Narcóticos
La palabra narcótico es un vocablo griego que significa "cosa capaz de
adormecer y sedar". A pesar de que esta palabra se usa con frecuencia para
referirse a todo tipo de drogas psicoactivas, es decir, aquellas que actúan
sobre el psiquismo del individuo, el campo de los narcóticos se pueden dividir
en la actualidad en varios grupos, que son los siguientes:
- Opio, opiáceos y sucedáneos sintéticos.
- Neurolépticos o tranquilizantes mayores.
- Ansiolíticos o tranquilizantes menores.
- Somníferos o barbitúricos.
- Grandes narcóticos o anestésicos generales.
Se trata de drogas con composiciones y orígenes
distintos, que tienen en común su efecto en el organismo, aunque éste se
manifieste en manera y en grado diferentes.
Pero el elemento fundamental que las une consiste en que todos los narcóticos
causan adicción física. Es adictivo aquel fármaco que, administrado en dosis
suficientes durante un período de tiempo relativamente largo, induce un cambio
metabólico. Cuando deja de administrarse desencadena una serie de reacciones
conocidas como "síndrome de abstinencia".
Neurolépticos o tranquilizantes mayores
Se trata de sustancias utilizadas para tratar la depresión, las manías y las
psicosis, y muchas de ellas se venden sin prescripción médica en la mayoría de
farmacias. Entre éstas se encuentran las fenotiazinas, el haloperidol y la
reserpina.
Conocidos como neurolépticos (del griego neuro, "nervio", y lepto,
atar, producen un estado de indiferencia emocional, sin alterar la percepción
ni las funciones intelectuales.
Sumamente tóxicos, poseen efectos secundarios tales como parkinsonismo,
destrucción de células de la sangre, arritmia cardíaca, anemia, obstrucción
hepática, vértigos, retención urinaria, estreñimiento, irregularidad menstrual,
atrofia testicular, congestión nasal, bruscos ataques de parálisis muscular,
síndromes malignos como hipertermia y muerte inesperada.
Ansiolíticos o tranquilizantes meno
Habitualmente usados para tratar las neurosis, la etimología de su nombre,
ansiolíticos, significa "liquidador de la ansiedad". En el mercado
español se comercializan con distintos nombres.
Según estadísticas farmacológicas actuales, estas drogas constituyen la mitad
de todos los psicofármacos consumidos en el mundo, a pesar de que producen un
síndrome de abstinencia muy grave.
En dosis mayores funcionan como hipnóticos o inductores del sueño; también
algunos se usan como relajantes musculares.
Producen letargia, estupor y coma, con relativa facilidad. En caso de adicción
pueden inducir a la aparición de alteraciones hemáticas.
Al abandonar su consumo pueden aparecer episodios depresivos, desasosiego o
insomnio, que suelen ser muy duraderos.
Somníferos o barbitúricos
Estas sustancias se popularizaron cuando en Estados Unidos aparecieron las
primeras leyes que prohibían el alcohol, el opio y la morfina. Su uso puede provocar
lesiones en el hígado o en los riñones, producir erupciones cutáneas, dolores
articulares, neuralgias, hipotensión, estreñimiento y tendencia al colapso
circulatorio.
La intoxicación aguda puede llegar a provocar la muerte, que sobreviene por
lesión del cerebro debida a la falta de oxígeno y a otras complicaciones
derivadas de la depresión respiratoria.
La dependencia física se genera entre las cuatro y las seis semanas. Con
frecuencia, el síndrome de abstinencia suscita cuadros de delirium tremens.
Grandes narcóticos
Existen varias sustancias usadas en anestesia general que merecen estar
incluidas en este grupo por su capacidad de producir sopor o estupefacción,
mayor que la de cualquier estupefaciente en sentido estricto. En dosis leves
produce una primera fase de excitación cordial, como el alcohol, y luego
sedación y sopor.
También generan tolerancia y, en consecuencia, adicción, pudiendo ocasionar
intoxicaciones agudas, e incluso la muerte.
El fentanil, dentro del grupo de los grandes
narcóticos, posee cuarenta veces más potencia que la heroína y es el más usado
actualmente en las intervenciones quirúrgicas, debido a su bajo índice de
toxicidad para el corazón y para el sistema nervioso
Opio y sus derivados
Con el nombre popular de adormidera o amapola se conoce el fruto del cual se
obtiene el opio y sus derivados. Es un polvo de color tostado. Se extrae de los
granos que contiene el fruto y entre sus usos medicinales se encuentran la
supresión del dolor, el control de los espasmos y el uso como antitusígeno.
Además, existen referencias con una antigüedad
cercana a los ocho siglos del uso medicinal del opio que hacían persas,
egipcios, babilonios, árabes y griegos. Los asiáticos descubrieron sus
posibilidades estimulantes y placenteras y comenzaron a utilizarlo con ese fin.
Entre sus derivados se encuentran la morfina, la heroína, la metadona y la
codeína. Todos ellos pueden brindar extraordinarios beneficios terapéuticos si
son recetados y controlados por un médico, pero el uso descontrolado produce
efectos devastadores.
El cultivo de la flor del opio se origina en el
sudeste asiático (Birmania, Tailandia, Camboya y Laos). En los últimos años se
ha extendido a otros países, como Colombia, para asegurar el suministro
constante a los grandes centros de consumo.
Los opiáceos se presentan como polvo para fumar o
solución inyectable. Este narcótico produce un estado de euforia y ensoñación;
una sensación de éxtasis que se acorta rápidamente a causa de la tolerancia. Al
poco tiempo de uso, los adictos experimentan síntomas de abstinencia entre una
y otra toma, que se caracterizan por presentar un cuadro pseudo-gripal en el
curso de las primeras 12 horas: estornudos, sudoración, lagrimeo, bostezos y
dolores musculares.
Luego de 36 horas de abstinencia los síntomas se
intensifican. Aparecen escalofríos, sofocos, insomnio, diarrea, incremento del
ritmo cardíaco y de la presión sanguínea. Si no se repite la toma, los síntomas
declinan en los diez días subsiguientes. En cambio si se prolonga su uso, se
inicia el camino de la dependencia sin atenuantes, cuyos efectos físicos son:
- Epidermis enrojecida.
- Pupilas contraídas.
- Náuseas.
- Decaimiento de la función respiratoria.
- Pérdida de reflejos.
- Falta de respuesta a los estímulos.
- Hipotensión.
- Desaceleración cardíaca.
- Convulsiones.
- Riesgo de muerte.
Los efectos psicológicos son similares a los de
otros estimulantes:
- Euforia.
- Energía.
- Placer.
- Vigor sexual.
Pero en cuanto decae la acción de la droga, aparece
la angustia, la depresión, el abatimiento y la desazón.
