Cynthia Zaira Vega Valero
2,
María Guadalupe Villagrán Velazco
3,
Carlos Nava Quiroz
4 y
Rocío Soria Trujano
5
Facultad de Estudios Superiores Iztacala-UNAM
El objetivo del presente estudio fue analizar la relación entre
estrategias de afrontamiento, estrés y alteración psicológica (depresión) en
niños. Participaron 206 niños y niñas de primaria a los cuales se les aplicaron
tres inventarios. Los resultados reportan que para la alteración psicológica,
los niños presentan depresión moderada; para el estrés, los niños se encuentran
moderadamente estresados; y para las estrategias de afrontamiento, los niños
algunas veces cuentan con ellas. Se encontraron correlaciones positivas bajas
significativas entre las principales variables. Finalmente se analizó si las
niñas y niños difieren en cuanto a las variables medidas, encontrando
únicamente que las niñas se ubican en moderadamente estresadas mientras los
niños se encuentran no estresados.
Palabras clave: Estrés, estrategias de afrontamiento, depresión,
infantes, análisis discriminante.
Abstract
The aim of this study was
to analyze the possible relationship between coping strategies, stress and
psychological disorder (depression) in children. Included 206 children from
primary school to which they applied three tests. The results indicated that
for psychological disorder children present moderate depression; for
stress children are moderately stressed; and for coping strategies children
sometimes have coping strategies. Low positive significant correlations were
found among the main variables. Finally analyzed if girls and boys differ in
the measured variables, finding only that girls are located in moderately
stressed and boys are not stressed.
Keywords: Stress, coping strategies, depression, infants,
discriminant analysis.
Introducción
En los últimos años, la investigación de alteraciones psicológicas como
la depresión ha cobrado relevancia al estar asociada a diferentes enfermedades
crónicas y a que son diversas variables las que se encuentran en relación
directa con ella; asimismo, el interés no sólo se refiere al campo de la salud
sino también en realizar análisis conceptuales (Arieti y Bemporad, 1993), en
identificar su prevalencia en la población infantil (Vinaccia, 2006), su
etiología (Benkert, 1981), y su relación con variables como la calidad de red
social (Nava y Vega, 2008), apoyo social y estrés (Vega, Martínez, Nava y
Soria, 2010).
De acuerdo a la literatura, para la explicación de la depresión son
importantes dos factores. Uno, las estrategias de afrontamiento con que cuente
el individuo para afrontar los problemas que se le presentan y, el otro, el
estrés que experimente. Para interpretar la relación estrés-salud existen
diferentes modelos; uno de los más importantes es el de estrés-afrontamiento
propuesto y desarrollado por Lazarus y Folkman (1991) quienes muestran
relaciones importantes entre el estrés, la enfermedad y el bienestar
psicológico; definen al estrés como el proceso por el cual el individuo
responde a los procesos del ambiente que son percibidos como amenazantes o
desafiantes (Folkman y Lazarus, 1980) lo cual implica que un análisis del
proceso de estrés debe contener tanto a los elementos ambientales como a las
respuestas específicas del organismo.
El estrés se encuentra asociado con padecimientos de la salud tales como
hipertensión, jaquecas, dolor de espalda, ulceras estomacales o gastritis,
estrés premestrual, entre otros. A su vez, se encuentra relacionado con baja
autoestima, depresión, insomnio, consumo de narcóticos, excesiva ingesta de
alimentos o pérdida de apetito. Particularmente, Zimmerman, Ramírez-Valles,
Zapert y Maton (2000) y Younga, Russellb y Powersa (2004) coinciden al señalar
que un ritmo de vida estresante predice problemas conductuales en los
adolescentes llevándolos a consumir drogas o bien a desarrollar conductas
vandálicas o delictivas.
El estrés es la valoración que un individuo hace respecto una situación
la cual puede ser de daño, perdida o desafío; en este sentido, el estudio sobre
hospitalización infantil realizado por Fernández y López (2006); Méndez,
Ortigosa y Pedroche (1996) muestra que cuando los niños son sometidos a una
cirugía o consulta externa valoran su estancia en un hospital como amenazante.
Por otro lado, estudios relacionados con estrés postraumático, por maltrato
infantil o accidentes, en comparación con aquellos niños que no sufrían de
estos eventos, en la edad adulta eran más susceptibles de presentar estrés
(Marty y Carbajal, 2005), o como la que reportan Oliva, Montero, y Gutiérrez
(2006) quienes exploraron el estrés percibido por el padre y las
características del niño de 4 a 6 años, encontrando que existe una relación
entre el estrés de los padres y el de los niños.
