MINISTERIO DE EDUCACIÓN
INSTITUTO PEDAGÓGICO LATINOAMERICANO
Y CARIBEÑO
CÁTEDRA UNESCO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
MAESTRÍA EN EDUCACIÓN
MATERIAL DOCENTE BÁSICO DEL CURSO
EDUCACIÓN Y DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD
PROFESORA:
DRA. NORMA CÁRDENAS MOREJÓN
LA HABANA, CUBA
OCTUBRE 2003
La disciplina
Educación y Desarrollo de la Personalidad integra el curriculum de la
maestría en Ciencias de la Educación. Esta disciplina, en estrecho
vínculo con otras de carácter pedagógico y psicológico, contribuye a una
comprensión científica del proceso docente educativo al destacar su
determinación social y su importancia en el proceso de desarrollo y formación
de la personalidad.
En el estudio
del complejo problema que aborda la disciplina Educación y Desarrollo dela
Personalidad el presente material se fundamenta en las posiciones de la
psicología histórico cultural y en especial enfatiza los resultados obtenidos
por los autores cubanos que se han especializado en esta temática. Por supuesto
que también se hacen referencias a otras posiciones psicológicas que han
realizado importantes aportes al estudio del desarrollo de la personalidad y a
los puntos de vistas que sustentan acerca de las interrelaciones de este
proceso y la educación.
El presente
material no pretende (y además no sería posible) agotar los contenidos
estudiados, se trata ante todo de un resumen que le permitirá a los cursantes
comprender las ideas fundamentales que serán objeto de debate en el salón de
clases. Producto del análisis de un abundante material la autora en cada tema
ofrece sus propios criterios, sobre todo en el plano metodológico,
contribuyendo a que el lector pueda orientarse en la solución de las complejas
tareas que a alumnos y profesores plantea el desarrollo de la personalidad.
Para cumplimentar tales intenciones también se realizó una compilación de
diversos textos sobre la temática que posibilitan profundizar en el contenido
estudiado.
Durante el
curso se realizarán un conjunto de actividades que permitirán que los
participantes elaboren sus propios puntos de vista sobre cómo a través del
proceso docente-educativo puede influirse en el proceso de formación y
desarrollo de la personalidad, considerando los contextos educacionales particulares
en los cuales llevan a cabo su actividad pedagógica. No se trata de ofrecer
recetas de valor universal sino de propiciar una reflexión grupal que
contribuya a la elaboración personal de una concepción sobre la educación y su
papel en el desarrollo de la personalidad que pueda fundamentar y orientar
de modo efectivo la actuación profesional de los maestrantes.
OBJETIVOS
GENERALES DEL CURSO.
- Fundamentar
el papel de la educación en el proceso de desarrollo de la personalidad.
- Explicar
las fundamentales tendencias del desarrollo de la personalidad en diferentes
etapas del desarrollo.
CONTENIDO
TEMÁTICO DEL CURSO.
Tema 1- La
concepción de la personalidad en la psicología histórico cultural.
Tema 2- Desarrollo
y educación de la personalidad. Importancia de la actividad y la comunicación
en el proceso de formación y desarrollo de la personalidad. Diferentes
posiciones acerca de la relación educación y desarrollo. La concepción del
desarrollo de la personalidad en la psicología histórico-cultural. La educación
y la enseñanza desarrolladoras.
Tema 3- La
periodización del desarrollo psíquico y del desarrollo de la personalidad. Su
importancia para el trabajo pedagógico. Criterios empleados. Sus ventajas y limitaciones.
La comprensión del problema del desarrollo de la personalidad y el concepto de
situación social del desarrollo. Las fundamentalestendencias del
desarrollo de la personalidad en diferentes etapas de su desarrollo.
