Los agresores suelen venir de
hogares violentos, suelen padecer trastornos psicológicos y muchos de ellos
utilizan el alcohol y las drogas lo que produce que se potencie su agresividad.
Tienen un perfil determinado de inmadurez, dependencia afectiva, inseguridad,
emocionalmente inestables, impaciente e impulsivos.
Los agresores trasladan
habitualmente la agresión que han acumulado en otros ámbitos hacia sus mujeres.
Maltratador, frecuentemente es
una persona aislada, no tiene amigos cercanos, celoso (celotipia), baja
autoestima que le ocasiona frustración y debido a eso se genera en actitudes de
violencia.
Una investigación de los
psicólogos norteamericanos, el Dr. John Gottman y Dr. Neil Jacobson. Señalan
que los hombres maltratadores caen en dos categorías: pitbull y cobra, con sus
propias características personales:
Pit bull:
Solamente es violento con las personas que ama
Celoso y tiene miedo al abandono
Priva a pareja de su independencia
Pronto ora, vigilar y atacar públicamente a su propia pareja
Su cuerpo reacciona violentamente durante una discusión
Tiene potencial para la rehabilitación
No ha sido acusado de ningún crimen
Posiblemente tuvo un padre abusivo.
Cobra:
Agresivo con todo el mundo
Propenso a amenazar con cuchillos o revólveres
Se calma internamente, según se vuelve agresivo
Difícil de tratar en terapia psicológica
Uno depende emocionalmente de otra persona, pero insiste que su pareja haga lo que él quiere.
Posiblemente haya sido acusado de algún crimen
Abusa de alcohol y drogas.
El pitbull espía a su mujer, es celópata, cae bien a todas las personas, excepto a sus novias o esposas. El cobra es un sociópata, frío, calculador, puede ser cálido. El maltrato no cesa por sí solo.
Celoso y tiene miedo al abandono
Priva a pareja de su independencia
Pronto ora, vigilar y atacar públicamente a su propia pareja
Su cuerpo reacciona violentamente durante una discusión
Tiene potencial para la rehabilitación
No ha sido acusado de ningún crimen
Posiblemente tuvo un padre abusivo.
Cobra:
Agresivo con todo el mundo
Propenso a amenazar con cuchillos o revólveres
Se calma internamente, según se vuelve agresivo
Difícil de tratar en terapia psicológica
Uno depende emocionalmente de otra persona, pero insiste que su pareja haga lo que él quiere.
Posiblemente haya sido acusado de algún crimen
Abusa de alcohol y drogas.
El pitbull espía a su mujer, es celópata, cae bien a todas las personas, excepto a sus novias o esposas. El cobra es un sociópata, frío, calculador, puede ser cálido. El maltrato no cesa por sí solo.
Después de que la mujer ha sido
físicamente maltratada y tiene miedo, a veces cesa este tipo de abuso y lo
reemplaza con un constante maltrato psicológico, a través del cual le deja
saber a su víctima, que el abuso físico podría continuar en cualquier momento.
En ocasiones la violencia del maltratador oculta el miedo o la inseguridad, que sintió de niño ante un padre abusivo que lo golpeaba con frecuencia, al llegar a ser un adulto prefiere adoptar la personalidad del padre abusador a sentirse débil y asustado. En otros casos, los comportamientos ofensivos son la consecuencia de una niñez demasiado permisiva durante la cual los padres complacieron al niño en todo. Esto lleva al niño a creerse superior al llegar a ser un adulto y a pensar que él está por encima de la ley. O sea, que puede hacer lo que quiera y abusar de quien quiera. Piensa que se merece un trato especial, mejor que el que se les da a los demás.
En ocasiones la violencia del maltratador oculta el miedo o la inseguridad, que sintió de niño ante un padre abusivo que lo golpeaba con frecuencia, al llegar a ser un adulto prefiere adoptar la personalidad del padre abusador a sentirse débil y asustado. En otros casos, los comportamientos ofensivos son la consecuencia de una niñez demasiado permisiva durante la cual los padres complacieron al niño en todo. Esto lleva al niño a creerse superior al llegar a ser un adulto y a pensar que él está por encima de la ley. O sea, que puede hacer lo que quiera y abusar de quien quiera. Piensa que se merece un trato especial, mejor que el que se les da a los demás.