Siguiendo con el modelo de Lazarus y Folkman (1991) las personas con
pocas estrategias de afrontamiento tienen más posibilidades de estresarse. Por
esto, la medición y evaluación del afrontamiento es un componente esencial para
la explicación y conceptualización del proceso de estrés. El afrontamiento es
un proceso dinámico, que involucra la evaluación y reevaluación constante de
las personas ante situaciones demandantes y su función está en consonancia con
las estrategias que los individuos llevan a cabo para la consecución de
objetivos específicos.
Las estrategias de afrontamiento propuestas por los autores están
divididas en: a) afrontamiento dirigido a la acción, que son actividades o
manipulaciones orientadas a modificar o alterar el problema y, b) el
afrontamiento dirigido a la emoción, que son las acciones que ayudan a regular
las respuestas emocionales a las que el problema da lugar.
En las investigaciones sobre estrategias de afrontamiento, Fraguela,
Luengo, Romero, Villar y Sobral (2006) encontraron diferencias de género
respecto al tipo de estrategias y su relación con el inicio de la conducta
antisocial y el consumo de drogas, además de que indicar la existencia de
diferencias entre las estrategias de afrontamiento en función de las variables
como la edad y el sexo. También muestran que los estilos de afrontamiento, como
evitar los problemas, distracciones, etcétera, son factores protectores
importantes contra el riesgo del consumir drogas, además de la implicación en
actos antisociales.
En los trabajos de Figueroa, Contini, Letina, Levin y Estevez, (2005) y
Gonzáles, Montoya, Casullo y Bernabéu (2002) se analizaron tres aspectos:
estrategias de afrontamiento, bienestar psicológico y género, encontrando
relaciones entre éstas; en el caso de Figueroa et al. (2005), y
Palomar (2008), que además evaluaron el nivel socio económico de los
participantes, observaron, primero, que las estrategias de afrontamiento que
más utilizan los adolescentes son la distracción y la evitación del conflicto;
segundo, diferencias significativas en las estrategias de afrontamiento en
adolescentes con alto y bajo nivel de bienestar psicológico y diferencias por
nivel económico, donde los de bajo recursos cuentan con más estrategias de
afrontamiento y tercero, también encontraron diferencias entre estrategias de
afrontamiento y género, siendo las mujeres quienes poseen mayor repertorio de
estrategias en comparación con los hombres.
A la luz de lo anterior, una investigación que resulta importante es la
de Nava y Vega (2008) que evaluaron las variables de red y de alteración
psicológica (depresión) con la finalidad de probar el valor relativo de las
propiedades dinámicas de la red para describir y predecir alteración emocional
en adolescentes que vivieran con sus familias y adolescentes que no vivieran
con ellas. Los resultados mostraron que los adolescentes con ausencia de familia
muestran más depresión que los adolescentes que viven con sus familias y estos
últimos obtuvieron puntajes más altos en el índice de relaciones familiares y
en la calidad de red social. Asimismo, reportan relaciones significativas entre
calidad de red familiar y depresión, calidad de red de amigos y familiares en
los adolescentes recluidos, mientras que en los otros adolescentes la calidad
de red familiar correlacionó con depresión y con los subgrupos de red. Lo
anterior indica que cuando algún componente de la red social se ve alterado,
por alguna circunstancia, tienden a presentarse problemas de alteración
psicológica como la depresión y tiene impacto en las medidas de red social.
En continuidad con la investigación precedente, Vega, Martínez, Nava y
Soria (2010) se propusieron dar respuesta a las preguntas surgidas del estudio
anterior ¿sería posible encontrar depresión aun cuando no hay ausencia de
familia de origen? y, ¿Qué variables explicarían tal fenómeno, en caso de
encontrar diferencias? Por lo tanto, los participantes seleccionados fueron
adolescentes de secundaria que vivieran con sus familias y que no mostraran
ninguna alteración psicológica aparente, evaluándose las variables de apoyo
social, estrés y calidad de red. Los resultados demuestran que el nivel de
calidad de red social familiar y de amistades es significativo para determinar
la depresión. En el caso de la segunda pregunta sobre qué variables podrían
explicar el fenómeno de la depresión no se encontraron relaciones entre el
estrés, el apoyo social y la depresión.