Tema 4-
Estrategias docente-educativas dirigidas a la formación de la personalidad de
los educandos. Estrategias de intervención grupal. El diagnóstico actual y
potencial, su sistematicidad. El problema de los métodos y las técnicas en el
diagnóstico del nivel de desarrollo de la personalidad de los educandos. La
interacción del sistema de influencias educativas como condición imprescindible
del proceso de educación de la personalidad.
EVALUACIÓN: Para
otorgar la evaluación final del curso se considerará la calidad de la
participación de los alumnos en las diversas actividades que se realizarán
durante su desarrollo. El curso está diseñado sobre la base de la preparación
individual y grupal de los participantes así como considerando su participación
activa y reflexiva en los talleres que se realizan. También se tomará en cuenta
los resultados obtenidos en el trabajo final presentado para concluir la
disciplina.
Para elaborar
y defender su trabajo final los maestrantes podrán seleccionar una de las
siguientes variantes, en correspondencia con las particularidades de su trabajo
de tesis:
· Fundamentar
teóricamente y elaborar una estrategia de trabajo educativo para aplicar a un
grupo de alumnos a partir de los resultados de un diagnóstico aplicado.
· Elaborar
determinados aspectos de la fundamentación teórica del tema estudiado en
correspondencia con el contenido de la disciplina Educación y Desarrollo de la
Personalidad.
· Caracterizar
las fundamentales tendencias del desarrollo de la personalidad de la etapa en
que se encuentran los alumnos que integran la muestra seleccionada para su
trabajo investigativo.
En todos los
casos resulta fundamental la realización de una amplia y actualizada revisión
bibliográfica.
Tema 1. La
concepción de la personalidad en la psicología histórico cultural.
El objetivo
esencial de la educación en cualquier país, independientemente del régimen
socioeconómico de que se trate, es la formación de la personalidad de sus
ciudadanos, en particular de las generaciones más jóvenes. Se trata de preparar
a las personas desde las más tempranas edades no solo para vivir en esa
sociedad sino también para perpetuarla y contribuir a su desarrollo.
Por supuesto,
no todas las sociedades tienen las mismas aspiraciones en relación con las
particularidades de personalidad que desearían desarrollar en sus miembros. En
cada caso se ha ido elaborando un modelo particular del tipo de hombre que
desean formar en correspondencia con las necesidades, posibilidades,
aspiraciones, tradiciones socio-culturales e históricas propias, lo cual
no niega la existencia de rasgos comunes que se relacionan con
ciertos valores humanistas que se consideran universales.
Existen variadas
concepciones como el psicoanálisis y las posiciones humanistas, que han
elaborado sistemas teóricos a partir de los cuales se realizan propuestas
metodológicas relativas al proceso de formación de la personalidad, algunas de
las cuales han sido ampliamente divulgadas en América Latina. Los educadores
han de conocer estas concepciones pero les resulta imprescindible apropiarse de
una teoría de la personalidad que contribuya al enriquecimiento de su labor
educativa.
La comprensión de la personalidad en la psicología histórico cultural.
En la
psicología histórico cultural se reconoce la complejidad de la categoría
personalidad y la necesidad de su estudio multidisciplinario, ciencias tales
como la filosofía, la estética, las ciencias jurídicas, la sociología, la
pedagogía y la psicología, entre otras ciencias sociales se ocupan de su
investigación.
Se observan
dos tendencias complementarias en el estudio multilateral de la personalidad,
por una parte, el intento de integrar los resultados que se obtienen por las
diferentes ciencias en un sistema único donde se considera la personalidad como
objeto general de estas ciencias diversas; y, por otra parte, la tendencia a
delimitar con mayor precisión los aspectos específicos que debe abordar cada
ciencia, o sea definir el objeto particular de investigación de cada ciencia en
cuestión tomando la personalidad como objeto general.
La comprensión
de la personalidad en la psicología histórico cultural se relaciona y
fundamenta en otras importantes categorías psicológicas que han sido
reelaboradas en los marcos de esta concepción psicológica: psiquis, conciencia,
actividad, comunicación, entre las más importante.