El opio produce adicción, tolerancia y dependencia física y psíquica. La
intensidad del síndrome de abstinencia, y su gravedad, depende de varios
factores: tipo de droga, tiempo de uso, personalidad del consumidor, etcétera.
Los primeros síntomas comienzan a parecer ocho horas después de la última dosis
con lagrimeo, sudoración, bostezos y sueño agitado.
A continuación los síntomas se agudizan
gradualmente y aparecen: irritabilidad, insomnio, pérdida del apetito,
debilidad y depresión. Le sigue un cuadro gastrointestinal severo con náuseas y
vómitos, dolores, cólicos y diarreas, lo cual provoca una deshidratación
importante. Le siguen flashes de frío y calor, contracturas musculares y
dolores óseos en la espalda, los brazos y las piernas.
Este período intenso dura alrededor de diez días
aunque existe un efecto residual más largo que provoca alteraciones en la
conducta que inducen a una recaída.
Alucinógenas
Las drogas conocidas como alucinógenos son fármacos que provocan alteraciones
psíquicas que afectan a la percepción. La palabra "alucinógeno" hace
referencia a una distorsión en la percepción de visiones, audiciones y una
generación de sensaciones irreales. La alucinación es un síntoma grave de la
psicosis de la mente y su aparición distorsiona el conocimiento y la voluntad.
Los Alucinógenos se consideran productos psicodélicos que inhiben los
mecanismos de defensa del yo, y facilitan la distribución de la sensibilidad
así como la aparición de imágenes desconcertantes.
LSD
(ácido lisérgico)
El LSD es una sustancia semisintética, derivado del ergot, extracto éste del
cornezuelo del centeno, usado en medicina al final de la Edad Media. También
fue muy utilizado en obstetricia para evitar hemorragias puerperales y promover
la contracción del útero. En un principio fue utilizado con fines terapéuticos
en alcohólicos, cancerosos y otros enfermos terminales para ayudarles a superar
el trance. Posteriormente fue abandonada la práctica al comprobarse los
resultados adversos, tales como suicidios a causa de las engañosas imágenes y
terroríficas visualizaciones. También se comprobó que podía desencadenar
esquizofrenia y deterioros mentales variados.
Descubierto en 1938, se considera al ácido
lisérgico como el alucinógeno más poderoso, aunque no el más nocivo. Como
fenómenos físicos hay que citar la midriasis, temblores, e hiperreflexia,
también pueden aparecer náuseas, palidez, sudoración, taquicardia y lipotimia.
Los fenómenos psíquicos se caracterizan en lo referente al estado de ánimo por
fluctuaciones del humor, variando entre distintas displacenteras, euforia
expansiva tales como verborrea y risa irrefrenable. La exaltación mística es
tal que algunos autores denominan esta drogas como místicomiméticos.
A la experiencia con esta droga le llaman "un
viaje", el cual puede tener una duración hasta de 12 horas. Pero muchas
veces éste resulta ser una pesadilla. Algunos usuarios experimentan
pensamientos y visiones aterradoras que crean en ellos tal pánico que muchos
han saltado al vacío provocando su propia muerte para huir de estas sensaciones
que identifican como un peligro real.
Éxtasis
o Mdma
La metilendioximetanfetamina (MDMA), normalmente conocida como
"éxtasis", "ectasi" o "X-TC", es una droga
sintética sicoactiva con propiedades alucinógenas de gran potencial emotivo y
perturbador psicológico, con propiedades similares a las anfetaminas. Su
estructura química (3-4 metilendioximetanfetamina) se asemeja a la estructura
de la metilendioxianfetamina (MDA) y de la metanfetamina, otros tipos de drogas
sintéticas causantes de daños cerebrales. Durante los años sesenta se utilizó
con fines terapéuticos dado que según determinados sectores de la psiquiatría
ayudaba a la comunicación y al tratamiento de neurosis fóbicas.
Surgió entonces la polémica médico - legal,
atribuyendo a su consumo repercusiones en la delincuencia, por lo que
finalmente fue ilegalizado. El éxtasis produce efectos síquicos de gran
potencial perturbador. Inicialmente el sujeto experimenta sensaciones de
confianza y excitación, a las que sigue un estado de hiperactividad e
incremento en los pensamientos morbosos. Los efectos del estimulante se diluyen
provocando trastornos sicólogos, como confusión, problemas con el sueño
(pesadillas, insomnio), deseo incontenible de consumir nuevamente drogas,
depresión, ansiedad grave y paranoia. Estos efectos han sido reportados incluso
luego de varias semanas del consumo. También se han informado casos graves de
psicosis.
Entre los síntomas físicos pueden citarse:
anorexia, tensión y trastornos musculares similares a los presentes en la
enfermedad de Parkinson, bruxismo, náuseas, visión borrosa, desmayos,
escalofríos y sudoración excesiva (este último signo es característico durante
la intoxicación).
El aumento de la frecuencia cardíaca y la tensión arterial, crea riesgos de trastornos
circulatorios o cardíacos. Informes forenses indican que en personas con
deficiencias cardiorespiratorias puede producir muerte súbita. Esta droga drena
el cerebro de una importante substancia química conocida como serotonin, lo
cual ocasiona cambios en el estado de ánimo, en las funciones sexuales y la
sensibilidad al dolor.
Metanfetamina
La persona que usa "Ice" piensa que la droga le proporciona energía
instantánea. La realidad es que la droga acelera el sistema nervioso, haciendo
que el cuerpo utilice la energía acumulada. Al no descansar lo suficiente y
dejar de alimentarse-por la pérdida del apetito-el "Ice" causa daño
permanente a la salud.
Los efectos que causa al cuerpo varían de acuerdo a la cantidad de droga
utilizada. Entre los síntomas observados se encuentran los siguientes: lesión
nasal cuando la droga es inhalada; sequedad y picor en la piel; acné;
irritación o inflamación; aceleración de la respiración y la presión arterial;
lesiones del hígado, pulmones y riñones; extenuación cuando se acaban los
efectos de la droga (necesidad de dormir por varios días); movimientos bruscos
e incontrolados de la cara, cuello, brazos y manos; pérdida del apetito;
depresión aguda cuando desaparecen los efectos de la droga.
Mda
La MDA, el fármaco de origen de la MDMA, es una droga similar a la anfetamina
que también ha sido objeto de abuso, presentando efectos psico-físicos
similares a los de la MDMA. Las investigaciones han mostrado que la MDA
destruye las neuronas productoras de serotonina, que regulan directamente la
agresión, el estado de ánimo, la actividad sexual, el sueño y la sensibilidad
al dolor. Es probable que esta acción sobre el sistema productor de serotonina
sea el origen de las propiedades síquicas. La MDMA también guarda relación en su
estructura y sus efectos con la metanfetamina, la cual ha demostrado ser
causante de la degeneración de las neuronas que contienen la sustancia
neurotransmisora dopamina. Recientes descubrimientos hechos mediante varios
sistemas de diagnóstico por imágenes indican una relación directa de
medios-causa-consecuencia entre MDA y MDMA-dopamina-esquizofrenia.