Con base en lo anterior podemos referir que el modelo de Lazarus y
Folkman cuenta con evidencias empíricas en las investigaciones realizadas en
diferentes muestras de adultos y adolescentes, pero no con niños. Por tal
motivo en el presente estudio se analiza la posible relación entre estrategias
de afrontamiento, estrés y alteración psicológica (depresión) en niños.
Método
Participantes
La muestra constó de 206 niños de entre 10 y 13 años con un promedio de
11.1 años (s = .45) todos de 6° grado de primaria, de los cuales
100 eran niñas y 106 niños. La participación fue voluntaria y contó con la
aprobación de sus padres y profesores.
Tipo de
estudio
Este trabajo es un estudio de campo de tipo ex post-facto. Estos diseños
se llevan a cabo en situaciones en las que las variables independientes y las
dependientes han tomado sus valores antes de que el investigador pueda
intervenir. Asimismo, es un estudio correlacional ya que nuestro objetivo es
identificar relaciones entre las variables de interés, sin establecer
causalidad entre ellas.
Instrumentos
Para llevar a cabo la investigación se aplicaron 3 instrumentos:
o
El Inventario de Estrés Infantil (IEI) (Vega,
Anguiano, Soria, Nava y González, 2008) que evalúa el nivel de estrés y consta de
30 ítems con 3 posibles opciones de respuesta, Nada nervioso (1
punto), Nervioso (2 puntos) y Muy nervioso (3
puntos). El puntaje mínimo es de 30 puntos y máximo de 90; a mayor puntuación,
mayor estrés. El alpha de Cronbach obtenido para este estudio fue de .85 y para
los ítems fueron superiores a .84.
o
El Inventario de Depresión de Beck (DE) evalúa el
nivel de depresión; consta de 21 ítems los cuales consisten de entre tres y
seis afirmaciones de las que el participante selecciona la que mejor refleje su
situación actual. Cada afirmación recibe un puntaje de 1 a 6. El puntaje mínimo
a obtener es de 21 puntos y el máximo de 93 puntos; a mayor puntuación, mayor
depresión. El alpha de Cronbach obtenido para este estudio fue de .80 y para
los ítems superiores a .79.
o
El Inventario de Estrategias de Afrontamiento (IEA)
(Cano, Rodríguez, y García 2007) evalúa las estrategias de afrontamiento que se
encuentran clasificadas en cuatro subescalas: manejo adecuado centrado al
problema, manejo adecuado centrado a la emoción, manejo inadecuado centrado al
problema, manejo inadecuado centrado a la emoción, y tuvo por objetivo conocer
cómo las personas se enfrentan a sus problemas.Consta de 40 ítems con 5
opciones de respuesta, En absoluto (0), Un poco (1), Bastante (2),Mucho (3)
y Totalmente (4), con un puntaje mínimo de 40 y un máximo de
160. El alpha de Cronbach para este estudio fue de .80 para el instrumento en
general y para las subescalas fueron: .69 para manejo adecuado al problema, .75
manejo adecuado a la emoción, .60 manejo inadecuado al problema y .76 manejo inadecuado
a la emoción.
A los inventarios IEA y el de Beck les fueron realizados ajustes mínimos
para poder usarlos con los niños. La elección de estos inventarios fue por
razones teóricas para el primero, ya que fue diseñado bajo los supuestos del
modelo aquí empleado y el segundo por ser uno de los más empleados en el campo
clínico y de la investigación mostrando buenos niveles de confiabilidad.
Procedimiento
Los instrumentos fueron aplicados en los salones que propusieron los
profesores de la primaria. En todos los casos se indicó a los participantes que
no había respuestas correctas o incorrectas y que lo que se pretendía era
conocer su opinión respecto de algunos planteamientos sociales. Si después de
leer las instrucciones aún tenían alguna duda, los encargados del estudio
podían aclararlas.
Análisis de
datos
Se empleó en SPSS versión 18 para realizar los análisis estadísticos. Se
obtuvieron estadísticos descriptivos, correlaciones de Pearson, regresión
lineal y análisis discriminante.
Resultados
El primer paso consistió en conocer los promedios para cada una de las
escalas con la finalidad de identificar los niveles de depresión, estrés y las
estrategias de afrontamiento.
Tabla 1. Se
presentan los tres rangos establecidos para cada una de las variables.