La
introducción del concepto de personalidad en la psicología, significa ante todo
que en la explicación de los fenómenos psíquicos se parte del hombre como ser
material en sus correlaciones con el mundo. Todos los fenómenos psíquicos, en
sus interconexiones, pertenecen a un hombre concreto, vivo actuante, dependen y
se derivan del ser natural y social del hombre y de las leyes que lo
determinan.(Rubinstein, 1965, p. 161-162)
S. L.
Rubinstein enunció así el enfoque personológico: todos los procesos, propiedades
y estados psíquicos sólo pueden ser analizados en el contexto de la
personalidad; todos los fenómenos psíquicos pertenecen a un individuo concreto,
están determinados por su ser social e individual.
Al hacer
referencia a la comprensión de la personalidad en esta concepción psicológica
pudiera esperarse erróneamente que los autores que se adscriben a ella
sostuvieran criterios monolíticos en relación con la mencionada categoría. El
estudio de la personalidad se ha realizado desde diferentes ángulos en los
marcos de la psicología histórico cultural encontrándose variadas
interpretaciones que, a nuestro juicio, han enriquecido notablemente la
investigación psicológica y han constituido fuente importante para la
elaboración de fundamentos comunes para la comprensión general de la
personalidad en esta orientación psicológica.
La unidad en
las posiciones de estos autores se fundamenta en que parten de una base
metodológica común (la filosofía marxista-leninista) que, conjuntamente con los
resultados de las investigaciones, ha contribuido a la elaboración de los
principios esenciales de la psicología histórico cultural que al aplicarse al
estudio de la personalidad permiten distinguir determinados aspectos generales
o criterios metodológicos, en la comprensión de la personalidad que resultan
típicos de la concepción psicológica que nos ocupa. Resulta necesario insistir
en que no se tratatodavía de una teoría universal de la personalidad (Shorojova,1985,
p. 28)
La comprensión
general de la personalidad en la psicología histórico cultural se fundamenta en
el reconocimiento de un conjunto de criterios esenciales. Debe señalarse que al
respecto pueden encontrarse diferentes interpretaciones y matices, e incluso,
autores que no hacen referencia explícita a cada uno de estos criterios o que
enfatizan en sus teorías sólo algunos de ellos, pero de un modo u otro, en su
conjunto, los asumen y constituyen postulados básicos de sus estudios.
En nuestra
opinión la concepción general de la personalidad en la psicología histórico
cultural reconoce:
- El
carácter sociohistórico de la personalidad.
- Su
carácter activo y transformador.
- La
unidad de lo biológico y lo social en la personalidad.
- La
importancia de la actividad y la comunicación en el proceso de formación y
desarrollo de la personalidad.
- Determinadas
características generales de la personalidad: individualidad, integridad,
estabilidad, estructura.
- La
unidad de lo afectivo y lo cognitivo.
- La
función reguladora de la personalidad.
Los aspectos
señalados conforman una unidad, permiten en sus interrelaciones mutuas la
comprensión dialéctico materialista de un fenómeno tan complejo como es la
personalidad, por eso su enumeración responde sólo a fines didácticos pero una
explicación más rigurosa exige un análisis de conjunto de los criterios dados.
El carácter
sociohistórico de la personalidad es un postulado básico. La personalidad se
concibe, tanto desde el punto de vista filogenético como ontogenético, como un
producto del desarrollo del hombre en condiciones sociales e históricas
concretas. Cada hombre vive en determinada sociedad, pertenece a una clase,
participa en diferentes grupos sociales (familiar, escolar, laboral, de amigos
y otros) en interacción con los cuales asimila puntos de vistas, costumbres,
valores, conocimientos, etc. que influyen en el proceso de desarrollo y
formación de la personalidad que transcurre durante toda la vida del individuo.
