El estudio de la víctima (del
latin “vencido“) para la psicología forense ,
resulta particularmente importante en cuanto al “rol participante o
desencadenante” que le compete a las mismas. Tanto psicólogos, como los
profesionales del ámbito forense, las autoridades e inclusive la
ciudadanía, deben ser conscientes de la relación causal que existe entre la
ocurrencia del delitoy la contribución del agraviado en su victimización,
por lo cual y para el análisis de la conducta criminal, resulta primordial el
ejercicio técnico de poder determinar cuales son las aportaciones tanto del agresor,
como de la víctima en el hecho criminal.
La palabra víctima no
tiene un significado único, sino que se le atribuyen diferentes acepciones
según el contexto en el que se emplea, de modo que en ocasiones es sinónimo de
agraviado u ofendido por el delito, mientras que en otros se presenta en
un sentido más holgado y considera a cualquier persona (natural y jurídica) o
número de estas que sufren por causas naturales o humanas.
La Victimología
La victimología como
disciplina (Mendelsohn) nace ligada a la criminología, tras la 2ª guerra
mundial, con el objeto de ocuparse del estudio científico de las víctimas,
esto en respuesta a que tanto el derecho, como la criminología e incluso la psicología
forense, se habían centrado solamente en el agresor o delincuente, prestando
escasa atención a la parte agraviada.
Clasificación y tipos de las víctimas (de Landrove)
1.- Víctimas no
Participantes (o Fungibles): también denominadas enteramente inocentes o
ideales. Su intervención no desencadena el acto criminal; la relación
entre el infractor y la víctima es irrelevante. A su vez, dentro de esta
categoría se distinguen entre víctimas accidentales e indiscriminadas. Las
primeras son sustituidas por el azar en el camino de los delincuentes,
como es el caso, por ejemplo, del cliente que se encuentra en un banco en el
momento de consumarse un asalto a mano armada, o de quien sufre un atropello
derivado de la conducción imprudente de una persona ebria. Las segundas
integran un sector incluso más amplio que el anterior, al no sustentar en
ningún momento vínculo alguno con el culpable. El ejemplo tradicional los
constituyen los antentados terroristas, en los que con frecuencia no existen
motivos personales en contra los agraviados (daño colateral).
2. Víctimas Participantes (o
Infungibles): desempeñan cierto papel en el origen del delito,
interviniendo voluntariamente o no, en la dinámica criminal. Así sucede en
algunos casos de imprevisión de la víctima (cuando no cierra las vías de acceso
al hogar, deja a la vista un objeto valioso en el vehículo, camina a altas
horas de la noche por un barrio peligroso, etc.) Otras veces su intervención es
mas decisiva, provocando el suceso, que surge como represalia o venganza contra
su actuación. Asimismo, se habla de las víctimas alternativas, en alusión
a aquellas que se sitúan voluntariamente en posición de serlo, dependiendo del
azar su condición de víctima o devictimario (como sucede en algún duelo o
pelea). Finalmente, la mayor contribución se produce en el supuesto de las víctimas
voluntarias, que instigan el delito o lo pactan libremente (eutanasia,
homicidio, suicidio…).
3. Víctimas Familiares:
pertenecen al núcleo familiar del infractor, y se encuentran en una situación
de especial vulnerabilidad por su relación convivencial o doméstica con aquél
(lo que a su vez explica la amplia “cifra negra” de los delitos producidos
en este entorno). Los malos tratos y las agresiones sexuales en el hogar tienen
principalmente como objeto pasivo a los miembros más débiles: las mujeres y los
niños.
4. Víctimas Colectivas: en delitos que
lesionan o ponen en peligro determinados bienes cuya titularidad no corresponde
a una persona natural, sino a una persona jurídica, a la comunidad o
al estado: delitos financieros, fraudes al consumidor, delitos informáticos, y
otras defraudaciones de lo que suele denominarse delincuencia de cuello blanco.
En todas estas infracciones destaca la despersonalización, colectivización y
anonimato respecto a las relaciones entre delincuente y ofendido.
5. Víctimas Especialmente
Vulnerables: aquellos sujetos que por diversos motivos ofrecen una predisposiciónvictimógena especifica.
Entre esas circunstancias se encuentra la edad, ya que a los niños y ancianos
les suele resultar más difícil ofrecer una resistencia eficaz. También el
estado físico o psíquico del sujeto, debido a la mayor debilidad provocada por
ciertas enfermedades y minusvalías; la raza, que motiva victimización de
algunas minorías; y el sexo, siendo generalmente mujer la víctima de ciertos
delitos producidos en el entorno familiar, laboral, etc. La homosexualidad se
encuentra en la base de algunas infracciones (chantajes, agresiones físicas…).
Asimismo existen factores sociales que proporcionan esa mayor victimización:
la desahogada posición económica, el estilo de vida, la ubicación de la
vivienda, el trato con grupos marginales, etc., amen del riesgo inherente al
ejercicio de algunas profesiones (policías, vigilantes, taxistas, empleados de
entidades bancarias, farmacéuticos…), y particularmente el ejercicio de la
prostitución.
6. Víctimas simbólicas:
algunas personas sufren actos dirigidos a menoscabar un determinado sistema de
valores, partido político, ideología, secta o familia, a los que pertenece el
agraviado, siendo un elemento representativo de los mismos; los asesinatos de
Martin Luther King o Aldo Moro suelen ser citados como ejemplos.
7. Falsas víctimas:
denuncian en delito que en realidad no ha existido, ofreciendo una doble
modalidad: simuladoras, que actúan conscientemente poniendo en marcha el
proceso con el fin de provocar un error judicial; e, imaginarias, que creen
erróneamente (por causas psicológicas, o por inmadurez psíquica) haber sufrido
un acto criminal.
En conclusión, a grandes rasgos
podríamos considerar al delito cómo una interacción
física/conductual, observable y multivariable, que para su comisión necesita de
la “pareja delictual o criminal” compuesta por las acciones y omisiones tanto
del agresor o victimario, como de la víctima en cuestión.
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