En experimentos de laboratorio, una sola exposición
a la MDA en dosis elevadas o el uso prolongado en dosis bajas destruye hasta un
50% de las células cerebrales. Aunque este daño tal vez no sea aparente de
inmediato, con el envejecimiento o la exposición a otros agentes tóxicos pueden
aparecer síntomas de la enfermedad de Parkinson con el tiempo. Estos comienzan
con falta de coordinación y temblores, y a la larga pueden causar una forma de
parálisis.
Cannabis
sativa - Hachis - Marihuana
El cannabis sativa es un arbusto silvestre que crece en zonas templadas y
tropicales, pudiendo llegar una altura de seis metros, extrayéndose de su
resina el hachís.
Su componente psicoactivo más relevante es el
delta–9-tetrahidrocannabinol (delta-9-THC), conteniendo la planta más de
sesenta componentes relacionados. Se consume preferentemente fumada, aunque
pueden realizarse infusiones, con efectos distintos. Un cigarrillo de marihuana
puede llegar a contener 150 mg. de THC, y llegar hasta el doble si contiene
aceite de hachís, lo cual según algunos autores puede llevar al síndrome de
abstinencia si se consume entre 10 y 20 días.
La tolerancia está acreditada, siendo cruzada cuando
se consume conjuntamente con opiáceos y alcohol. Respecto a la dependencia, se
considera primordialmente psíquica. Los síntomas característicos de la
intoxicación son: ansiedad, irritabilidad, temblores, insomnios, muy similares
a los de las benzodiacepinas.
Puede presentarse en distintas modalidades de
consumo, sea en hojas que se fuman directamente, en resina del arbusto o en
aceite desprendido de éste último. El color de la hoja va del verde amarillento
al marrón oscuro según el lugar de procedencia. De la modalidad en que se
presente la droga dependerá su denominación: "marihuana" es el nombre
de las hojas del cáñamo desmenuzadas, que después de secarse y ser tratadas
pueden fumarse (también es conocida como "hierba", "marijuana",
mariguana", "mota", "mafú", "pasto",
"maría", "monte", "moy", "café",
"chocolate", etc.; en inglés se la conoce como: "pot",
"herb", "grass", "weed", "Mary Jane",
"reefer", "skunk", "boom", "gangster",
"kif", "ganja", etc.); su efecto es aproximadamente cinco
veces menor que el del hachís. El nombre hachís (también conocido como
"hashis") deriva de los terribles asesinos (hashiscins) árabes, que
combatieran en las cruzadas entre los años 1090 y 1256.
El hachís se obtiene de la inflorescencia del
cáñamo hembra, sustancia resinosa que se presenta en forma de láminas compactas
con un característico olor. La marihuana es la forma más frecuente, conteniendo
de 0,3 a 3 % de delta THC; la concentración de THC llega al 10 % en el hachís,
siendo su efecto diverso según factores como la velocidad con la que se fuma,
la duración de la inhalación, cantidad inhalada, tiempo que el consumidor
retiene la respiración después de inhalar y el estado anímico del sujeto. El
consumo oral, tanto de marihuana como de hachís, implica efectos psicológicos
similares a los expresados en la forma fumada pero de mayor intensidad y
duración y con efectos nocivos potenciados.
La constancia escrita más antigua sobre su consumo
data de la época del Emperador chino SHEN NUNG en el 1237 a.C. También fue
conocido por los asirios y griegos del siglo V a.C. En la India hay constancia
de su utilización desde hace más de 2.000 años, con finalidad de tipo místico
en muchas ocasiones. Hay descripciones en el Antiguo Testamento sobre la
sustancia, aunque de forma vaga y no comprobada. Hay casi absoluta certeza de
su consumo por los griegos según unánimes referencias doctrinales, así como por
los romanos, siendo los árabes los que la comercializaron en su área de
influencia. Posiblemente las tropas de Napoleón la extendieron por Europa, en
el siglo XIX.
Los árabes utilizaron la droga como calmante de
enfermedades mentales. Terapéuticamente se aconsejó para tratamientos de
insomnio y como sedante para el dolor. También se prescribió para terapias de
patologías nerviosas, así como para el tratamiento de la tos, temblores en
parálisis compulsivas, espasmos de vejiga e impotencia sexual que no provenga
de enfermedad orgánica. Así mismo se recomendó como afrodisiaco,
antineurálgico, tranquilizante para maníaco-depresivo, antihistérico, tónico
cerebral, remedio para el vómito nervioso, epilepsia y enfermedades nerviosas.
Estas recomendaciones fueron posteriormente
desaconsejadas unánimemente por la medicina, estando en la actualidad en
estudio sólo la legalización de un fármaco derivado de esta sustancia para
mitigar los dolores en enfermos cancerosos. Este empleo terapéutico ha creado
profundas polémicas. En la actualidad, existe acuerdo científico en que la
marihuana no puede considerarse medicamento en ninguna de las formas en que es
consumida por los adictos. Al tratar su posible uso como medicamento, se
distingue entre la marihuana y el THC puro y otros químicos específicos
derivados del cánnabis. La marihuana pura contiene cientos de químicos, algunos
de ellos sumamente dañinos a la salud. El THC en forma de píldora para consumo
oral (no se fuma) podría utilizarse en el tratamiento de los efectos
colaterales (nauseas y el vómito) en algunos tratamientos contra el cáncer.
Otro químico relacionado con el THC (nabilone) ha sido autorizado por la
"Food and Drug Administration" de Estados Unidos para el tratamiento
de los enfermos de cáncer que sufren náuseas. En su forma oral, el THC también
se usa en enfermos de SIDA, porque les ayuda a comer mejor y mantener su peso.
Los científicos estudian la posibilidad de que el THC y otros químicos
relacionados con la marihuana tengan ciertos valores medicinales. Algunos
piensan que estos químicos se podrían usar en el tratamiento del dolor severo,
pero es necesario tener más evidencia antes de usarlos para el tratamiento de
problemas médicos.
Durante los años sesenta comienza el consumo casi
masivo de esta sustancia así como de otras alucinógenas como el LSD, peyote,
etc. En el mundo de la música y luego entre la burguesía intelectual norteamericana
cundió la moda de fumar marihuana y hachís, extendiéndose a Europa Occidental.
El cánnabis fue un signo más del movimiento
contracultural pretendiendo una nueva ideología, dentro de la burguesía, basada
en el pacifismo, el orientalismo, el amor libre y la vida en la naturaleza. Al
principio el consumo afectó a estudiantes y clases altas y medias, para después
extenderse por todos los estratos sociales, consumiéndose junto con alcohol y
comenzando a crear problemas sanitarios. A pesar de ser una sustancia ilegal,
su consumo continúa en aumento. Está probada la relación entre el consumo de
esta droga y otras como alcohol, LSD, cocaína, anfetaminas y opiáceos,
habiéndose probado su función en la escalada a drogas más peligrosas.