Para algunos autores la definición misma de personalidad está determinada por
su carácter sociohistórico. Según B. P. Ananiev la personalidad es el hombre
como sujeto y objeto del proceso histórico-social, es el sujeto de la conducta
social y de la comunicación.
Los vínculos
entre la personalidad y la sociedad son estrechos y mutuos. La personalidad no
es un producto pasivo de las condiciones y relaciones sociales; es el ser
activo de estas relaciones, las cuales realiza, desarrolla y transforma en su
actividad. Las relaciones sociales no existen como algo externo a la
personalidad, estas determinan la personalidad en la medida en que ella
participa activamente en la vida social. La personalidad se caracteriza por su
actividad creadora, transformadora.
La
personalidad se forma, se desarrolla y se manifiesta en la actividad, al mismo
tiempo que constituye el nivel regulador de la actividad; es por ello
precisamente que la actividad, la interrelación de todos sus tipos, constituye
la vía fundamental para el estudio y formación de la personalidad. Al mismo
tiempo se reconoce el importante papel de la comunicación en este proceso, el
individuo deviene personalidad sólo cuando obra como sujeto de las relaciones
sociales lo que implica intercambio e interacción con otras personas y,
consecuentemente, influencias mutuas.
A. N Leontiev
también destaca la esencia sociohistórica de la personalidad. En su
comprensión de la personalidad el concepto de actividad resulta clave. La
actividad del hombre es un sistema comprendido en el sistema de relaciones de
la sociedad, constituye la transición mutua entre los polos sujeto - objeto. Es
por ello que define la personalidad como el aspecto interno de la actividad.
La esencia de
la personalidad es social pero ello no implica que se ignore la importancia de
las propiedades naturales del ser humano en el proceso de su desarrollo. En
este sentido surge la problemática de la interrelación de lo biológico y lo
social en la personalidad. La solución de este problema se fundamenta en
posiciones generales acerca de la imposibilidad de contraponer lo biológico y
lo social en el hombre, pues en él lo natural está socialmente fundamentado, se
ha formado en el propio proceso de desarrollo histórico de la sociedad; y, al
mismo tiempo, no puede considerarse lo social al margen de lo biológico.
Frecuentemente las diferencias entre los conceptos de individuo y personalidad
se emplean como una vía para esclarecer esta cuestión.
Pero lo
biológico y lo social no determinan mecánicamente las particularidades de la
personalidad. No puede suponerse, por tanto, la posibilidad de manipularlas
como simples variables independientes que al combinarse den un resultado
esperado, o sea determinados rasgos específicos de personalidad. Lo biológico y
lo social son solo premisas para el desarrollo de la personalidad, proceso en
el cual tiene lugar un complejo sistema de interacciones.
Un principio
básico en la concepción de la personalidad en la psicología histórico cultural
es el que se refiere a la interrelación de lo interno y lo externo, pues
explica la dependencia del proceso de desarrollo y formación de la personalidad
de las condiciones externas e internas, evidenciándose que no se trata de un
proceso automático de acción y reacción sino, por el contrario, es
consecuentemente dialéctico. Las condiciones externas determinan la formación
de las condiciones internas pero en la medida en que estas últimas se van
formando mediatizan las influencias de las condiciones externas, así como de
sus interrelaciones.
Para S. L
Rubinstein la personalidad es el conjunto de condiciones internas concatenadas
entre sí en una unidad a través de las cuales se refractan las influencias
externas, enfatiza así el autor su posición acerca de la importancia de lo
interno como esencial en la conceptualización de la personalidad y su
comprensión del determinismo dialéctico entre las condiciones internas y las
causas externas.
Aunque existen
numerosos definiciones acerca del concepto de personalidad, en la medida en que
la psicología como ciencia ha ido desarrollándose, se evidencia la
aplicación del enfoque sistémico en la tendencia creciente a estudiar la
personalidad como una formación íntegra que posee diversos niveles, donde los
niveles superiores regulan el comportamiento y la actividad del sujeto. Se
considera que la personalidad, a través de los diferentes niveles que la
integran, es el nivel regulador superior del psiquismo humano.
