La “indefensión aprendida” hace
referencia a la condición de un ser humano o animal que ha aprendido a
comportarse pasivamente, sin poder hacer nada y que no responde a pesar de que
existan oportunidades para ayudarse a sí mismo, evitando las circunstancias
desagradables o mediante la obtención de recompensas positivas.
La teoría de indefensión aprendida se relaciona con
depresión clínica y otras enfermedades mentales resultantes de la percepción de ausencia
de control sobre el resultado de una situación. Aquellos
organismos que han sido ineficaces o menos sensibles para determinar las
consecuencias de su comportamiento se dicen que han adquirido indefensión
aprendida (¿aplicable
a aquellas personas que “no van a votar“?).
Doctrina del
Shock
La mayor parte de la manipulación mediática y
política está encaminada a postrarnos en un estado de shock, para que, temerosos y
paralizados, no reaccionemos ante las injusticias sociales y las pérdidas de
derechos que se nos imponen al ser tratadas como “inevitables” y motivadas por
un “poder superior” muy alejado de nosotros.
Las leyes, recortes, medidas y ajustes de los
gobiernos o la junta directiva de una empresa nos son administrados
gradualmente como un veneno que nos somete a una ansiedad constante, que
cuentan, además, con el falso legitimador de los medios
de comunicación y líderes de opinión.
Autor: Manel Fontdevila
Pero John Dewey ya nos advertía que una sociedad
libre debe producir personas libres. Es decir, personas con capacidad de elección y de
discernimiento; de comprender lo que les pasa y de ser capaces de cambiar su
situación si así lo deciden.
Para que esto sea posible, es necesario que las
personas tengan garantizado el acceso al conocimiento, y sepan además manejar
de forma crítica la información que recibe. Mediante el poder actual
de los medios de comunicación como nuestra principal fuente de
información y análisis de la realidad, es posible inducir este estado depresivo en buena
parte de la población para mantenerla en un estado de pasividad. A esta sutil
estrategia debemos sumar muchas más aunque entre ellas, también destacan el
efecto “cortina de humo” para desviar nuestra atención.
“Mantener la Atención del público distraída, lejos
de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real.
Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar;
de vuelta a granja como los otros animales.”- Cita del texto Armas silenciosas
para guerras tranquilas -
Terrible, ¿verdad? Pero más terrible aún es el
darnos cuenta de que esta inoculación de indefensión aprendida es lo que están
haciendo ahora mismo con nosotros. Nos tratan de convencer de que aceptemos
resignadamente pérdidas de derechos y privatizaciones de bienes públicos sin
resistir ni protestar. La consigna: que hagamos lo que hagamos no va a
servir para nada.
Los españoles, por ejemplo, ven la corrupción como
uno de los grandes problemas del país. Sin embargo, parece que la aparente
indignación no va acompañada de una rendición de cuentas en las urnas. La
capacidad de asombro de la ciudadanía parece permanentemente puesta a prueba, y
lo normal sería que la indignación social hubiera dado un paso más allá de la
movilización social en las calles. Sin embargo, en los
últimos años ha cundido la impresión de que la corrupción parece salirle mejor
al político que al empresario, pues en rara ocasión parece afectar a las urnas.
En la ciencia política la paradoja de la corrupción
se ha convertido ya en un concepto clásico: mientras que la corrupción en sí
misma se considera un comportamiento reprobable y vergonzante, algunos
políticos corruptos mantienen intacta (o casi) su popularidad. Un fenómeno que
tiene un reflejo fiel en la escena política española.
¿Por qué los votantes españoles muestran una
preocupante tolerancia con los candidatos implicados en casos de corrupción?
¿Por qué el previsible castigo electoral tiene un alcance más que limitado?
Son varias las posibles causas de esta
permisividad. Explicaciones que no son excluyentes ni alternativas, sino que se
complementan para perfilar los porqués de la manifestación de esa paradoja en
la política española.
Autoculpabilidad
Consiste en hacer creer al individuo que es
solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia
de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de
rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida
y se culpa, lo
que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su
acción. Y, sin acción, no hay opción de cambio.
Autor: Manel Fontdevila
En paises como Grecia, Portugal, Italia o España,
donde llevamos tiempo sufriendo este salvaje saqueo de lo común, la depresión
se extiende como una epidemia entre las clases populares y el número de
suicidios se dispara.
De hecho, cada catástrofe económica o humanitaria
supone una coartada perfecta para adoptar medidas traumáticas sobre la
población, que las acepta porque se transmite el mensaje de “no hay otra
salida”. Esta crisis económica es un claro ejemplo de ello.
El mensaje de “no hay otra salida” significa
también que “no hay otra economía que la nuestra“, “no hay otra forma de acceder al conocimiento
que la nuestra”, o “no hay otra forma de medicina que la nuestra”. No hay, en
suma, alternativas. Este es el corolario de esta información negativa y uniformizadora
que transmiten los medios de comunicación convencionales.