Instrumentos
|
Escalas
|
Subescalas de Estrategias de Afrontamiento
|
Alteración Psicológica (depresión)
|
Estrés Infantil
|
Puntaje total de Estrategias de Afrontamiento
|
Manejo adecuado centrado al problema
|
Manejo adecuado centrado a la emoción
|
Manejo inadecuado centrado al problema
|
Manejo inadecuado centrado a la emoción
|
22 – 32
Depresión leve
|
33 – 54
Nada estresado
|
15 – 77
Pocas estrategias
|
5 – 20
Escaso manejo
|
0 – 18
Escaso manejo
|
5 – 20
Escaso manejo
|
0 – 12
Escaso manejo
|
33 – 39
Depresión moderada
|
55 – 63
Moderadamente estresado
|
78 – 94
Algunas estrategias
|
21 – 27
Manejo moderado
|
19 – 25
Manejo moderado
|
21 – 27
Manejo moderado
|
13 – 19
Manejo moderado
|
40 – 77
Depresión grave
|
64 – 80
estresado
|
95 – 130
Muchas estrategias
|
28 – 39
Suficiente manejo
|
26 – 40
Suficiente manejo
|
28 – 38
Bastante manejo
|
20 – 37
Bastante manejo
|
En la Tabla 1 se muestra que para la alteración psicológica, que fue la
depresión (D), el promedio obtenido en la muestra fue de 37.81 (s =
9.9) lo que significa que los niños presentan depresión moderada. Asimismo, del
total de participantes, 70 de ellos tenían depresión leve, 69 depresión
moderada y 67 depresión alta.
Para el Inventario de Estrés Infantil (IEI), el promedio obtenido en la
muestra fue de 58 (s = 9.5) lo que significa que los niños están
moderadamente estresados. Además se identificó que 72 niños, dada su puntuación
final, estaban nada estresados, 62 estaban moderadamente estresados, y 62
estresados.
Finalmente para el Inventario de Estrategias de Afrontamiento (EA), el
promedio obtenido fue de 83.5 (s = 19) lo que significa que los
niños algunas veces cuentan con estrategias de afrontamiento. En particular, 68
niños tuvieron pocas estrategias de afrontamiento, 73 presentaron moderadas
estrategias de afrontamiento y 65 cuenta con muchas estrategias de
afrontamiento. Para las subescalas encontramos que en manejo adecuado centrado
al problema, el promedio obtenido fue de 23.3 (s = 6.6) lo que
significa que los niños presentan un moderado manejo adecuado centrado al
problema. Para la subescala de manejo adecuado centrado a la emoción, el
promedio obtenido fue de 21.3 (s = 8) lo que indica que los niños
presentan un moderado manejo adecuado centrado a la emoción. Para la subescala
de manejo inadecuado centrado al problema, el promedio obtenido de esta
subescala fue de 23.1 (s = 8.6) lo que establece que los niños
presentan un moderado manejo inadecuado centrado al problema. Para la subescala
de manejo inadecuado centrado a la emoción, el promedio obtenido de esta
subescala fue de 15.5 (s = 8) lo que indica que los niños presentan
un moderado manejo inadecuado centrado a la emoción.
Posteriormente se obtuvieron las correlaciones entre las variables
principales, estrés, depresión y estrategias de afrontamiento y las diferentes
subescalas de afrontamiento (véase Tabla 2), encontrando correlaciones
positivas bajas significativas entre ellas, lo que implica que a más estrés más
uso de estrategias de afrontamiento, a más estrés más depresión y a más uso de
estrategias de afrontamiento más depresión. También se observaron correlaciones
positivas bajas entre las subescalas de estrategias de afrontamiento adecuadas
e inadecuadas, estrés y depresión, excepto en la subescala de manejo adecuado
centrado al problema que no se relaciona con las variables.
Respecto a las subescalas manejo adecuado centrado a la emoción y manejo
inadecuado centrado al problema, se relacionan con estrés. Finalmente en la
subescala de manejo inadecuado centrado a la emoción, relaciona tanto con el
estrés como con la depresión. Como en todos los casos las relaciones fueron
positivas, se establece que a más estrés o depresión más el tipo de estrategias
de afrontamiento, ya sean adecuadas o inadecuadas.
Tabla 2. Se
muestran las correlaciones de Pearson entre las variables Estrés, Depresión y
Estrategias de Afrontamiento.