Las modalidades de marihuana disponibles a los
jóvenes son más potentes que las que existían en la década del '60. Ello se
debe a que los laboratorios clandestinos de los traficantes han conseguido
realizar cambios a nivel genético en el cánnabis mediante sofisticados métodos
de biotecnología, resultando en una mayor concentración de THC. La potencia de
la droga se mide de acuerdo a la cantidad promedio de THC que se encuentra en
las muestras de marihuana que confiscan las agencias policíacas.
La marihuana común contiene un promedio de 3 % de THC, pudiendo alcanzar el 5,5
%. La resina tiene desde 7.5 %, llegando hasta 24 %. El hachís (resina gomosa
de las flores de las plantas hembras) tiene un promedio de 3.6 %, pero puede
llegar a tener hasta 28 %. El aceite de hachís, un líquido resinoso y espeso
que se destila del hachís, tiene un promedio de 16 % de THC, pero puede llegar
a tener hasta 43 %.
El THC afecta a las células del cerebro encargadas de la memoria. Eso hace que
la persona tenga dificultad en recordar eventos recientes (como lo que sucedió
hace algunos minutos), y hace difícil que pueda aprender mientras se encuentra
bajo la influencia de la droga. Para que una persona pueda aprender y
desempeñar tareas que requieren de más de dos pasos, es necesario que tenga una
capacidad normal de memoria a corto plazo. Estudios recientes demuestran que la
marihuana crea disfunciones mentales y disminución de la capacidad intelectual
en las personas que la fuman mucho y por muchos años. En un grupo de fumadores
crónicos en Costa Rica, se encontró que los sujetos tenían mucha dificultad en
recordar una corta lista de palabras (que es una prueba básica de memoria). Las
personas en el estudio también tuvieron gran dificultad en prestar atención a
las pruebas que se les presentaron.
Es posible que la marihuana destruya las células de
ciertas regiones especializadas del cerebro. Los científicos han observado que
cuando se dieron altas dosis de THC a las ratas de laboratorio, presentaron
pérdida de células cerebrales similares a las que se encuentran entre los
animales ancianos. Los cerebros de ratas de entre 11 y 12 meses de edad
(aproximadamente la mitad de sus vidas) tenían las características los de
animales ya viejos.
Existen serias preocupaciones por sus efectos a
largo plazo sobre la salud. Por ejemplo, un grupo de científicos de California
examinó el estado de salud de 450 fumadores cotidianos (diarios) de marihuana
(que no fumaban tabaco). En comparación con otras personas no fumadoras, estas
personas tenían más ausencias de trabajo por enfermedad y más visitas médicas
por problemas respiratorios y otras enfermedades. Los resultados indican que el
uso regular de la marihuana o del THC son factores que provocan cáncer y
problemas en los sistemas respiratorio, inmunológico y reproductivo.
5.
Estimulantes
Tradicionalmente usados para combatir la fatiga, el
hambre y el desánimo, los estimulantes provocan una mayor resistencia física
transitoria gracias a la activación directa del sistema nervioso central.
Estimulantes
vegetales
El café, el té, el mate, la cola, el cacao, el betel y la coca son plantas que
crecen en muchas partes del mundo. A pesar de que algunas de estas plantas
suelen consumirse repetidas veces al día durante buena parte de la vida, son
sustancias tóxicas que poseen efectos secundarios.
Los efectos de la intoxicación crónica se pueden
observar en los catadores de té. Tanto los catadores británicos como los
hindúes padecen cirrosis, agitación, angustia, temblores, insomnio, náuseas y
vómito.
El cacao era consumido por los aztecas debido a su contenido de cafeína y de
teobromina. Sin embargo, los chocolates actuales no suelen contener estos
alcaloides.
El consumo abusivo de café puede causar
hipertensión y gastritis, sin contar con que también contiene alquitranes
cancerígenos.
Aunque los estimulantes vegetales son considerados inocuos, conviene moderar su
consumo ya que se trata de sustancias tóxicas susceptibles de producir efectos
secundarios nocivos.
Coca
La coca, hoja del arbusto indígena americano «Erythroxylon coca», pertenece al
grupo de los estimulantes. Su consumo es ancestral en ciertas partes de
Latinoamérica, donde es una práctica habitual mascar las hojas, siendo una gran
mayoría de los consumidores de las zonas donde se cultiva. Su efecto sobre el
sistema nervioso central es menor que los de la cocaína, dado que para extraer
un gramo de esta sustancia se necesitan 160 hojas de coca. La coca es consumida
mascándola con algún polvo alcalino como cenizas de vegetales o cal. También es
fumada tanto sola como mezclada con tabaco y marihuana. La masticación de coca
fue objeto de estudio por determinados facultativos, como CHOPRA (1958),
comprobando síntomas de abstinencia, depresión, fatiga, toxicidad y
alucinaciones, seguidos por NEGRETE (1967), BRUCK (1968) quienes recogían
lesiones cerebrales también en masticadores que la consumían frecuentemente.
Estimulantes
químicos
La cocaína
En los casos de intoxicación aguda, sus efectos, que consisten en la
hiperestimulación, el aumento de la presión sanguínea y la aceleración del
ritmo cardíaco, seguidos de una subestimulación, con parálisis muscular y
dificultades respiratorias, puede terminar en un colapso cardiocirculatorio.
La pasta base de la coca mezclada con bicarbonato
sódico es conocida con el nombre de crack, que es mucho más tóxico que el
clorhidrato de cocaína. Aunque no se dispone todavía de estudios sobre su uso,
efectos secundarios y contraindicaciones, se sabe que existen numerosas
víctimas mortales por sobredosis de esta sustancia.
La cocaína es un alcaloide contenido en las hojas del arbusto «Erythroxylon
coca» siendo químicamente un derivado de la latropina.
Es un estimulante cerebral extremadamente potente,
de efectos similares a las anfetaminas. Además, es un enérgico vasoconstrictor
y anestésico local, siendo absorbido por las mucosas nasales cuando se la
aspira, se metaboliza en el hígado y se elimina por la orina. Fue usada
inicialmente para el tratamiento de trastornos respiratorios y depresivos. Por
su efecto analgésico, se usó en intervenciones quirúrgicas. Posteriormente se
empleó con fines militares por su efecto vigorizante y el componente de
agresividad que otorga. A comienzos del Siglo XX comienza a consumirse por
aspiración nasal. En esta época, eran prácticamente desconocidos sus efectos
perjudiciales por lo que estaba presente en las fórmulas de bebidas, jarabe
contra la tos, lociones capilares, y hasta cigarrillos.