Se acepta en
general, aunque suelen definirse de diferentes formas, que la personalidad se
caracteriza por un conjunto de características generales tales como:
integridad, individualidad, constancia, estructura y por su función reguladora,
en esta última resulta necesario detenerse.
S.L
Rubinstein, al destacar la importancia del estudio de la personalidad para la
psicología, subraya que sin la conciencia y la autoconciencia no tiene sentido
hacer referencia a la personalidad, por tanto, el proceso de formación de la
personalidad es ineludiblemente el proceso de formación de la conciencia y la
autoconciencia. En la psicología histórico cultural se enfatiza que mediante la
autoconciencia la personalidad tiene conciencia de sí misma, de todas sus
cualidades y particularidades individuales, de sus defectos y virtudes
fundamentales, limitaciones y potencialidades; posibilita la relación de la
personalidad con su mundo interior y es esencial en sus
interrelacionessociales. Destaca S. L. Rubinstein que la autoconciencia, como
nivel superior del desarrollo de la conciencia, cumple en la vida psíquica de
la personalidad la función de autorregulación, de conocimiento y relación hacia
sí misma.
La función
reguladora de la personalidad constituye una característica esencial y
definitoria de esta categoría. Expresa el carácter activo y consciente de la
personalidad tanto en sus relaciones con el medio en que vive como con respecto
a su propia persona. Esta función explica cómo la personalidad regula su
actividad durante el proceso de búsqueda, planteamiento y logro de sus
objetivos, lo que se evidencia en las reflexiones que el sujeto realiza sobre
sus posibilidades reales de lograr uno u otro propósito, la elaboración de
planes y proyectos para el futuro, la valoración de las vías y medios para
alcanzarlos así como en el análisis sistemático del cumplimiento de los
objetivos planteados, el esfuerzo volitivo que despliega durante todo el
proceso y, en general, en toda la actividad realizada por la personalidad.
Al definir el concepto
de personalidad la autora L. I. Bozhovich enfatiza que solo cuando el hombre ha
alcanzado un elevado nivel de desarrollo psíquico que lo hace capaz de
dirigir su conducta y actividad, e incluso, su propio desarrollo psíquico,
llega a ser una personalidad. Coloca en el centro de la definición dada
las posibilidades autorreguladoras del ser humano y precisa que la mencionada
función es producto del proceso de desarrollo de cada ser humano.
No es casual
que no se haya hecho referencia a determinada estructura de la personalidad
como típica de las posiciones más representativas en la psicología histórico
cultural. Realmente puede encontrarse una amplia variedad de criterios acerca
de la estructura de la personalidad y sus correspondientes componentes. Sin
embargo, debe destacarse la tendencia predominante a subordinar los problemas
estructurales a los funcionales, en el empeño de los autores por lograr un
enfoque sistémico en el estudio de la personalidad. La propuesta de la autora
L. I. Bozhovich acerca de las relaciones entre los componentes de la
personalidad en las diferentes etapas del desarrollo y sobre la esfera
motivacional como núcleo o componente conformador del sistema, puede
ejemplificar esta tendencia.
S. L.
Rubinstein consideró que la función reguladora de la psiquis se expresa como
regulación inductora y como regulación ejecutora y en cada uno de los aspectos de
esta función intervienen determinadas propiedades psíquicas como el carácter y
el sistema de motivos que lo integran (regulación inductora) y las capacidades
(regulación ejecutora). En la actualidad algunos autores se apoyan en las
consideraciones de Rubinstein y consideran dos grandes esferas que intervienen
en la función reguladora de la personalidad: la afectivo- motivacional y la cognitivo-instrumental
y enfatizan la unidad entre lo afectivo y lo cognitivo como condición esencial
para el desarrollo de la función reguladora. También suele emplearse en este
contexto el concepto de formaciones psicológicas.