Variables
|
Alteración Psicológica (depresión)
|
Estrés Infantil
|
Puntaje total de Estrategias de Afrontamiento
|
Estrés Infantil
|
.287**
|
|
|
Puntaje total de Estrategias de Afrontamiento
|
.200**
|
.259**
|
|
Manejo adecuado centrado en el problema
|
-.078
|
.023
|
.695**
|
Manejo adecuado centrado en la emoción
|
.069
|
.241**
|
.708**
|
Manejo inadecuado centrado en el problema
|
.039
|
.198**
|
.650**
|
Manejo inadecuado centrado en la emoción
|
.433**
|
.188**
|
.549**
|
Nota: **
correlaciones significativas al 0.01
Otra pregunta de interés planteada fue determinar si las niñas y niños
difieren en cuanto a las variables medidas, hallando que para las estrategias
de afrontamiento, ambos grupos se ubican en el rango de algunas veces
cuentan con EA: niñas x = 84.16 (s = 18.62), niños x =
82.86 (s = 19.68), no encontrándose diferencias estadísticas (t (204)
= -.408; p > 0.05).
Respecto a la depresión, ambos casos están moderadamente
deprimidos: niñas x = 38.55 (s = 10.61), niños x =
37.17 (s = 9.25), sin encontrar diferencias estadísticas (t (204)
= -1.044; p > 0.05).
Para el caso de estrés, por su promedio x = 61.61 (s =
8.48), las niñas se ubican en moderadamente estresadas y los
niños se encuentran no estresados, x = 54 (s =
9.28), encontrando diferencias estadísticas (t (204) = -5.53; p <
0.01).
Ya que sólo se identificaron diferencias en el nivel de estrés, se
procedió a formar dos grupos, estresados y no estresados, y se analizó la
existencia de diferencias respecto a las estrategias de afrontamiento y
depresión encontrándose que con respecto a las estrategias de afrontamiento,
los niños no estresados obtuvieron un puntaje de x = 80.44 (s =
19.69), y los estresados x = 86.90 (s = 17.65),
ubicándose en el rango de algunas veces cuentan con estrategias,
observando que la diferencia en los promedios fue significativa (t (204)
= -2.46; p < 0.05).
De las estrategias de afrontamiento, sólo resultó con diferencias
significativas el manejo adecuado centrado en la emoción (t (204)
= -1.999; p < 0.05), aunque los que están estresados y no,
por promedio, se ubican en manejo moderado. En el caso de
depresión, los no estresados se ubican en el rango de depresión moderada x =
35.54 (s = 8.29), y los estresados, en depresión alta x =
80.44 (s = 19.69), con diferencias significativas (t (204)
= -3.56; p < 0.01).
Con lo anterior, desarrollamos el análisis discriminante para estimar la
capacidad de predicción de las variables de alteración psicológica (depresión),
puntaje total de estrategias de afrontamiento y manejo adecuado centrado en la
emoción. Cabe señalar que el análisis discriminante es un modelo basado en la
regresión múltiple, donde la variable dependiente es categórica (dicotómica o
politómica) y las independientes tienen que ser continuas.
Los resultados muestran que el poder predictivo de estas variables y en
conjunto, suman el 59.4 por ciento, lo que implica que tienen un valor moderado
para predecir estrés; de manera particular, los porcentajes de predicción
indican que nuestras variables son mejores para discriminar a los individuos no
estresados de los estresados (véase Tabla 3).
Tabla 3. Análisis
discriminante para los grupos de estrés y no estrés respecto de las variables
Estrategias de afrontamiento, manejo adecuado centrado en la emoción y
depresión
|
Predicción de pertenencia al grupo
|
Predicción de pertenencia al grupo
|
Total
|
Grupo
|
No estresados
|
Estresados
|
|
Conteo No estresados
|
70
|
39
|
109
|
Estresados
|
45
|
52
|
97
|
Porcentaje No estresados
|
64.2
|
35.8
|
100.0
|
Estresados
|
46.4
|
53.6
|
100.0
|
Discusión
El propósito de este estudio fue identificar si las variables de
estrategias de afrontamiento, estrés y alteración psicológica (depresión) se
encuentran correlacionadas entre sí en una muestra de niños e identificar la
validez del inventario de estrés infantil. En general se encontró que las
variables de interés correlacionan positivamente, particularmente las
subescalas del instrumento de estrategias de afrontamiento con estrés y solo la
de manejo inadecuado centrado a la emoción con depresión.
De acuerdo al modelo de Lazarus y Folkman se esperaría correlaciones
negativas entre estrategias de afrontamiento y estrés; el IEA fue construido
con la lógica de este modelo y las correlaciones que resultan significativas
son con aquellas que identifican el manejo inadecuado centrado al problema y a
la emoción, ambas subescalas se relacionan con ineficacia para enfrentar
cualquier problema, esto es, se evita el problema, se piensa que no existe, que
no se tiene la capacidad de enfrentarlo, en retirarse, de tal manera que una
relación positiva estaría implicando que a mayor estrés las estrategias que se
emplean no resuelven el problema, en este sentido el dato obtenido coincide con
lo teórico.