En 1909 existían en EE.UU. más de 70 bebidas
registradas con componentes de cocaína, lo que incrementó la producción en los
países donde se cultivaba coca, fundamentalmente Perú. Los estudios del uso de
cocaína comenzaron, con FREUD, al que siguieron HEMMOND (1887) y BOSE (1902),
los cuales encontraron sintomatología aguda y crónica en el consumo.
Recientemente, en la década de 1980, los experimentos sobre patrones de consumo
y cantidades certificaron sus efectos sobre la adrenalina, muy relacionada con
la agresividad. En las dos últimas décadas hubo un enorme incremento en la
cantidad de personas adictas a la cocaína, resaltándose como dato significativo
la adicción simultánea a otras sustancias. Las consecuencias de su consumo son
complejas, involucrando daños de muy diversa índole: cerebrales, sociales,
familiares, medioambientales, etc.
La cocaína estimula el sistema nervioso central,
actuando directamente sobre el cerebro. Sus efectos fisiológicos inmediatos
son: sudoración, aumento en la potencia muscular, midriasis, incremento de
actividad cardíaca y presión sanguínea, dilatación de los vasos sanguíneos
periféricos, convulsiones, aumento en el ritmo respiratorio y de la temperatura
corporal. Estos síntomas pueden provocar la muerte por paro cardíaco o fallas
respiratorias. Además se presentan irritaciones y úlceras en la mucosa nasal.
Comúnmente causa congestión nasal, que puede presentarse o no con secreción
liquida. El uso por vía inyectable expone al adicto a infecciones de SIDA,
hepatitis B y C, y otras enfermedades infectocontagiosas.
La infección con el HIV puede producirse por la
transmisión directa de virus al compartir agujas y otros dispositivos
contaminados. Además, puede producirse indirectamente por transmisión prenatal
a un niño cuya madre está infectada con el HIV. El uso y abuso de drogas
ilícitas, incluyendo el crack y la cocaína, se han convertido en el principal factor
de riesgo de contagio con el virus HIV. Sumado a ello, la hepatitis C se está
difundiendo rápidamente entre los adictos que se inyectan; el índice de
infección varía entre el 65 y el 90 por ciento en este grupo de personas, de
acuerdo al país. Hasta hoy, no se ha descubierto una vacuna contra el virus de
la hepatitis C, y el único tratamiento disponible es caro, muchas veces
infructuoso, y con serios efectos colaterales.
La cocaína es una droga extremadamente adictiva,
cuyos efectos se perciben en un lapso de 10 segundos y duran alrededor de 20
minutos. Actúa directamente sobre los centros cerebrales encargados de las
sensaciones del placer. Dada su alta capacidad de producir daños y hasta
destrucción celular, las sensaciones que eran placenteras en sujetos recién
iniciados se convierten en efectos desagradables como agitación, llanto,
irritabilidad, alucinaciones visuales auditivas y táctiles, delirio paranoide,
amnesia, confusión, fobias o terror desmedido, ansiedad, estupor, depresión
grave y tendencias suicidas.
Los efectos psíquicos reconocidos por la mayoría de
los autores y recogidos en publicaciones recientes incluyen euforia,
inestabilidad, aumento de la comunicación verbal y de la seguridad en uno
mismo, inquietud, anorexia, insomnio e hipomanía. El adicto experimenta pérdida
de interés e imposibilidad de sentir placer ante la falta de la sustancia. Así,
la cocaína se convierte en el único objetivo y motivo en la vida del adicto,
desplazando todo tipo de sentimientos. La relación con los fenómenos criminales
son expresamente citados por los autores, asociándose su consumo a la
predisposición al delito.
La cocaína es consumida por muy variados tipos de
sujetos y motivos. Existe un patrón de consumo recreativo, al estilo del
alcohol, presentando una ingesta controlada de la sustancia: es el caso de
quienes ingieren la droga ocasionalmente cuando se les ofrece. Se diferencian
radicalmente de adictos habituales, quienes desarrollan tolerancia y necesitan
de mayores dosis para alcanzar iguales resultados. A esta situación puede
llegarse por causas diversas pero siempre relacionadas con factores sociales y
ambientales determinantes. La adicción a la cocaína posee condicionantes que la
desencadenan, que pueden ser el reforzamiento de una personalidad insegura, que
recibe un apoyo en el estímulo del tóxico.
En lugar de tratar este déficit patológico con
antidepresivos o fármacos estabilizadores del estado de ánimo se recurre a una
vía aparentemente rápida. Dado que los efectos de la cocaína sobrepasan su punto
álgido a los treinta minutos, el individuo precisa varias dosis durante el día
para alcanzar cierta estabilidad emocional y evitar el efecto disfórico que la
propia droga ocasiona luego de varias horas desde la ingesta.
Cocaína
y desarrollo embrio-fetal
El uso de cocaína es altamente susceptible de producir daños
irreparables en recién nacidos, cuyas madres mantuvieron su adicción durante el
embarazo. Esto último hizo que algunos Estados de los Estados Unidos de América
obliguen a las adictas embarazadas a realizarse tratamientos forzosos con
privación de libertad mientras dura el embarazo. Aún se desconoce la total
extensión de los efectos de la exposición prenatal a la cocaína, pero los
estudios científicos indican que estos bebés nacen prematuramente e
insuficientemente desarrollados: con menor peso, diámetro craneal inferior y
menor longitud. La determinación exacta de las consecuencias para el recién
nacido es compleja, y varía de acuerdo a la droga que fue consumida por la
madre. Sumado a ello, se sabe estadísticamente que las madres adictas a la
cocaína abusan de otra u otras sustancias.
El cuadro se complica al considerar la cantidad y
variedad de drogas consumidas, la falta de cuidados prenatales, el status
socioeconómico, la exposición a enfermedades infectocontagiosas, otros
problemas de salud, pobre alimentación, y muchos otros factores que intervienen
directamente sobre la salud del feto y el recién nacido. Se ha descubierto que
la exposición a la cocaína durante el desarrollo fetal puede provocar retrasos
y otras deficiencias mentales, como así también imposibilidad de mantener la
atención y la concentración por períodos de tiempo mínimos como para permitir
el aprendizaje. A pesar de la gravedad de las lesiones y trastornos sufridos
por estos niños, las modernas técnicas de tratamiento permiten una recuperación
significativa. De cualquier forma, es un hecho que estos datos y avances son
sólo paliativos, y no pueden tomarse como 100% eficaces.
La cocaína estimula el sistema nervioso central.
Sus efectos inmediatos incluyen:
- dilatación de las pupilas
- aumento de la presión sanguínea,
- del ritmo cardiaco y respiratorio
- aumento en la temperatura del cuerpo
- Su uso ocasional puede producir...
- congestión o drenaje de la nariz
- ulceración de la membrana mucosa de la nariz
- La inyección de cocaína con equipo contaminado puede producir SIDA,
hepatitis y otras enfermedades.