Otros autores
en los marcos de la psicología histórico cultural consideran que no resulta
válido dividir lo afectivo y lo cognitivo en la estructura de la personalidad,
aunque se declare su unidad, y que cada formación psicológica como nivel
superior de regulación psíquica de la personalidad implica la unidad de lo
afectivo y lo cognitivo. La determinación del término de formaciones
psicológicas contribuye a superar los enfoques atomista y estructuralista que
se manifestaron en etapas anteriores del desarrollo de la psicología en el estudio
de la personalidad.
Tema 2.
Desarrollo y formación de la personalidad. Importancia de la actividad y la
comunicación en este proceso.
El punto de
partida para el análisis de las complejas relaciones entre el desarrollo y
laeducación es la comprensión de la concepción del desarrollo de que se trate,
al respecto pueden encontrarse en el decursar de la Psicología variadas
posiciones. Las diferentes teorías contienen supuestos implícitos e
explícitos acerca de cómo se produce el desarrollo, su naturaleza, y sus
causas, qué factores lo favorecen o lo dificultan, cuál es la importancia
relativa de los factores biológicos y ambientales, cuáles son los aspectos del
desarrollo que tiene más importancia estudiar y con qué métodos, o cuáles
son las unidades de la conducta a las que hay que prestar atención. Todos estos
aspectos son muy relevantes para entender el desarrollo pero no todas las
posiciones teóricas comparten las mismas ideas sobre ellos.( Delval, 1994)
Jesús Palacios
(1997) ha agrupado las orientaciones teóricas clásicas acerca del
desarrollo en tres modelos fundamentales: mecanicistas, organicistas y modelo
del ciclo vital, los que facilitan la comprensión de los diversos puntos de
vista acerca de relación entre educación y desarrollo.
La concepción
histórico cultural ha desarrollado una comprensión del desarrollo psíquico, y
de sus relaciones con la educación, a tenor con sus fundamentos metodológicos.
En la
psicología histórico cultural se hace referencia a los conceptos de desarrollo
psíquico y de desarrollo de la personalidad, ambos se diferencian pero al mismo
tiempo están estrechamente vinculados. Para explicar cómo se comprende el
desarrollo psíquico en los marcos de la concepción psicológica que nos ocupa es
necesario considerar que a la psiquis le es inherente una sucesión de
transformaciones estructurales y funcionales, tanto en el curso del desarrollo
histórico de la sociedad como en el curso del desarrollo individual.
La psicología
histórico cultural ha realizado importantes aportes a la comprensión del
proceso del desarrollo psíquico del hombre. El desarrollo es un proceso que se
produce a través de la apropiación por parte del individuo de la cultura
desarrollada por la sociedad; el desarrollo psíquico se interpreta y
analiza como un producto del proceso de apropiación de las distintas formas de
la experiencia social.
Se enfatiza
así que las funciones psíquicas específicamente humanas, no son innatas, se
originan en las relaciones del individuo con su contexto cultural y social. Para
L. S Vigotsky las funciones psíquicas superiores no poseen un origen
natural, sino que surgen, se forman y se desarrollan en el curso de desarrollo
histórico social.
El proceso de
apropiación de la cultura humana conduce no sólo a la asimilación de los
procedimientos para la realización de los distintos tipos de actividad y
los modos de interacción social, sino que conduce a la formación de todos los
procesos psíquicos, formaciones psicológicas de diferentes niveles de
complejidad y de las cualidades de personalidad correspondientes. Es
mediante su actividad y con la ayuda de los otros, en un proceso
mediatizado por los instrumentos y sistemas de signos construidos
históricamente, que el niño se apropia de la experiencia social acumulada por
la humanidad, que se encuentra en los productos de la actividad material y
espiritual y es asimilada por el hombre a lo largo de su vida.