Aunque también se identificó una relación positiva entre el manejo
adecuado centrado a la emoción y estrés, en esta subescala se identifican las
expresiones emocionales que hacen las personas tales como: dejé salir
mis sentimientos para reducir el estrés, analicé mis sentimientos y
simplemente los dejé salir, mis sentimientos eran abrumadores y
estallaron, pasé algún tiempo con mis amigos, etc., observando
que el hecho de expresar no implica resolver, lo que de acuerdo al modelo, las
estrategias dirigidas a la emoción son aquellas que no le permitan al individuo
resolver el problema quedándose en el estado de, por ejemplo, enojo, ansiedad,
impotencia, etc., por lo que aún cuando en el inventario es establecida la
subescala como manejo adecuado, en nuestra opinión el resultado nos permite
señalar que es coherente encontrar relación positiva ya que lo que se
identifica es que a más estrés más emoción pero sin resolver, que es algo
similar a lo obtenido en las subescalas de manejo inadecuado.
Respecto a la relación estrategias de afrontamiento y depresión, éstas
correlacionan positivamente en cuanto al puntaje total de ambos inventarios y
solo con el manejo inadecuado centrado a la emoción, lo cual implica que a
mayor depresión más presencia de pensamientos desiderativos, evitación del
problema y autocrítica, dato acorde al modelo.
El resultado obtenido respecto a la alteración psicológica (depresión)
con estrés es similar al identificado con adultos (Soria, Muñoz y Vega, 2010) a
los cuales, en términos descriptivos, les ocurre que después de estar bajo
estrés se deprimen, bajan la actividad y no le encuentran sentido a las
actividades realizadas por lo que podemos inferir que con los niños está
ocurriendo lo mismo.
Con relación a las diferencias entre niños y niñas, al igual que otros
estudios, el nivel de estrés es diferente por género, tanto en niños como
adultos, siendo las mujeres quienes más se estresan (Vega, González, Anguiano,
Nava y Soria, 2009; Soria, et al., 2010). De igual manera las
diferencias encontradas entre los que presentan estrés y no respecto a las
estrategias de afrontamiento y el nivel de depresión, se puede explicar desde
el modelo de Lazarus y Folkam, nuevamente, lo importante es que el dato se
presenta en adultos y niños.
Los resultados en su conjunto son relevantes debido a que el fenómeno
estrés-estrategias de afrontamiento-depresión observado en adultos, se replica
en los niños. Podemos concluir que no es extraño que al experimentar estrés los
niños desplieguen una serie de comportamientos que pueden ser efectivos o no
para resolver sus problemas y que, a su vez, esto los desgaste y experimenten
depresión tal y como se presenta en los adultos; un ejemplo de esto es lo que
se conoce como síndrome de Bournout.
Lo anterior sugiere que desde edad muy temprana se establecen los
patrones de respuesta de estrés-afrontamiento en el que parece existir
consistencia en la manera de responder de los individuos a lo largo del tiempo.
Lo anterior es importante si se piensa en la posibilidad de investigar estas
variables que pueden interferir con la salud futura de los adultos, dando pie a
la urgencia de profundizar en la investigación del estrés en infantes.
Por otro lado, el inventario IEI presenta validez en tanto que las
relaciones teóricas esperadas se presentan, por lo que sería importante correr
otros estudios a fin de demostrar relaciones particulares entre el estrés, la
enfermedad y el afrontamiento y las diferentes maneras en que pueden ser
regulados los efectos nocivos del estrés en la salud a partir del
afrontamiento, entre otros, en niños. Por último, el instrumento IEA fue
construido con base en el modelo de Lazarus y Folkman, sin embargo, los niveles
de confiabilidad y la agrupación que los autores proponen no se replican en este
estudio, por lo que se sugiere realizar futuras aplicaciones con el objeto de
analizar sus características métricas.
Cabe señalar que uno de los problemas más serios que enfrentan los
investigadores, es no contar con instrumentos que posean niveles métricos de
alta calidad lo cual imposibilita la obtención de información útil que apoye la
propuesta de investigaciones nuevas y que sean de valor para promover la salud
de los individuos, sobre todo con la población aquí estudiada.
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Notas
1. Este
trabajo fue financiado por PAPIIT IN305810.
4. Profesor
de la carrera de psicología de la FES Iztacala. Correo-e:
canaqi@unam.mx