ser mismo del consultante.
3- Ningún trabajo terapéutico es arbitrario ni culmina cuando finaliza la relación consultor-consultante.
4- Los procesos del desarrollo personal tienen su ritmo propio y no pueden ser apresurados. Si se lo intenta se fracasa.
5- Desde lo anterior, lo más importante para un terapeuta es la tolerancia y la paciencia. Así la capacidad de conformarse con los rodeos que sean necesarios.
6- Todo proceso de ayuda es recíproco. Nadie puede ayudar si no es de alguna manera u otra ayudado por quien es asistido. Un psicoterapeuta humanístico confía en la capacidad del consultante para autodirigir su propio proceso. No lee resistencias cuando aparentemente hay detenimientos, sino elecciones existenciales respetables. Si las condiciones están propuestas claramente, las personas siempre quieren crecer, a su manera.
En referencia a lo antedicho, Carl Rogers nos envió un breve artículo en 1986, en el cual escribe acerca de sus hipótesis centrales sobre lo que él denominó Psicoterapia Centrada en la Persona del Cliente. Hacemos de él, un breve resumen: Si como ayudadores psicológicos creamos un adecuado clima vincular, el consultante posee en sí mísmo potenciales recursos para cambiar su autoconcepto, autocomprehenderse, modificar sus actitudes, sus conductas haciéndolas más adecuadas para sí mísmo y los demás. Existen tres condiciones para constituír este clima terapéutico, a saber:
1- Autenticidad-Sinceridad-Congruencia del Terapeuta: Significan una apertura a sus sentimientos y actitudes, contactando cómo fluyen en el encuentro. Intima concordancia entre lo que experimenta, lo que piensa y lo que es expresado al consultante.
2- Aceptación, Estima o Valoración Positiva Incondicional: Implica que cuando no se califica ni valora negativamente lo que el paciente ES en ese momento, el movimiento es más probable. Un camino de autoexploración en donde fluyen el miedo, la bronca, el resentimiento, la alegria, el coraje, el orgullo. Sentimientos presentes en la inmediatez de la experiencia, que son aceptados tal como son.
3- Comprehensión Empática: Resulta cuando el terapeuta puede estar experimentando lo más precisamente posible los sentimientos y significados personales que están siendo experimentados por el paciente, y puede (el terapeuta) comunicarlos claramente. Propender a estar lo más adentro posible del mundo privado del otro. Escuchar desde allí es una de las formas más potentes de facilitar los cambios personales. Los pacientes pueden clarificar no sólo los significados de los cuales son concientes, sino también aquellos que permanecen inconcientes.
Estas condiciones no son privativas del campo psicoterapéutico, pueden extenderse a todos aquellos casos que impliquen relaciones de ayuda, objetivos de desarrollo educacional, relaciones familiares, laborales, paterno-filiales, etc. Este punto de vista es radicalmente diferente al de la mayoría predominante en las instituciones culturales y científicas. Casi todas ellas parten del concepto de desconfianza básica en el ser humano. Estos enfoques confían en la persona. Su perspectiva es lograr una liberación conjunta de los potenciales. Como nos dice Rogers, "la naturaleza fundamental del hombre no es algo a lo que hay que temer, sino liberar, dejándola expresarse de modo responsable". "La tendencia actualizante es lo que nosotros aspiramos a liberar".
Las concepciones hasta ahora expresadas no se basan en especulaciones de escritorio, sino que por provenir de países en donde se investiga están siendo (desde la década del cuarenta aproximadamente) permanentemente probadas.
Kurt Golstein investigó sobre la base de abundantes experiencias llevadas a cabo con soldados que habían sufrido lesiones cerebrales en la Primera Guerra Mundial. Carl Rogers y su equipo de la Universidad de Chicago comenzaron en 1949 a realizar investigaciones de consultas terapéuticas. Utilizaron grabaciones, films, tests, antes, durante y después de los tratamientos, comparaciones entre procesos de personas tratadas y no tratadas. Utilizó expertos de distintas líneas que confrontaron sus propias experiencias, muestreos, estadísticos, etc. Estudios sobre cambios y transformaciones de actitudes y conductas. En personas "normales", "neuróticas" y "psicóticas". Un amplio bagaje de datos que prosiguen elaborándose y que en general corroboran las hipótesis hasta ahora vertidas. No sólo los mencionados han realizado pruebas e investigaciones, sino que la mayoría de quienes se adscriben a las Psicologías Humanísticas consideran muy importante la convalidación de sus trabajos, con el objetivo de ir logrando mejores metodologías de ayuda psíquica. Estas raíces filosóficas y psicológicas pueden reunirse entonces en un solo "haz" (con muchas ramas) de Psicología Humanística. De aquí la importancia de sintetizar la imagen del hombre que las integra.