El uso crónico de esta droga causa los siguientes
síntomas en el organismo en adición a los efectos arriba mencionados:
- dolor abdominal
- nauseas
- vómitos
- respiración irregular
- convulsiones
- paro cardiaco
La mezcla de cocaína con heroína, conocida como
"speedball", puede causar la muerte.
La cocaína es una de las drogas más adictivas que hay, ya que su efecto, aunque
fuerte, es de corta duración. El Crack es extremadamente adictivo.
Crack
También denominado "cocaína del pobre", acarrea un grave riesgo
social y sanitario, por la dependencia que provoca y los efectos nocivos que
ocasiona en el organismo. Se obtiene de la maceración de hojas de coca con
kerosene y compuestos sulfurados, que lavada posteriormente con ciertos
elementos volátiles, se convierte en el clorhidrato de cocaína. La denominada
base es un tóxico de mayor potencial nocivo que la cocaína, posee impurezas que
impiden su administración endovenosa. Se ingiere por inhalación, lo que
conlleva lesiones en la mucosa nasal y en el aparato digestivo. También se
consume fumada en cigarrillos o pipas diseñadas al efecto.
La intoxicación por esta sustancia implica cuadros delirantes seguidos de
procesos depresivos intensos. Sus consecuencias nocivas sobre el organismo son
equiparables a las de las anfetaminas administradas por vía endovenosa,
desestructurando la personalidad, y colocándola en una adicción compulsiva. Las
lesiones orgánicas son evidentes e irreversibles. Usualmente, los adictos
crónicos o aquellos que llevan varios meses con ingestas de relevante cantidad
y de forma continuada, sufren patologías mentales graves y crónicas como
demencia o paranoia. Las lesiones en el cerebro son irreversibles.
Las
anfetaminas
Fueron sintetizadas por primera vez entre la última década del siglo XIX y la
primera del siglo XX. Los primeros experimentos clínicos se iniciaron hacia
1930, y desde 1935 se comercializó con gran difusión en el Reino Unido, Francia
y Alemania. Durante la Segunda Guerra Mundial fue utilizada indiscriminadamente
por todos los bandos, dado el carácter euforizante que contiene la sustancia y
la agresividad otorga.
Las anfetaminas fueron utilizadas como estimulantes, luego en forma de
inhalaciones para el tratamiento de catarros y congestiones nasales, más tarde
como píldoras contra el mareo y para disminuir el apetito en el tratamiento de
la obesidad y, finalmente, como antidepresivos.
Presentan una elevada tolerancia, que produce
habituación y necesidad de dosis progresivamente más elevadas.
El consumo de este excitante está ampliamente extendido y distribuido por todas
las clase sociales. A diferencia de lo que sucede con la cocaína que la
consumen preferentemente los sectores medios y altos, las anfetaminas son
consumidas tanto por ejecutivos que pretenden sobreexcitación como por amas de
casa que buscan un anoréxico para sus dietas o por estudiantes que preparan
exámenes. Al incidir en el sistema ortosimpático causan hipertensión,
taquicardia, hiperglucemia, midriasis, vasodilatación periférica, hiperpnea,
hiporexia, etc. El estado de ánimo del adicto oscila entre la distrofia y la
hipomanía, así como ansiedad, insomnio, cefalea, temblores y vértigo. Pueden
aparecer cuadros depresivos y síndromes paranoides anfetamínicos.
A dosis normales, sus efectos varían de acuerdo al
individuo y las condiciones de ingesta. Pueden producir efectos placenteros,
hiperactividad y sensación desbordante de energía, pero también causan temblor,
ansiedad irritabilidad, ira inmotivada y repentina y trastornos amnésicos e
incoherentes. En la última fase se describen depresión, cuadros paranoides y
delirios paranoides, alucinaciones y trastornos de conducta. El consumo de
anfetaminas puede conducir a actuaciones agresivas, al igual que los
barbitúricos y el alcohol, por su gran efecto euforizante, unido a un
descontrol en los instintos inhibitorios.
Tales situaciones se producen cuando las dosis
suministradas, generalmente por vía endovenosa, superan los 2 gr. Está
demostrado un mayor potencial en las anfetaminas que en la cocaína, tanto en su
punto más álgido como en la duración de los efectos. Reacciones muy graves se
producen al consumirlas con barbitúricos en el conocido fenómeno de la
pluritoxicomanía. Tomadas en dosis importantes son causantes de confusión,
tensión, ansiedad aguda y miedo. También pueden precipitar psicosis paranoide
en sujetos no psicóticos. La psicosis anfetamínica desarrollada por el sujeto
se asemeja a la psicosis paranoica y a la esquizofrenia paranoica.
El consumo de anfetaminas produce en el cuerpo los
siguientes síntomas:
- acelera el ritmo cardiaco y pulmonar
- dilata las pupilas
- reduce el apetito
- produce sequedad en la boca
- sudores
- dolores de cabeza
- pérdida de visión
- mareos
- insomnio
- ansiedad
- A largo plazo y/o usadas en dosis elevadas, ocasionan:
- temblores
- pérdida de coordinación
- colapso físico
- daño a riñones y tejidos
- depresión
- malnutrición
- aumento repentino de presión sanguínea que puede producir la muerte
por ataque, fiebre muy alta o insuficiencia cardiaca.
Es adictiva porque el organismo la asimila y crea
tolerancia a la droga, lo que ocasiona que el usuario necesite cada vez mayor
cantidad para lograr la misma nota estimulante.
Café,
té, colas
Son estimulantes del Sistema Nervioso Central , cuya sustancia activa es la
cafeína. Los efectos buscados por el consumidor es el aumento de la agudeza
mental. Sus efectos a largo plazo pueden ser el agravamiento de problemas
orgánicos. No son adictivas físicamente, pero sí psicológicamente.
El consumo de drogas, legales e ilegales,
constituye un problema de salud pública muy importante. Los riesgos y daños
asociados al consumo varían para cada sustancia.
Además, es necesario tener en cuenta las variables personales como el grado de
conocimiento o experiencia del usuario, su motivación, etc. y las propiedades
específicas de cada droga así como la influencia de los elementos adulterantes.
Estas consecuencias son muy diversas y pueden
subdividirse en:
Sociales
Los adictos a drogas, con frecuencia se ven envueltos en agresiones, desorden
público, conflictos raciales, marginación,...
Cuando se comienza a necesitar más a las drogas que a las otras personas pueden
arruinarse o destruirse las relaciones íntimas y perderse las amistades. Se
puede dejar de participar en el mundo, abandonar metas y planes, dejar de
crecer como persona, no intentar resolver constructivamente los problemas y
recurrir a más drogas como "solución".