La violencia doméstica no siempre
resulta fácil de definir o reconocer. En términos generales podríamos
designarla como el uso deliberado de la fuerza para controlar o manipular a la
pareja o al ambiente más cercano.
Se trata del abuso psicológico,
sexual o físico habitual. Sucede entre personas relacionadas afectivamente,
como son marido y mujer o adultos contra los menores que viven en un mismo
hogar.
La violencia doméstica no es
solamente el abuso físico, los golpes, o las heridas. Son aún más terribles la
violencia psicológica y la sexual por el trauma que causan, que la violencia
física, que todo el mundo puede ver. Hay violencia cuando se ataca la
integridad emocional o espiritual de una persona.
La violencia psicológica se
detecta con mayor dificultad. Quien ha sufrido violencia física tiene huellas
visibles y puede lograr ayuda más fácilmente. Sin embargo, a la víctima que
lleva cicatrices de tipo psicológicas le resulta más difícil comprobarlo. También
lo dificulta, por ejemplo, la habilidad manipuladora de su esposo que presenta
a su esposa como exagerada en sus quejas o simplemente como loca..
A la violencia física precede, a
veces, años de violencia psicológica. La violencia psicológica es, despreciar a
la mujer, insultarla de tal manera, que llega un momento en que esa mujer
maltratada psicológicamente, ya cree que esos golpes se los merece. Y qué
difícil es convencer a una mujer de que vaya a pedir auxilio cuando cree que no
lo necesita.
Hay mujeres que se avergüenzan por lo que les sucede y que hasta se creen merecedoras de los abusos. Por eso prefieren mantenerlos en secreto y así esa situación puede prolongarse durante años. Los que maltratan a sus víctimas lo hacen de acuerdo a un patrón de abuso psicológico.
Igual que en el caso del alcohólico, el que golpea a una mujer o la maltrata psicológica o sexualmente, lo primero que hará es negarlo.
Hay mujeres que se avergüenzan por lo que les sucede y que hasta se creen merecedoras de los abusos. Por eso prefieren mantenerlos en secreto y así esa situación puede prolongarse durante años. Los que maltratan a sus víctimas lo hacen de acuerdo a un patrón de abuso psicológico.
Igual que en el caso del alcohólico, el que golpea a una mujer o la maltrata psicológica o sexualmente, lo primero que hará es negarlo.
Negación es decir: "No, es
que yo le pego con razón". No hay ninguna razón para golpear a una mujer,
ni a nadie. Pero lo niegan. Dicen: "Yo no la he golpeado, yo no le hecho
nada, sólo tocarla".
Otra forma de abuso psicológico
es el aislamiento, en que le hacen el vacío a la mujer, ni le hablan, ni la
miran y entonces ella se va creyendo que se merece ese trato.
La intimidación es también un abuso. "Si dices algo te mato." Muchas mujeres no se atreven a hablar, por las amenazas que sus maridos o sus compañeros lanzan contra ellas.
Tanto el adicto a cualquier droga como el abusador, siempre tienen excusas y le echan la culpa a alguien.
La intimidación es también un abuso. "Si dices algo te mato." Muchas mujeres no se atreven a hablar, por las amenazas que sus maridos o sus compañeros lanzan contra ellas.
Tanto el adicto a cualquier droga como el abusador, siempre tienen excusas y le echan la culpa a alguien.
También dentro de ese hábito de
abuso psicológico está el abuso económico. "Si dices algo no te voy a dar
la mensualidad".
Dentro de ese abuso psicológico
de los maridos que golpean (lo que se llama en psicología la triangulación),
hay otro tipo de abuso: utilizar a los hijos para hacerles sentir culpables a
las esposas. En este caso los hijos sirven de mensajeros: "dile a tu madre
que..."
Las amenazas a través de los hijos, las amenazas de que le van a quitar al hijo, todos estos son abusos psicológicos que preceden al abuso físico.
Las amenazas a través de los hijos, las amenazas de que le van a quitar al hijo, todos estos son abusos psicológicos que preceden al abuso físico.
Todos estos abusos impiden que la
mujer deje el hogar, ese hogar violento. Es que esa violencia psicológica a que
están sometidas muchas mujeres, es más horrorosa que el abuso físico.
Pregúntele a cualquier mujer a la cual han maltratado físicamente qué es lo que
le duele más; si las palabras hirientes, los desprecios o los golpes. Los
golpes se pasan, los abusos psicológicos, los insultos, los desprecios se
clavan en el corazón.
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