Los políticos y directivos de empresa se presentan
en la opinión pública, a pesar de los beneficios personales y empresariales que
siguen obteniendo gracias a sus política y en detrimento de otros sectores de
beneficio público, como ejecutores carentes de responsabilidad moral o
legal. Entre
todos podríamos hacer una interesante selección de declaraciones públicas que
nos indican claramente esta línea argumental:
·
«A veces la mejor decisión es no tomar ninguna
decisión, que también es tomar una decisión.»
o Nota: 13 de
febrero de 2013.
o Fuente: Libertad
Digital
·
«Las medidas que tomamos hacen daño a la gente,
pero son imprescindibles»
o Fuente: Rajoy: “Las
medidas que tomamos hacen daño a la gente, pero son imprescindibles”,
20 Minutos, 19 de noviembre de 2012
·
«Si no puedo bajar los gastos y no puedo subir los
ingresos, me puede explicar usted cómo se reduce el déficit público? Porque yo
confieso que lo desconozco»
o Fuente: Rajoy: ‘Este
Gobierno tiene que elegir entre un mal y un mal peor’, El Mundo, 18
de julio de 2012.
·
“Yo prefiero no subir el IVA en 2013 pero también
le digo que si en ese momento es bueno subir el IVA lo haré y haré cualquier
cosa aunque no me guste y haya dicho que no lo voy a hacer.”
o Fuente: Público
Autor: Manel Fontdevila
Cuándo la situación se alarga en el tiempo, como
actualmente sucede en España, los políticos pueden incluso a presentarse
ante la opinión pública como víctimas ellos mismos de indefensión
aprendida. En definitiva, lo que estos gobernantes nos transmiten, al
escenificar su indefensión, es que nuestro país ya no es soberano, sino que está
bajo las órdenes de los que en realidad mandan: los famosos “mercados” o bien,
desde “Alemania” o “Bruselas”.
PELIGRO MANTRA: “Son todos iguales”.
Es la opinión que muchos ciudadanos utilizan para
definir a la clase política en su conjunto, para englobar sin matices
comportamientos particulares a los representantes de todos los partidos
políticos. Esta suerte de cinismo político conlleva
una generalización de la sospecha sobre todos los cargos públicos, aplicar una
presunción de culpabilidad sin hacer distingos entre trayectorias intachables y
largos historiales judiciales.
Y este cinismo democrático, además, también se
convierte en freno para aplicar un castigo real en las urnas contra candidatos
implicados en casos de corrupción. Si cunde el convencimiento de que todos los
partidos y todos los candidatos comparten actuaciones irregulares, los
incentivos que podría tener el electorado para cambiar el voto prácticamente
desaparecen. Si todos los candidatos son igualmente corruptos, ¿por qué no
seguir votando al partido al que siempre si los demás también son corruptos?.
Un efecto que explicaría el interés de los partidos
que se ven implicados en una irregularidad en airear y recordar todos los
escándalos que han sufrido el resto… Tal vez su papel en la estrategia del
shock aún no se haya cumplido del todo. Todavía no estamos completamente
sujetos a la indefensión aprendida. Pero ¿podremos hacer algo para no ser
vencidos del todo por ella?
Para romper este círculo de adoctrinamiento hay que
ampliar las fuentes de la información. Demostrar que no es cierto que no haya
otra economía, otra forma de acceder al conocimiento u otra medicina. Demostrar
que hay alternativas, y sobre todo, que estas alternativas funcionan. Esta es la
principal razón de que sea necesaria la existencia de medios de comunicación
libre como Noticias Positivas o Periodismo
Humano.
Martin Seligman
A finales de los 60, el psicólogo Martin Seligman
realizó un experimento. Dentro de una caja de laboratorio, un perro era
expuesto a shocks eléctricos que no podía evitar. En cambio, en otra caja, otro
perro sí que podía interrumpir esos shocks pulsando una palanca. Más tarde, los
perros eran situados sobre una superficie electrificada de la que podían
escapar simplemente saltando una barrera.
El perro que había podido controlar los shocks la
saltaba, mientras que el otro perro, en lugar de buscar la salida exitosa a la
situación adversa, permanecía aguantando las descargas de manera pasiva. Había,
pues, “asimilado” su indefensión.
¿Para qué gastar energías sabiendo que de los
estímulos adversos no se puede escapar?
Como al perro víctima del experimento de Seligman,
se nos somete a unos shocks (nombrados por los eufemismos “ajustes” o
“recortes”) que, al parecer, no podremos evitar por mucho que hagamos huelgas,
acciones de concienciación o nos manifestemos o bien, se castiga a ellos que lo
hacen.
Hannah Arendt
En su libro “Eichmann en Jerusalén,” Hannah Arendt
expuso su concepto de banalidad del mal: un funcionario nazi mediocre como
Adolf Eichmann fue capaz de poner en práctica asesinatos en masa, no por
crueldad, sino simplemente porque actuaba dentro de las reglas del
sistema al que pertenecía sin reflexionar sobre sus actos. Lo que hizo
Eichmann fue cumplir eficientemente con las órdenes que provenían de estamentos
superiores, que es lo que hacen nuestros políticos en el gobierno respecto a
los mandatos de quienes representan los intereses del capital financiero.
Todo ello sin
poderse cuestionar las reglas a las que obedecen, ya que están cegados por los
postulados de una ideología dominante, el neoliberalismo, que además legitima
el hecho de que estos mismos gobernantes –o sus familiares o sus amigos– se
enriquezcan, de una manera que nosotros consideraríamos inmoral, gracias a la
pérdida de derechos sociales de los ciudadanos y a la privatización del sector
público.
Capítulo del Manual de Diseño Social dedicado a la “Indefensión
Aprendida”
Artículo de www.unitedexplanations.org
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