El abuso de las drogas puede también perjudicar a otros, por ejemplo: el dinero
con que son pagadas las drogas puede privar a la familia de satisfacciones
vitales como comida o ropa. El discutir los problemas y situaciones de la
adicción puede generar conflictos familiares. Las reacciones violentas a las
drogas pueden llevar al usuario a cometer asaltos e incluso asesinatos. Si una
mujer embarazada toma drogas sin control médico puede ocasionar malformaciones
genéticas en el nuevo ser que está en gestión.
Legales
Abusar de las drogas es contra la ley. Los ofensores (tanto los que
experimentan como los que se dedican al consumo de drogas) corren el riesgo de
tener que pagar multas y/o ser encarcelados. Un arresto puede significar
vergüenza, interrupción de los planes de vida, antecedentes penales. Ciertas
drogas pueden desencadenar una violencia incontrolable y conducir al usuario a
crímenes que son severamente punibles por la ley.
Económicas
Dado el ingente volumen de dinero que mueve el mercado de las drogas y el
narcotráfico, tanto los consumidores como los países contraen importantes
deudas; se crean bandas organizadas; se produce desestabilización económica
nacional, etc. El uso continuo de drogas puede ser muy caro, ya que sus costos
se elevan a cientos y, en ocasiones, a miles de dólares por año. Para sostener
su hábito muchos usuarios recurren al crimen.
Prevención
del abuso de drogas
La prevención del abuso de drogas significa tomar una actitud positiva para
oponerse al abuso de drogas, de modo que nunca se convertirá en un problema.
Para eso se requiere:
- Entender el por qué del abuso de las drogas.
- Animar el desarrollo de las cualidades individuales que llevan a la
satisfacción personal.
- Identificar las condiciones bajo las cuales haya más probabilidad
de que comience el abuso de drogas.
- Apoyar el esfuerzo continuo de comunicación entre padres, niños del
mismo grupo, la comunidad y las escuelas.
- Crear alternativas que ayuden a satisfacer las necesidades de las
personas.
- Comprometerse a ayudar permanentemente porque no basta asistir a
una conferencia de vez en cuando.
- Para ayudar a prevenir el abuso de las drogas hay que animar el
desarrollo de las cualidades positivas, esto es: ayudar a gente joven a
desarrollar actitudes, valores y comportamiento que conduzcan a la
fortaleza interna, la satisfacción y el alcance de metas. Entre las
cualidades importantes se encuentran:
- El amor propio, los que se estiman a si mismos y creen en sus
propias habilidades tienen menos riesgo de abusar de las drogas.
- El asistir a la escuela con confianza, el frecuentar cursos pueden
ser una experiencia placentera para los que se desempeñan bien. Hay que
animar a los estudiantes a que desarrollen hábitos de estudio que lleven
al éxito en las aulas y a tener confianza en ellos mismos.
- Responsabilidad, los que acostumbran a tomar decisiones desarrollan
un mayor sentido de responsabilidad y aprender a tomar decisiones
prudentes acerca de muchas cosas, incluyendo el abusar de las drogas.
- Ambición, los que quieren alcanzar el éxito con frecuencia rechazan
las drogas porque se dan cuenta que ellas pueden interponerse a sus metas.
- El bastarse a uno mismo, cuando las personas aprenden a
entretenerse ellas solas y a satisfacer su propia curiosidad, quedan mejor
preparadas para actuar independientemente.
- Simpatía, la sociabilidad puede ayudar a las personas a hacer
amistades y a mantenerlas. Los que experimentan la aprobación social
corren menos riesgo de abusar de las drogas para ganarse la aprobación de
sus iguales.
- Optimismo, las personas alegres, que se interesan en la vida y que
esperan las cosas buenas que la vida trae, pueden corren menos riesgo de
abusar de las drogas.
- Asiduidad, el establecer metas razonables y el esforzarse por
alcanzarlas puede dar satisfacción personal y evitar el aburrimiento.
Educar
es prevenir
No hay una fórmula mágica para derrotar el auge de las drogas en nuestro país y
en el mundo. La prevención es la medida más efectiva que podemos tomar como
padres y representantes responsables. Esta prevención exige un trabajo duro y
constante que permita desarrollar en nuestros hijos y representados sus
capacidades y destrezas para defenderse de las drogas. Para lograrlo, debemos
seguir pasos muy concretos.
- Sembrar en nuestra familia los valores de responsabilidad,
disciplina, solidaridad y compromiso social.
- Respetar al joven y al niño como individuos capaces de opinar,
decidir y participar en la vida familiar y escolar.
- Orientar al joven y al niño sobre el uso de su tiempo libre.
- Educar al joven y al niño para que se estimen y se respeten a sí
mismos.
- Enseñar con el ejemplo propio.
- Conversar frecuentemente con niños y jóvenes sobre este tema.
- Hablar sobre los mensajes que transmiten los medios de
comunicación.
- Compartir actividades para estrechar los lazos familiares.
- Relacionarse con los amigos de los hijos para conocer sus intereses
y los lugares que frecuentan.
- Comunicarse con los hijos, alumnos y jóvenes para discutir las
dificultades que puedan surgir en su entorno.
- Asumir posiciones claras y firmes al hablar de las drogas.
La
responsabilidad en el núcleo familiar
Muchos padres responsabilizan a "las malas compañías" de conducir a
sus hijos por el camino, pero la realidad es que a veces, la familia, sin darse
cuenta, puede propiciar en el niño o el joven, el uso de drogas por varias
razones:
- Ausencia física de los padres u otros miembros de la familia.
- Falta de apoyo emocional.
- No establecer normas y límites.
- No construir auténticas relaciones de afecto y limitarse a dar
alimento, objetos y dinero.
- Sobreproteger a los hijos, ignorar sus capacidades y no permitir su
independencia.
- Exceso de autoridad, que se manifiesta en frecuentes maltratos y
castigos.
- Permanente clima de discusión, tensión e incomunicación.
- Despreocupación total por satisfacer las necesidades básicas de
alimento, vestido, educación, recreación y afecto, creyendo que cuanto más
trabajo pasen nuestros hijos, más aprenderán.
- Poseer antecedentes familiares de consumo de drogas.
- Predicar conductas que no se practican.
Ayuda
al adicto
Dejar el hábito de la droga sin ayuda externa puede resultar peligroso (debido
a los síntomas de abandono) y difícil (debido a la necesidad psicológica).
Puede obtenerse ayuda y/o información a través de muchas agencias, dependencias
y personas privadas y públicas. Por ejemplo:
- Centros y clínicas de tratamiento de drogadicción, que se
especializan en tratar a personas con problemas de drogas.
- Hospitales que tratan a pacientes internados o externos.
- Centros de salud mental y de orientación, que pueden tratar a
personas con problemas de drogas analizando los problemas subyacentes.
- Agencias de salud pública y de servicio social, pueden proporcionar
consejos prácticos, derivar profesionales, etc.