Como resultado
del proceso de desarrollo se producen en el hombre importantes cambios
morfofuncionales, psíquicos y sociales. Las nuevas particularidades que surgen
en el proceso de desarrollo se preparan durante un periodo largo y,
frecuentemente, las numerosas transformaciones que tienen lugar no se revelan a
la observación cotidiana sino cuando aparece la nueva cualidad. Así, el
desarrollo implica un movimiento desde los niveles inferior a los superiores,
en espiral, donde lo nuevo contiene a lo viejo, pero al mismo tiempo lo supera.
Ejemplos sencillos, comprensibles para todos, como el desarrollo físico en la
infancia y la adolescencia, o el desarrollo del lenguaje en la edad temprana
pueden ilustrar la comprensión materialista dialéctica del desarrollo que
fundamenta las posiciones de la psicología histórico cultural al explicar el
desarrollo psíquico y el desarrollo de la personalidad.
Todo aquello
que la personalidad debe asimilar en el proceso de su formación y desarrollo se
encuentra inicialmente fuera de ella, en el mundo que la rodea, en la
experiencia, en la cultura de la humanidad, en la actividad y en la
comunicación con las demás personas.
De este modo
se argumenta uno de los pilares fundamentales de la concepción del
desarrollo psíquico que sostiene la psicología histórico cultural: el
desarrollo psíquico va de lo social a lo individual, de lo interpsíquico a lo
intrapsíquico.
Las relaciones
entre las categorías personalidad, actividad y comunicación son muy estrechas
en la psicología histórico cultural y han sido objeto de no pocas polémicas.
En la
concepción histórico cultural la actividad se encuentra entre las categorías
que han recibido mayor atención y profundización, mientras que la categoría
comunicación, aunque considerada desde los inicios de esta teoría, durante
varias décadas fue relegado su estudio. En las décadas del setenta y ochenta,
en la medida en que se extendían y profundizaban las investigaciones vinculadas
con la comunicación surgió una importante discusión científica liderada por
A.A. Leontiev (1979) y B. F. Lomov (1989), en la que el primero defendía la
posición de que la comunicación no constituye una categoría independiente de la
psicología y solo puede ser analizada en el ámbito de la actividad: como uno de
sus casos particulares, como una forma de la misma o como una acción. B. F.
Lomov insistió en los argumentos que demostraban que la comunicación puede
considerarse como una categoría independiente de la psicología:
El
esclarecimiento de las relaciones entre las categorías de actividad y
comunicación contribuye a una mejor comprensión del principio de la unidad
dialéctica entre lo interno y lo externo que resulta esencial en el análisis
del proceso de formación de la personalidad.
Las
interrelaciones de la personalidad en desarrollo con su medio social se
concretizan en sus vínculos con el mundo de los objetos, a través de la
actividad (relación sujeto-objeto) y con las demás personas (relación
sujeto-sujeto) en el proceso comunicativo mediante el cual se realiza el
intercambio mutuo de actividades, representaciones, ideas, actitudes,
intereses, etc. Mientras que un resultado fundamental de la actividad es la
transformación del objeto específico (material o ideal), en el caso de la
comunicación se trata del establecimiento de relaciones con otras personas,
pero en los límites de ambos procesos tiene lugar el proceso de formación y
desarrollo de la personalidad.
Pero estos
procesos no son excluyentes ni pueden acotarse rígidamente; frecuentemente en
los marcos de la actividad se desarrolla el proceso comunicativo entre los
sujetos que participan en ella, y también durante las relaciones y el
intercambio entre las personas se llevan a cabo determinadas actividades.
En nuestra
realidad los profesores e investigadores al estudiar el desarrollo intelectual
han constatado que en parte de las muestras estudiadas se manifiestan
dificultades relativas a cierta
No hay comentarios:
Publicar un comentario