- Residencias intermedias, que brindan tratamientos en residencias
para personas con problemas de Drogas.
- Centros de desintoxicación, que se ocupan específicamente de los
problemas de alcoholismo y otros relacionados a éste.
Todos los anteriores nos ofrecen diversos programas
de tratamientos. Cada persona, de acuerdo a su caso, puede recibir uno o más
clases de tratamiento, incluyendo:
- Supervisión médica, para ayudar con los síntomas de abandono de la
droga (como vómito, temblores, calambres, depresión severa, etc.)
- Mantenimiento de la metadona, para los adictos a la heroína. Ésta
bloquea la necesidad física de la heroína y deja que la persona vuelva a
tener un estilo de vida más normal.
- Orientación, psicoterápia, grupos de encuentro, etc. brindan un
apoyo moral y contribuyen a tratar las causas de abuso de drogas.
- Rehabilitación, incluyendo orientación vocacional puede ayudar a la
persona a retomar una vida comunitaria más productiva.
- Empleo de drogas, para eliminar los efectos de los narcóticos.
- Comunidades terapéuticas, ayudan las personas que abusan de las
drogas a mantenerse alejados de ellas y superar los problemas.
Tratamientos
para adictos
En los programas de tratamiento se utilizan varios métodos para ayudar al
paciente a encarar las ansias por la droga y, tal vez, a evitar una recaída. La
investigación muestran que la adicción es tratable. El tratamiento que se
ajusta a las necesidades individuales permite al paciente aprender a controlar
su condición y vivir una vida relativamente normal.
El tratamiento puede tener un efecto profundo no solo sobre las personas que
abusan de las drogas, sino también sobre toda la sociedad, al mejorar
significativamente el funcionamiento social y sicológico, disminuir la
delincuencia y la violencia relacionadas con las drogas. También puede aminorar
espectacularmente los costos del abuso de droga para la sociedad.
Las
fases básicas del tratamiento
El tratamiento se puede resumir en términos de un proceso dinámico secuencial o
como un programa sistemático de tres fases relacionadas: .
Aceptar
la impotencia de las drogas.
La primera meta del tratamiento, una vez pasada la desintoxicación y el
proceso de evaluación diagnóstica, es ayudar al paciente a admitir y aceptar
que es impotente ante las drogas que alteran el estado de ánimo. En esta fase
se le ayuda a aceptar el hecho que su vida se ha vuelto incontrolable
(ingobernable) a causa de la adicción.
Reconocer
la necesidad de cambio
La segunda meta del tratamiento es ayudar al paciente a reconocer que es
crucial para su sobrevivencia cambiar su conducta. En este momento crítico, el
equipo profesional necesita transmitir al paciente la convicción de que el
tiene la capacidad para hacer cambios. Otro aspecto importante es ayudar al
paciente a ver y entender que la estructura del programa, la rutina básica para
llevarlo a cabo, es el vehículo para posteriormente lograr los cambios. El
período de internamiento es de tratamiento, la recuperación se logrará después,
poniendo en práctica lo que se aprendió en el programa. Se introduce al
paciente al grupo de autoayuda (Narcóticos Anónimos [NA]) como una herramienta
esencial para poder realizar el trabajo de su recuperación.
Planear
para actuar
La tercera meta del tratamiento es ayudar al paciente a actuar, tomar
decisiones y cambiar las conductas que necesitan ser cambiadas. La meta es
apoyar al paciente a empezar a visualizar que podrá y necesitará realizar
cambios en su estilo de vida.
Tráfico
de drogas
Delito consistente en facilitar o promocionar el consumo ilícito ajeno de
determinadas sustancias estupefacientes y adictivas que atentan contra la salud
pública con fines lucrativos, aunque esta definición puede variar según las
distintas legislaciones penales de cada Estado.
Con el nombre de droga se designa en sentido genérico a toda sustancia mineral,
vegetal o animal que se utiliza en la industria o en la medicina y que posee
efectos estimulantes, depresores o narcóticos o, como establece la Organización
Mundial de la Salud (OMS), a cualquier sustancia que, introducida en un
organismo vivo, puede modificar una o varias de sus funciones. A efectos
penales, el concepto de droga (a pesar de las diferentes formas de actuación en
el organismo) engloba también las sustancias estupefacientes y psicotrópicas,
naturales o sintéticas, cuyo consumo reiterado provoca la dependencia física u
orgánica, así como el deseo irrefrenable de seguir consumiéndolas en mayores
dosis a fin de evitar el síndrome de abstinencia.
Por tráfico de drogas se entiende no sólo cualquier
acto aislado de transmisión del producto estupefaciente, sino también el
transporte e incluso toda tenencia que, aun no implicando transmisión, suponga
una cantidad que exceda de forma considerable las necesidades del propio
consumo, ya que entonces se entiende que la tenencia tiene como finalidad
promover, favorecer o facilitar el consumo ilícito (entendiéndose como ilícito
todo consumo ajeno). En algunas legislaciones se considera delito solamente el
tráfico, pero no la tenencia de drogas en cantidades reducidas a las
necesidades personales del consumidor, mientras que otras tipifican como conductas
delictivas tanto el tráfico como la tenencia. Unas y otras legislaciones han de
integrarse en los convenios internacionales y, en concreto, en la Convención de
las Naciones Unidas sobre el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias
psicotrópicas, suscrito el 20 de diciembre de 1988 en Viena.
Venezuela no es un país productor de drogas, pero
su condición socioeconómica y su situación geográfica, lo hacen un territorio
clave en el actual mercado latinoamericano de las drogas.
Legitimación
de Capitales
Es el proceso mediante el cual las organizaciones
criminales logran darle apariencia de legalidad a todos aquellos capitales y
bienes provenientes de la actividad ilícita, logrando a través de dicho proceso
el ocultamiento del origen ilícito de los referidos capitales y bienes.
7. Conclusión
Las drogas son agentes naturales o químicos que
afectan las funciones y la estructura del cuerpo de los seres vivientes.
Cambian la manera de actuar, pensar o sentir de quienes las consumen. Los tipos
más comúnmente utilizados son:
La drogadicción es en realidad un fenómeno muy antiguo que en nuestros días se
ha manifestado intensa y masivamente. Se observa en todas las edades y en todos
lo grupos socioeconómicos; pero, según hemos visto el abuso de los fármacos
perjudica enormemente la economía y la salud de los adictos, orillándolos a
cometer delitos por la necesidad de obtener la sustancia a la que es adicto, ya
sea robando o vendiendo la droga o induciendo a otros que no la han probado.
Alianza para una Venezuela sin Drogas. Tomado del
URL:
Comité Nacional contra el Consumo Ílicito de Drogas
CONACUID.
Tomado del URL : www.conacuid.com
Trabajo a cargo de
Arturo Cuevas
Neyla Rodríguez
Almir Peraza
Raúl Pérez
Alberto Valdivieso